Photobucket

¨Donde quieras que vayas, no importa, donde vayas cumple siempre con tu deber…y sabe que yo siempre estaré allí, dentro de ti guiándote en cada paso del camino.
En los años por venir me experimentarán en muchas manifestaciones diferentes de mi forma.
Tú eres yo mismo, más que amado para mí.
Te protegeré como los parpados protegen a los ojos. Tú ya me tienes, así como yo te tengo a ti. Nunca te abandonaré y tú nunca podrás abandonarme.
De ahora en adelante, no desees ni anheles nada desempeña tu deber con un amor invariable, viendo a todos como a Dios.
Sé paciente a su debido tiempo, todo te será dado.
Sé Feliz, no hay necesidad de preocuparse por nada sea lo que fuere que se experimente, sea lo que fuera que suceda, sabe que este avatar así lo quiso.
No existe poder en el mundo que pueda demorar ni por un instante la misión para la cual este avatar ha venido.
Todos Ustedes son almas sagradas y tienen asignado el papel que habrán de desempeñar en el drama de La Nueva Edad de Oro que vendrá…¨.



"BHAGAVAN SRI SATHYA SAI BABA" .



lunes, 19 de enero de 2009

LAS ETAPAS DEL DESARROLLO ESPIRITUAL


El hombre pasa por tres etapas de desarrollo espiritual: primero, la etapa incierta y nebulosa; luego la etapa activa y de búsqueda y, por último, la etapa más alta. Estas son las etapas del tamas, rajas y satva (los atributos de la materia). No es natural, desde luego, que el hombre pase de la primera a la segunda etapa sin mejorar progresivamente.
Es innecesario considerar seriamente el período de la niñez a la adolescencia; no hay por qué preocuparse de éste. Con el inicio de la adolescencia, el hombre ingresa en la primera etapa incierta y nebulosa y se involucra en muchas actividades estériles. Más tarde, adquiere madurez y fuerza; esta es la etapa entre lo incierto y lo cierto. Al llegar a este punto intermedio es cuando el hombre debe anhelar la plenitud que le es posible alcanzar en la última etapa.
Esta ley también se observa en las reglas de austeridad. Inicialmente, el rito se asocia con Shakti (La Madre del Universo); la etapa subsecuente del culto se relaciona con Shiva (El Padre del Universo), indicando que el período en que el hombre está bajo la tutela de la madre ha terminado y empieza el período en que se alcanza el cuidado paternal, la protección del renovador y el guardián del Universo, Shiva. Cuando ha llegado la etapa de la tutela paternal, uno no debe manchar ni el cuerpo ni la mente, como sucedió durante el período de la tutela materna.
En la etapa intermedia (es decir, esa edad en particular), el hombre tendrá ciertas propensiones y tendencias naturales que no son deseables y que deben ser evitadas. Estas son: el orgullo, la maldad, la terquedad, la excesiva curiosidad, la lujuria, la codicia, la vergüenza, el temor, el espíritu de venganza, la repugnancia, etc. El hombre no podrá entregarse a Shiva mientras esté poseído por ellas. Estas deberán ser desarraigadas totalmente, o por lo menos, deberá existir un esfuerzo sistemático para deshacerse de ellas. Los que a esto aspiren se encontrarán nadando contra la corriente. El ir contra la corriente es el medio de alcanzar la fuente; dejarse llevar por la corriente significa alejarse más y más de ella y perder de vista la meta.
Desde luego, nadar río arriba es un poco difícil, pero cada brazada les lleva más cerca de la meta, y no más lejos de ella. Para sobreponerse al agotamiento, uno deberá navegar en la balsa llamada meditación. Gracias a ella, la debilidad del físico puede superarse, el divagar acelerado de la mente puede ser controlado, y facilitado el progreso hacia el asiento de la gracia; uno podrá lograr la forma primordial. Si por el contrario, a uno le importa más la comodidad del viaje y se deja llevar por la corriente, se encontrará alejándose de la gracia, dándole la espalda; la forma primitiva gradualmente se distanciará y desaparecerá. Quienes así proceden se pierden en una congoja que siempre va en aumento. ¿Y en aras de qué?
Las tendencias equivocadas enumeradas anteriormente son la causa de tal tragedia. Si tan sólo hubiesen sido superadas, ciertamente se hubiese alcanzado la fuente. Sin ese intento, toda actividad terminará en el fracaso. Más aún, el mundo ama solamente a los hombres buenos, dotados de buenas cualidades; mantiene a los hombres malos a distancia. El encanto exterior atrae a la bestia; el encanto interior, producto del carácter, le es grato al Señor. Que no les tienten los bajos apetitos del mundo y el aprecio fácil que la gente otorga. Busquen con ahínco la Gracia Divina y el Amor del Señor. La estimación que los hombres dispensan liberalmente es inconstante, puesto que depende de sus simpatías y antipatías. Pero el Amor que el Señor les otorga depende solamente de las virtudes de ustedes. Ese Amor también puede darles la felicidad permanente. Aquéllos prendados de las cosas exteriores caerán periódicamente en la desilusión y en el dolor. La belleza reside en el carácter y no en otra cosa. No hay nada más encantador que eso.
Los buenos jamás deberían ni siquiera mencionar la maldad de los demás, pues eso les contaminará. Los relatos de Dhruva (niño devoto de Vishnú) y Prahlada (otro niño devoto), si son escuchados con atención, elevan y muestran el camino; los de Savitri y Anasuya (ambas mujeres devotas y virtuosas), eliminan las raíces de la maldad y fortalecen el carácter, ¿cómo sucede esto?, ¿cuál es la explicación? Todos ellos son santos, su trayectoria es inmaculada y por lo tanto, el hablar de ellos y sus vidas vale la pena y es benéfico. He ahí la explicación. Aquéllos que critican a los "hombres buenos" justifican sus habladurías diciendo que lo que pretenden es perfeccionarlos todavía más y hacerlos mejores. ¡No! Lo que en realidad logran provocar es incitar a los hombres buenos a la maldad, y al hacerlo, atraen tal maldad sobre sí mismos, convirtiéndose en hombres malos.
Jamás piensen en la maldad de los demás. Si pueden lograrlo, siempre traten de conducirlos al buen camino y darles buenos consejos. Uno deberá cultivar la paz mental, la caridad y el anhelo de fomentar todo lo que a esto conduzca. Tales actitudes sólo pueden advenir gracias a la repetición del Nombre y la meditación. La riqueza que se deriva de ambas acciones son las buenas cualidades (sadguna). Limpian lo externo, también purifican y ennoblecen las tendencias internas.
Las olas se originan en la superficie del mar, son producidas por el viento; así que se puede decir que el viento posee tal poder. En comparación, la mente del hombre inteligente se halla repleta de pensamientos y opiniones; con las condiciones propicias, aquéllos brotan y florecen copiosamente.
Asimismo, el Señor se manifiesta en la imagen o retrato que ustedes veneran. Pero, ¿es esto debido a una particular excelencia del retrato o de la imagen? No. El retrato, la fotografía, tales son y no pasan de ser una imagen, un retrato y una fotografía. El hecho es que, debido a la intensidad de la devoción de quien lo adora, el Señor no puede desistir en manifestarse para él; por esa razón El asume la forma, la forma que bendice la piedra, madera o papel que el piadoso devoto contempla y adora, y en la que medita. Para Prahlada se hizo visible en una columna, ¡para Vamana se materializó en una. piedra! ¡Para Markandeya, emergió en un lingam (símbolo del Dios sin forma)! Con el objeto de premiar el anhelo del devoto, Hari, el ser fundamental inmanente al Universo, llegará en cualquier forma, en cualquier cosa, en cualquier lugar.
Pero tienen que rezar al Señor con una concentración inconmovible. Este tipo de fijación de la mente en un solo punto proviene únicamente del satvaguna (el atributo de pura, firme y desinteresada luz), el cual también es producto de la meditación. Por lo tanto, deben cultivar las buenas cualidades, y para que ellas puedan desarrollarse deberán anhelar la compañía de los buenos. Aquellos verdaderos compañeros de quienes obtendrán el bien máximo son los que hablan y discurren sobre el Señor, sobre la verdad, sobre el servicio a los demás y sobre el amor que considera a todos como iguales. La asociación con tales personas significa relacionarse en verdad con los hombres sabios, puesto que ellos son los verdaderos sabios.
A los que jamás hablan del Señor o aquéllos que ni siquiera son conscientes de El; a quienes se encuentran ocupados en multiplicar y fortalecer las cadenas de la rueda de nacimientos y muertes; a quienes predican y practican la falsedad, la injusticia y la opresión; a quienes les aconsejan que se aparten del camino de la Rectitud; a todos ellos, trátenlos no como amigos, sino como gente que debe ser evitada en todo lugar. La suya es la compañía de los hombres malvados. Asociarse con ellos conduce a proceder mal, en contra de la voluntad de ustedes, a emitir palabras que no deberían ser pronunciadas, a llevar a cabo acciones que no deberían emprenderse y, consecuentemente, a tomar el camino que lleva a la ruina.
Los hombres que no temen ni al pecado ni a Dios son capaces de involucrarse en cualquier maldad; esto no debe sorprendernos. Por lo tanto, busquen la compañía de aquéllos poseídos de esos dos temores. La compañía de las personas que no tienen ni un ápice de éstos son malvados, a los que deberán evitar como la peste. El aspirante espiritual siempre deberá anhelar la compañía de los hombres buenos. En tal compañía no se da la posibilidad del crecimiento de la codicia. Sea o no fácilmente asequible, busquen y reúnanse solamente con los buenos. Busquen y realicen la satisfacción y el contento permanentes. No se distraigan persiguiendo la satisfacción temporal.
Al verdadero aspirante espiritual no le reporta ningún beneficio el asociarse con hombres que malgastan su tiempo en los asuntos mundanos. Si ustedes no se hacen de amigos del tipo que he mencionado, serán entonces solitarios viviendo sin compañía. No perderán nada con ello. Jamás piensen en asociarse con los malvados. No se dejen enredar en sus tretas; si es posible, cuando tengan la oportunidad, aconséjenles acerca del bien, pero no den cabida a sus palabras. De hecho, ni siquiera deben albergar el deseo de encontrarse en el sitio donde ellos se hallen presentes. Si ustedes cultivan estas características, entonces tanto la repetición del Nombre como la meditación se harán fáciles y les rendirán rápidamente resultados.
Las almas realizadas son como los faros que señalan el camino a las naves atrapadas en la impenetrable oscuridad en medio del océano. Los faros espirituales muestran el camino a aquéllos que se debaten ciegamente en la espesa noche de la ignorancia.
Todos hemos nacido del seno del único Señor. De la misma manera que múltiples variedades de peces, cangrejos y especies marinas circulan dentro de una gran pecera, multitudes de seres humanos circulan en el mar llamado el Señor. Esto es en verdad un espectáculo asombroso. Algunos no están desarrollados, algunos son subdesarrollados; nadan de aquí para allá, codiciosos y egoístas. Entre esa multitud de seres ignorantes existen algunas cuantas almas altamente desarrolladas, los seguidores del sendero del Conocimiento y los yoguis (hombres centrados en Dios). Puesto que éstos se encuentran mezclados con la masa ignorante, se hace difícil distinguir a los sabios de los demás. Es imprescindible un microscopio para identificar los glóbulos rojos en la sangre; de manera similar, necesitamos un microscopio especial para averiguar quiénes son los seguidores del sendero del Conocimiento; ese microscopio no es otra cosa que la meditación.
En verdad, la Creación y las maravillas que encierra son motivo de asombro. Pero bajo las actuales circunstancias, son muy pocos los que buscan la luz y son guiados por ella. Así que, en vez de seguir a esta persona o a aquella otra, aventurándose en caminos dudosos, extraviándose, es mejor poner nuestra fe entera en el Señor mismo y depender de El como si fuese la única madre, padre, gurú y guía. Así, jamás se alejarán del verdadero camino; El jamás los dirigirá por el camino equivocado. Para poseer esa firmeza de fe y esa experiencia, uno debe adoptar la meditación. He aquí el único y solo medio. Basta con que se medite sobre el Nombre y la Forma del Señor con Amor y con Fe; como he dicho, pueden elegir el Nombre y la Forma que más les agrade.
En aras de esta disciplina espiritual ustedes deben cultivar la cualidad de estar siempre llenos de alegría, con la sonrisa en los labios. Esto les conferirá distinción. Además, le caerán mejor a la gente y el Señor también se regocijará viéndolos. Por lo tanto, observen a la meditación con inocencia, pureza y humildad.
De esa manera no fracasarán en alcanzar cualquier cosa por la que luchen. No dejen que ninguna situación les altere el ánimo, no pierdan el valor ante ninguna contingencia. Respeten a toda persona, sea cual sea su jerarquía. Así, la cualidad del Amor Universal se desarrollará en ustedes y la meditación progresará sin perturbaciones.
La meditación (dhyana) es el único remedio que permite la curación de enfermedades sin recurrir a medicamentos químicos. Incluso la capacidad de discernir y analizar aumentará, y por ese medio, cualquier enfermedad, sin importar su gravedad, podrá ser sanada.
Toda palabra pronunciada por el hombre posee dos tipos de significados: el obvio y el innato, el natural y el cualitativo. Las Upanishads toman el segundo; elaboran, clarifican y dan a conocer a Dios. Una cosa importante que hay que recordar es que es posible y deseable emplear el poder entero de las palabras, mediante la dulzura y la suavidad. Si uno ansía ver a Dios en cada objeto, la dulzura de la palabra aportará una ayuda inmensa. Señor, Maestro, en estas palabras yace el secreto de mucho cariño y aprecio. Utilizando tales palabras, ¡cuán felices podemos hacer a los otros y cuán ligeras se harán las mentes de ustedes, gracias a la práctica de la suavidad en la expresión! Cuando la meditación se lleva a cabo en esa atmósfera de felicidad, ¡cuán rápidamente es posible alcanzar la concentración!
Si por el contrario, al hablar ustedes emplean palabras que culpan y desprecian a los otros, se convierten a su vez en el blanco de acusaciones y éstas perturban su mente; entonces el propósito de la meditación no se realiza, puesto que la atmósfera se hace impura. Por lo tanto, si verdaderamente desean ser felices a través de la meditación deberán, como paso preliminar, entregarse ya sea a la conversación gozosa o a los pensamientos y recuerdos felices. La conversación suave y dulce ayuda enormemente a la meditación. El hombre deberá cultivar un carácter de este tipo, pues el carácter sobreviene al cuerpo. Las virtudes constituyen la fuerza y la gloria del hombre. El carácter es poder. Por lo tanto, témplenlo y utilícenlo para alcanzar la Visualización del Señor. Manténganse firmes en ese propósito. Deberán tener contento, sea cual fuere la ganancia, pérdida o estado en que se encuentren. Esto es esencial; el contento otorga felicidad y la incrementa. Para la mente contenta, la vida es un festival interminable. La mente preocupada por el deseo no encontrará la paz; cuando el deseo le acosa, se hace imposible la concentración. El deseo es el infierno del cuerpo, lo reduce a cenizas. El contento es el remedio eficaz para eliminarlo. Así como un baño en las frescas aguas de un manantial refresca al viajero exhausto y abrumado por el calor quemante del sol, el hombre que sufre a causa del abrasador fuego de la codicia será refrescado por las diáfanas aguas del contento.
Uno deberá tener el solo deseo de alcanzar la senda de la realización. Uno no debe dedicar su vida a satisfacer los bajos deseos mundanales. Dedíquenle todo al Señor; he ahí el genuino contento. Tal es el resultado de la adquisición de la Paz Mental, de la Felicidad y el Discernimiento, y también entonces se hace posible la Visualización del Señor.
La recordación del Nombre y la meditación son los únicos medios para adquirirlos. Unicamente ellos pueden otorgarles tal poder. No lo encontrarán en ninguna otra parte. Y sobre todo, si ustedes poseen felicidad, los otros dos se añadirán por sí mismos. Nada le ofrece más al hombre que el contento. Es un tesoro que en riqueza supera a los tres mundos. La persona contenta es capaz de experimentar la indescriptible Gloria Divina. Es más feliz que el poseedor del Kalpataru (el árbol que satisface todos los deseos). Puede sumergirse dentro de sí misma y descubrir en sí la Bienaventuranza. No busquen los goces físicos descartando el goce más permanente de la calma interior y el contento.
No tengan apego por este cuerpo perecedero; utilicen su cuerpo como un instrumento, considérense a sí mismos como algo aparte de este cuerpo corruptible, que ha sido creado de la conjunción de los cinco elementos. Conózcanse a ustedes mismos como el Alma indestructible. Así como la casa que habitan está separada de ustedes, asimismo el cuerpo que los envuelve durante breve tiempo es algo separado. El cuerpo es la causa básica de todo este dolor, de todas estas calamidades, de toda esta esclavitud. Compréndanlo bien: hagan que el cuerpo obedezca su voluntad; nunca se dobleguen ante él, ni sigan sus caprichos. Estén preparados para arrojarlo lejos de ustedes, resuelvan manejarlo y mantenerlo bajo estricto control. Tienen que tratar cuidadosamente al cuerpo, deben educarlo con suma atención.
Aunque todo lo que he mencionado anteriormente se relaciona con el Alma, ciertas actividades deben ser emprendidas por todo el mundo. ¿Cómo usar el cuerpo como un instrumento, por ejemplo, como una balsa, para cruzar el río de la vida? Mientras se practica tal disciplina, así como después, ustedes deberán sentirse gozosos y no deprimidos. Esto nunca debe olvidarse. Nunca se cansen o intimiden. Si a pesar de ello, el aspirante espiritual se fatiga, entonces al finalizar la meditación del día pueden comer algunas nueces molidas o almendras bien remojadas en agua. Este alimento refrescará el cuerpo y le infundirá fortaleza.
Así que todo hombre debe desarrollar la virtud del contento a través de la práctica espiritual de la meditación. El contento es una cualidad sátvica (equilibrada), no los convertirá en perezosos, no, ¡en absoluto! Más bien permitirá a la mente viajar hacia el Señor; otorgará la paz. También impedirá las actividades no esenciales cuyo propósito es la ganancia egoísta. El hombre contento será enteramente sátvico (puro); llevará una vida interior en comunión con el Alma. Tal hombre puede realizar cualquier trabajo sin descanso y sin quejarse, las ondas mentales que en él oscilan en muchas direcciones alcanzan una sola meta. Los sabios, discípulos y yoguis del pasado alcanzaron la meta de la vida gracias a la paz que les advino mediante el contento. Este otorga a todos los aspirantes espirituales el entusiasmo y el vigor necesarios para emprender el sendero que conduce a la autorrealización. Al estar contento, el aspirante espiritual tiene la capacidad para ignorar los peligros y las dificultades de ese camino; mira como veneno todas las cosas impermanentes de esta vida, las rechaza como basura. Mediante el contento se desarrollan el discernimiento, la renunciación, el espíritu inquisitivo. El relato de Meera es un ejemplo de esto. Comprendan bien las historias de Radha (consorte de Krishna), Jayadeva (gran poeta) y Gauranga (devoto de Krishna). Les enseñarán la Verdad.
SAI BABA




1 comentario:

jairo a manrique m dijo...

creo que siento culpa, porque conociendo el camino de la verdad me dejo tentar por la realidad efimera; vean en todo a dios, sirvendole a los demas servimos a dios. llenemos de amor la tierra como nos enseño Say Baba.


ARCHIVOS DE "RADIO UNIDAD SAI"

DEL PROGRAMA:

¨LA ENCARNACIÓN DIVINA¨