Cuando el hombre se suelta de sus amarras, el odio se expande por todas partes. En edades pasadas, las de Krita, Treta y Dwapara, las emanaciones del odio empañaron de vez en cuando las relaciones humanas, pero en ninguna época fueron tan insidiosas y penetrantes como ahora. Actualmente, la maldad ha contaminado las relaciones dentro de la familia, el pueblo, la comunidad, la escuela, el Estado, la Nación y las organizaciones internacionales. ¡No está ausente de ningún campo de la actividad humana! Cuando los miembros de una misma familia se embanderan en diferentes facciones, ¿cómo podría la Nación estar libre de ellos? ¿Cómo podrían ser manejados los asuntos nacionales con un espíritu de tolerancia y cooperación mutua? Es un error pasar los días en la prisión de las dualidades, de los altibajos de la pena y la alegría, del dolor y el placer, del éxito y el fracaso. Vayan más allá del horizonte del cuerpo, la mente y el intelecto y háganse Uno con la Vastedad. El Absoluto Universal significa lo Vasto, la expansión sin horizontes.
La Paz es lo que todos buscan, pero jamás podrá ser obtenida desde el mundo exterior. Alejandro no tenía Paz, Muhammad de Ghazni no tenía Paz. Los millonarios viven acosados por el temor y la ansiedad. La acumulación de riquezas y de poder no puede proporcionar Paz. La Paz solo puede provenir de la fuente de la Paz interior. Una anciana dejó caer la aguja con la que remendaba su sari. Tenía muy mala vista, de modo que no la pudo encontrar sobre la alfombra en que se sentaba.
Salió a la calle y empezó a buscarla en la mancha de luz que proyectaba un farol. Unos niños que volvían de la escuela vieron que tenía un problema y se ofrecieron a ayudarla, preguntándole qué buscaba. Ella les contestó: "Se me cayó una aguja en la estera de mi cabaña, pero está muy oscuro allí dentro y, como estoy medio ciega, la estoy buscando aquí, donde hay más luz y puedo ver mejor". Los muchachos se rieron de ella y le dijeron: " ¡Pero abuela! ¿Cómo cree que va a recuperar su aguja aquí afuera? ¡Debe buscarla donde la perdió!"
Ustedes han perdido la Paz, la Visión y la Sabiduría en la región del ser, ¿cómo creen que podrán recuperarlas, si las buscan en el mundo externo, que sólo pueden contactar por medio de los sentidos? Búsquenlas donde las perdieron: ¡en sus corazones! Allí las recuperarán, porque sólo son atributos de lo Divino, que está instalado allí. Dios es la Verdad interna de todo; El se encuentra latente en esta numerosa reunión y se hace patente en este Universo que es Su vestimenta.
Les oigo hablar fluidamente sobre esto, pero sus acciones no se ven moldeadas por esta inspiración. El alimento que se sirve en un plato debe llegar al estómago; sus calorías deben llegar hasta cada miembro y órgano del cuerpo. Del mismo modo, el sentido de lo Divino debe infundirse a cada palabra, cada acción y cada pensamiento.
Sirvan a los demás con reverencia, éste es el mejor y más fácil método para reconocer el contenido Divino que hay en cada uno. Puesto que ustedes son Sus Formas, Sus Chispas, Sus Criaturas, deben llegar a sentir este parentesco con cada comunidad, deben rogar por el bienestar y la prosperidad de todo el género humano, sean cuales fueren las fronteras políticas que hayan establecido separaciones. Hasta hace muy poco, Pakistán no existía. No es más que una creación de la estrategia política y de las debilidades o flaquezas humanas. No consideren las fronteras más que como una disposición artificial y no dejen que ellas limiten su Amor. Rueguen porque prevalezcan la tolerancia y la comprensión y porque el Amor y la cooperación influyan cada vez más en el comportamiento de la humanidad, sin que importen las denominaciones que se han otorgado: rusos, chinos, paquistaníes, hindúes o americanos. Cada país no es más que una habitación en la mansión de Dios. Las mentes estrechas eligen los caminos angostos; expandan su visión mental y emprendan el ancho camino de la ayuda mutua, la compasión y el Servicio.
No deben existir indicios de desagrado ni de desconfianza respecto de nacionalidad, idioma, casta, posición económica, nivel de conocimientos, edad o sexo. Reverencien siempre al Ser y extraigan de allí la Bienaventuranza Suprema, a través del Amor.
¿Por qué habría que adjudicarles valores falsos a estos símbolos externos? ¿Por qué desarrollar prejuicios por el hecho de que un hombre haya nacido al otro lado de una frontera política o llama a Dios en otro idioma? Dios es el origen de todos los idiomas. Las fronteras cambian y siempre están sujetas a revisión, a nuevas delimitaciones y a alteraciones. Hace veinte años, si un ciudadano de Bombay le hubiese preguntado a un agricultor de Puttaparti a qué región pertenecía, éste le hubiera contestado "Soy del Estado de Madrás". Desde entonces, sin embargo, el Estado de Madrás se ha dividido en el Estado de Andhra y el de Tamil Nadu. Y junto con ello, los andhras y los tamiles han comenzado a desarrollar actitudes antagónicas e ideales estrechos.
Estas son diferencias creadas por el hombre y no deben interferir con las actividades que tienden hacia Dios. Dios creó el Universo como un hogar único, para una familia única. Cada Estado no es sino un departamento de esa mansión. Los miembros de esta Organización deben extender su Amor y su respeto a cualquier persona perteneciente a cualquier Estado, cualquier religión, cualquier casta o comunidad y que hable cualquier lengua.
Siempre que alguien esté afligido por alguna calamidad, en cualquier momento y en cualquier condición, el corazón de ustedes debe reaccionar de inmediato y demostrar su compasión de alguna manera práctica. Nadie debe ser condenado como ser inferior... ¡hasta el más pequeño palillo puede servir como escarbadientes! Dios no ha creado a ningún hombre absolutamente malo o plenamente bueno; son las propias preferencias y aversiones de ustedes las que los inducen a catalogarlos de una u otra manera.
Para servir a su país, ustedes deben equiparse con cuerpos fuertes, sagrados ideales e intenciones altruistas. La mejor ofrenda que le pueden hacer, ya sea al país o a lo Divino en ustedes, es una vida disciplinada.
La prosperidad de una nación no cae del cielo, ni surge por sí misma del suelo. Depende de la conducta del pueblo que la constituye. Debemos darnos cuenta de que el país no es un pedazo de tierra sin vida en torno de nosotros. El país está conformado por un conglomerado de gente y es lo que ella hace de él. Para rectificar al mundo y orientarlo por la senda adecuada, debemos comenzar por rectificarnos nosotros mismos y nuestra conducta.
Una nación que no refrena su sensualidad, jamás podrá progresar ni sobrevivir.
En la actualidad, cuando vemos que en todo el país reinan la confusión, el temor y la ansiedad, se hace necesario que cada uno, en cada hogar, contribuya con su porción de Amor calmo y sereno, para llegar a suprimir la ira y la furia. No hay autoridad gubernamental que pueda suprimirlas tan efectivamente y con tanta rapidez como lo pueden hacer ustedes, mediante el Amor y la fraternidad.
Sólo el poder del Ser inherente en cada uno de ustedes puede salvar al mundo. Ello debe ser logrado mediante la disciplina espiritual individual y la Gracia de Dios, que puede ser ganada únicamente a través del Amor, la Pureza y el Servicio. Si ellas están ausentes, tendremos la certeza de la devastación como algo inevitable.
¡El Amor es, hoy en día, un artículo escasísimo! No hay Amor en el hogar, entre padre e hijo, entre marido y mujer, ni tampoco entre hermanos. ¿Escaseará también el Amor entre un miembro y otro de nuestras Unidades? ¡No! Por medio de vuestra conducta y actitud deben probar que el Amor, basado en la realización del Ser Unico en todos, puede curar los problemas del mundo.
La vida se ha transformado en algo muy artificial. Los hombres se mueven llevados por un temor ciego, sin saber qué será de ellos en el momento siguiente. Prepárense para ser las lámparas que los guíen por el camino correcto.
Para ello, tomen ahora la resolución de convertir sus corazones en tabernáculos del Amor y de cultivarlo. Háganlo universal y libre de deseos egoístas. Conviértanse en Encarnaciones del Amor.
Aprendan a decir lo que sienten y hagan lo que dicen; no permitan la interferencia de propósitos torcidos. Hoy en día, hay hombres con sentimientos de demonios, ardientes de odio y belicosidad, ¡que dan conferencias sobre la paz! y que, además, ¡se vanaglorian de sus planes por la paz! Cuando el corazón se ha transformado en un tabernáculo de la Paz, se harán innecesarias las conferencias, que sirven para engañarse a uno mismo y engañar a los demás. ¿Qué es lo que puede lograr el mero hablar?
Mantengan pensamientos constructivos, palabras de consuelo, actos de compasión. Estén alertas para descubrir ojos llenos de lágrimas o corazones que suspiran. Yo soy el Testigo de todo lo que han hecho y logrado.
All India Conference,
20/11/1970
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