ENTREVISTA
La Prof. Jayalakshmi Gopinath, Rectora y Jefa del Departamento de Inglés, Instituto Sri Sathya Sai de Altos Estudios, Campus de Anantapur, quien llegó a Bhagavan a fines de la década de 1940, narra sus experiencias de la Divinidad de Bhagavan en una entrevista para Radio Sai Global Harmony conducida por el Dr. Rajeswari Patel, Lector, Campus de Anantapur del Instituto.
SAI RAM. Prof. Jayalakshmi Gopinath. Bienvenida a Radio Sai Global Harmony. Usted es la Rectora y Jefa del Departamento de Inglés del Campus de Anantapur del instituto Sri Sathya Sai de Altos Estudios. Pero más importante aún, usted es una de las más antiguas devotas de Bhagavan. ¿Podría traernos recuerdos y contarle a la audiencia un poco sobre su temprana vida? ¿Cuántos años tenía cuando se acercó a Bhagavan y qué edad tenía Bhagavan?
Gracias, Rajewari. Estaba entrando en la adolescencia cuando llegué a los Pies de Loto de Bhagavan. Era, supongo, alrededor de 1947 y Bhagavan tenía unos 21 años de edad.
Su encuentro con Dios, ¿lo sintió previamente o sucedió inesperadamente? ¿Qué la llevó a Bhagavan?
Bueno, no puedo llamarlo pura casualidad; debe haber sido por designio Divino. Antes de jubilarse, mi padre se radicó en Bengaluru. En ese entonces yo aún estaba estudiando y viviendo con mis padres. Mi padre solía caminar a diario. Un día, conoció a una persona quien le comentó sobre Bhagavan Baba, y que El residía en la casa de la Sra. Sakamma, la magnate de café. Mi padre inmediatamente sintió interés y le pidió la dirección donde se encontraba Baba porque quería ir a verlo. Entonces mi padre, mi madre y yo fuimos a la casa de la Sra. Sakamma para recibir el Darshan de Bhagavan por primera vez.
Usted debe haber visitado Prasanthi Nilayam durante los cincuenta y sesenta varias veces. ¿Cómo era Puttaparthi en aquellos días?
Bueno, nosotros vinimos durante los tiempos del Antiguo Mandir. El Antiguo Mandir era un edificio muy pequeño construido con ásperas piedras, y la residencia misma de Bhagavan no era muy envidiable. Era todo parque, en todos los alrededores. En el Viejo Mandir no había nada que sea una rutina establecida. Cada día era novedoso e impredecible. En esos tiempos no teníamos ningún Suprabhatam. Éramos solo unos cuantos devotos, un grupo muy pequeño.
Acostumbrábamos levantarnos alrededor de las 5.00 am y Baba solía salir de Su habitación. No había nada tipo Darshan. El solía moverse entre nosotros continuamente durante el día. Solíamos simplemente pararnos y observarlo embelesados. Luego El habitualmente jugaba con nosotros, y durante la sesión de Bhajan El cantaba con nosotros. En muchas ocasiones Bhagavan cantó conmigo. El altar se encontraba sobre una plataforma, y cualquier devoto podía subirse, limpiarlo y mantenerlo prolijo. En el Viejo Mandir era solo contacto personal entre Dios y Sus devotos. Era un estado de encanto absoluto.Cierta vez mi madre tuvo que ir a Delhi porque mi segunda hermana estaba a punto de dar a luz. Mi padre y yo permanecimos en casa. Mi padre, quien era totalmente devoto de Bhagavan, dijo “vayamos a Puttaparthi”. La idea me encantó y partimos inmediatamente. Cuando arribamos a Puttaparthi, Baba estaba parado en el pórtico como era costumbre. Nos condujo hacia adentro y allí, frente al altar, Baba simplemente se detuvo. Entonces, obviamente, mi padre y yo también nos detuvimos.
Baba me miró y me dijo:
“canta”.
Ahora, yo naturalmente me pongo nerviosa al cantar en público, pero Baba me dio coraje y repitió:
“canta”.
Sabía que a Él le gustaban ciertas canciones que yo podía cantar, entonces comencé con una canción. Mientras cantaba, algo sucedió y ¡me sorprendí! Había otras varias personas y ellos también estaban maravillados. Las guirnaldas alrededor de las fotos de Shirdi Sai Baba y Sathya Sai Baba, fotos de tamaño real con largas guirnaldas que cubrían todo el largo de las fotos, comenzaron a oscilar. Primero la guirnalda de Shirdi Sai Baba comenzó oscilar lentamente al ritmo de la música, luego comenzó a oscilar más y más rápido, y entonces por la fuerza, de hecho, la guirnalda se rompió y todas las flores cayeron. Mientras cantaba se me erizó el pelo.
Baba me miró muy significativamente. Luego Dijo:
“Canta otra canción”.
Canté una canción de Mira Bai. Entonces la guirnalda alrededor de la foto de Sathya Sai Baba comenzó a oscilar y oscilar. La oscilación comenzó a ganar fuerza hasta que esta guirnalda también se cortó y todas las flores cayeron. Baba me miró nuevamente muy significativamente. Yo quería detenerme, pero Baba me pidió que cantara otra vez, y canté una tercera canción. Esta vez la guirnalda alrededor de la estatua plateada de Shirdi Baba, lentamente se deslizó.
¿Esta vez la guirnalda no se cortó?
No, esta vez simplemente rodó hacia el piso. Yo intuitivamente sabia que Baba estaba muy feliz y, en lo que a mí me concernía, yo estaba en el cielo de los deleites.
Vi a Su bisabuelo, Sri Kondama Raju, quien solía venir ocasionalmente al Viejo Mandir ya que el Nuevo Mandir no estaba construido aún. El tenía unos ciento cinco años de edad en aquel entonces. Era muy alto y delgado. Tenía una personalidad fuerte aún a esa edad avanzada. Acostumbraba venir sosteniéndose de un palo, y alguien lo asistía y ponía una silla para él cerca del recinto exterior donde estaba el altar. Solía sentarse allí esperando por su Divino nieto. Swami solía venir rápido desde Su habitación, apurándose para verlo. El bisabuelo solía levantarse, acercarse a Baba, juntar Sus manos y literalmente abrazarlo con dicha. Era una escena maravillosa. Había ciertamente un vínculo divino entre ellos.En aquellos días solíamos tener una procesión con Swami sobre una litera adornada con flores durante las celebraciones de Dasara y del cumpleaños de Swami. Cierta vez, cuando la procesión de la litera había vuelto al Viejo Mandir, y la litera ya se había puesto en el suelo, Baba se bajó de ella y sacudió Su túnica. Yo fui testigo de eso. De Su túnica, Vibhuti, Vibhuti y más Vibhuti caía. Caía en copos y se esparcía a cierta distancia a Su alrededor por lo que los devotos comenzaron a juntarlo. Sobre Su frente pude ver gruesas capas de Vibhuti formándose. Se acumulaba sobre Su frente y caía en sólidos copos. A veces, El solía arrancar los pétalos de las flores que Le ofrecían los devotos y los arrojaba a la multitud. Mientras estaban en el aire, los pétalos se transformaban en medallas. Todos estaban muy entusiasmados. Mi madre pudo agarrar una de esas medallas, que resultó ser muy significante.
Muchos devotos sentían que el Viejo Mandir era una estructura de piedra sin tratar e inadecuada. La habitación de Baba era tan pequeña que no había conexión entre Su sala de estar y el baño. Baba no tenía privacidad en absoluto. Aún cuando Iba al baño, los devotos permanecían parados mirándolo. Por lo tanto, quisieron construir un gran y espacioso Mandir para Bhagavan. Así fue como comenzó el proyecto de construcción del Nuevo Mandir.
El proyecto fue recibido con gran entusiasmo. Pero algunas personas tenían reservas al respecto. Decían que ese Mandir no se elevaría del suelo más de un pie de alto. Tenían tal arrogancia. Entonces Swami hizo una memorable declaración. Estaba ahí parado y de pronto Se puso muy solemne. A veces, Baba se ve como un amigo con quien se puede jugar, y en un momento ¡El puede adoptar una presencia de majestuosa altura y volverse absoluta Divinidad personificada!
Había una mirada distante en Sus ojos, luego dijo:
“Deja que la gente hable lo que quiera, ellos no saben. Solo debo juntar Mis manos y todo este Mandir será construido. Todo está en estas manos”.
Esa declaración la hizo en una voz tan alta que todos nosotros oímos lo que dijo. Fue tan poderoso que hizo que se nos erizara el pelo. Solo imagínese: El no nos necesita para nada. Pensamos que estamos haciendo su trabajo. De hecho, El nos hace hacerlo para que nosotros nos sintamos realizados.
Y así como El dijo esto, luego continuó repitiendo:
“Tengo todo. Todo está en Mis manos”.
Parecía estar tan desapegado de todas las persona paradas allí, y lentamente se retiró y fue a Su habitación. Esto causó una tremenda impresión en mí.
Una vez usted compartió con los estudiantes una trascendental declaración hecha por Bhagavan en una entrevista con Howard Murphet, durante la cual usted tuvo el rol de intérprete. ¿Recuerda eso?
Aquel fue un incidente en el que la pequeña sala de entrevista perdió su contorno, y se volvió algo tan vasto como el espacio mismo por alguna de las cosas que Swami pronunció. Howard Murphet preguntó lo siguiente: “Swami, Tú has encarnado como Shirdi Baba, y ahora Tú eres la reencarnación de esa deidad ocho años más tarde. Swami, ¿dónde estuviste durante ese corto lapso de ocho años”?
Swami respondió:
“He permeado todo el universo hasta el último átomo. No hay cosa tal como un único lugar para Mí; Soy todo el universo”.
Esto Él lo pronunció con tal solemnidad que yo me anonadé en traducir Su respuesta. Esta es una de las cosas más importantes que yo experimenté.
Señora, en algún momento El le reveló que fuera una encarnación de Shirdi Sai Baba?
No personalmente a mí. Pero en algún momento en 1954 en el Nuevo Mandir, Baba hizo esta profunda declaración ante un gran número de devotos. El no tenía en hábito dar discursos públicos. Usualmente El llamaba a un pequeño círculo de devotos para hablar y darles unas preciosas joyas de verdad espiritual.
Había una anciana mujer Brahmin quien creía mucho en Baba. Se podía ver el amor transparente que ella tenía por Baba. Ella era una Brahmin muy ortodoxa. Su nombre era Janakamma. Solía seguir muy estrictamente Ekadasi Vrata y no bebía ni una gota de agua durante el día. Una vez mientras cumplía con Ekadasi Vrata, Baba le preguntó:
“En el día de Ekadasi, ¿qué haces por la tarde?".
Ella respondió que en el día de Ekadasi solía ir al templo y escuchar los Puranas. Baba le dijo:
“Entonces, en el día de Ekadasi tu escuchas los Puranas. Voy a darte un Purana hoy”.
Usted me preguntó cuando oí que El declarase que El había sido Shirdi Baba. Bien ese día El estaba hablando a una gran multitud; se trajo una mesa, se colocó un micrófono frente a Él y El dijo convincentemente, golpeando en la mesa:
“Yo soy los Vedas. Yo soy las escrituras. ¡Yo soy Dios! Tomen esta oportunidad que se les ofrece. Entiendan lo que se ha dicho aquí; no se quejen ni critiquen; no pierdan esta oportunidad de redimirse”.
Dijo esto en un tono tan autoritario que resonó en todo el Mandir y causó una gran impresión en todos. Por supuesto, sabemos que El es Dios, pero Baba no lo había declarado públicamente. Esta vez, El golpeó la mesa y dijo:
“¡Yo soy Dios!”
No puedo olvidarlo.
Fue la primera vez que lo oí de Bhagavan. Lo dijo públicamente frente a una gran congregación, y esto mientras golpeaba la mesa. ¿Quién puede decir estas cosas? Si usted y yo nos aparecemos en público y dijéramos “Yo soy las escrituras, yo soy los Vedas”, seriamos apedreados. Ese día quedamos todos atontados, anonadados. Todo lo que podíamos hacer era Mirarlo, estupefactos por la refulgente Divinidad que estaba allí frente a nosotros.
Las historias de Bhagavan son interminables e infinitas en sus dimensiones. Uno apenas puede agotar su variedad. Debemos detenernos aquí por ahora pero antes, una última pregunta. ¿Cuál es su mensaje para aquellos que recién llegan al aspecto Sai?
Tengan fe; tengan fe inquebrantable. Detengan los caprichos de la mente. La mente humana es muy limitada. Detengan la mente de razonamiento innecesario. Tengan fe y acepten que Sai Baba es Dios. Entonces podrán ver día a día la dicha que gozan y cómo evoluciona su carácter. Nada malo los afectará. Pueden fácilmente cruzar a la orilla de la Dicha Divina.
Muchas gracias por compartir sus enriquecedoras experiencias sobre la Divinidad de Bhagavan con la audiencia de Radio Sai Global Harmony. Fue un privilegio tenerla aquí con nosotros hoy. Sai Ram.
Gracias, Rajeswari. Sai Ram.
Cortesía: Radio Sai Global Harmony
1 comentario:
Que gran bendición la de esta devota. Bendito nuestro Amado Sai por siempre!!!♥
Om Sri Sai Ram!!!
Mary Carmen
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