“En cada Yuga, lo divino ha encarnado como un Avatar para una tarea en particular. Esta encarnación es diferente ya que debe lidiar con una crisis que abarca y afecta al mundo entero.”
Bhagavan Sri Sathya Sai Baba
Esta es la declaración que resume la Divina Misión del Avatar del Kali Yuga Bhagavan Sri Sathya Sai Baba. Este mundo no se había recuperado de la primera guerra mundial, cuando Él encarnó. El 20 de Octubre de 1940, cuando la segunda guerra mundial envolvía al mundo, este adolescente de 14 años, arrojó su mochila escolar declarando que había descendido para encarrilar a la humanidad nuevamente por el sendero sagrado.
La Misión
El mundo lo estaba esperando, ya que estaba en los umbrales de un desastre que no era evidente para aquellos a quienes concernía. Poco después de la segunda gran guerra, una nueva era de deshumanización se empezó a desarrollar. Durante las siguientes cinco décadas, la ciencia y la tecnología hicieron progresos sin precedentes. Aunque una parte del mundo se vio envuelta en una enorme prosperidad, la felicidad declinaba agudamente. La otra parte del mundo vivía en una creciente pobreza y privaciones, con una sensación de impotencia. Nadie podía siquiera pensar en felicidad. La violencia real o la amenaza de ella se cernían por doquier. En todas partes se había perdido la sensación de armonía, la paz estaba ausente aun a nivel familiar.
El Señor Encarnado sabía perfectamente bien cuál era la enfermedad y cuál era la medicina adecuada. A diferencia de Avatares anteriores, El no había venido a eliminar a nadie. Su misión era claramente la unión de la humanidad. La unidad llevaría a la pureza, que a su vez traería la divinidad. La única receta que dio fue la del Amor y el mensaje fue fuerte y claro cuando declaró:
“He venido a restablecer el Amor en la Humanidad,
A limpiarla de estrecheces y de actitudes restrictivas.”
A limpiarla de estrecheces y de actitudes restrictivas.”
Esto ha sido espectacularmente poderoso y relevante porque, de nuevo, a diferencia de anteriores encarnaciones, el Señor Sai tenía que vérselas con el mundo entero, a través de múltiples identidades en vez de solo algunas partes.
La espiritualidad ha sido en verdad el eje común a cada religión, y esto es ciertamente lo que cada religión nos enseña. Pero las religiones, las nacionalidades, y las comunidades se habían vuelto fuerzas separatistas más que fuentes de unidad. El modo de deshacerse del problema era deshacerse de la codicia y del egoísmo. Esto sería posible sólo cuando uno pudiera ver a todos y cada uno como a la encarnación de la divinidad y pudiera inculcar el espíritu del Amor en la forma de servicio a todos. Debía ser entendido que con Amor empezarían a caer todas las diferentes barreras. Sin duda por ello, devotos pertenecientes a más de cien países y que profesaban distintas religiones venían a buscar la paz del Señor Sai. A todos El les decía:
“Continuad adorando al Dios de vuestra elección, del modo que ya les es familiar.”
El constantemente aconsejaba a Sus devotos que fueran buenos musulmanes, buenos cristianos, buenos budistas y buenos hindúes. A todo el mundo se le pedía que siguiera su fe lo mejor que pudiera. No es muy sabido que Bhagavan hizo construir una mezquita muy linda para los hermanos musulmanes en Puttaparthi, para que no tuvieran que recorrer mucha distancia para cumplir con sus oraciones cotidianas.
La Llave Maestra
Podemos todos perseguir los mismos objetivos de lograr paz y realizar la Divinidad interior. Pero cada uno de nosotros tiene una forma de aproximación distinta y un diferente grado de evolución. Esto implica que, aunque el objetivo es el mismo, el algoritmo que cada uno de nosotros debe seguir debe ser claramente identificado y correctamente entendido y seguido. Es a este fin que las Leelas de Bhagavan se ajustan tan adecuadamente bien. El no nos trataba a cada uno de nosotros de la misma manera. Cada uno de nosotros era y es muy especial para El. En realidad, a cada uno de nosotros le daba una receta diferente. Una cosa sí había en común, a pesar de todo, y era el modo en que El nos hacía sentir cuan apreciados éramos todos para El. Este entrañable sentimiento ha permanecido profundamente arraigado en nuestros corazones; debe persistir y mantenernos en nuestra marcha.
Bhagavan advertía continuamente y con toda corrección:
“No traten de entenderme, sigan Mis enseñanzas.”
A pesar de ello, muchos devotos como así también otras personas intentaron frecuentemente definir a la Divinidad en términos humanos, investigar Sus diferentes esferas y dimensiones- a veces bienintencionadamente para mejorar la comprensión, pero muchas veces equivocadamente para instalar dudas en las mentes simples. Esto debe ser enfrentado con convicción. Lo mejor que podemos hacer es ver nuestra relación individual con El, como quiera que la entendamos, como un privilegio nuestro y tratar de reforzarla siguiendo lo que El nos hubiera dicho individual o colectivamente en distintas ocasiones. El omnisciente Bhagavan sabía que era lo mejor para cada uno de nosotros. Mientras que el Amor fue el ingrediente básico en cada receta, la fórmula difería de acuerdo al contexto. El Amor es ciertamente el ingrediente básico de los otros cuatro valores en los que Bhagavan hacía hincapié, verdad, paz, rectitud y no-violencia. Así también ha sido el caso con otras invalorables declaraciones de Bhagavan. Estas incluyen algunas que parecen materiales como:
“Techo a los deseos” y “El correcto estudio de la humanidad es el hombre.”
Pero la más prominente y de mayor efectividad es:
“Amor a Dios, temor al pecado y moralidad en la sociedad.”
Para mí este, ciertamente, debe ser el punto de partida para cada uno de nosotros en el sendero Sai.
Sai Sadguru ha desplegado para nosotros un modelo como un ejemplo a seguir en lo que El escogía para hacer y la forma en que lo hacía. Esto es muy importante y no siempre ha sido bien entendido. Desde que algunos de nosotros hemos tenido la buena fortuna de ver esas cosas en diferentes situaciones y en diferentes contextos, debemos recordarlas sin entrar en detalles específicos. Cualquiera sea Su Divino Sankalpa, el omnipotente Bhagavan sólo debía desearlo y así se hacía, tanto a nivel micro con nosotros individualmente, como a nivel macro con la humanidad como un todo. Pero eso no nos enseñaría nada. Para enseñarnos las debidas lecciones, Swami se tomaba el trabajo de descender al nivel humano y aparentaba actuar como ser humano, pero con maravillosa perfección. En cada caso Swami nos guiaba paso a paso y se aseguraba de que tuviéramos la oportunidad de aprender todo. En toda ocasión, Bhagavan observaba todos los detalles y se aseguraba de que nada se omitiera. Fuera dirigiendo la convocatoria a una actuación dramática de los estudiantes u organizando una función en el Ashram o la distribución de presentes Divinos a los devotos, nada debía ser tomado a la ligera. Esto era igualmente así con los proyectos masivos de agua potable, los hospitales de especialidades, o los programas educativos, todo ello implicaba que El se involucraba totalmente. Todo se arreglaba en tiempo y forma. Nada era pequeño o carente de importancia para que Swami lo desatendiera. Las personas adecuadas eran elegidas en el momento adecuado, cada uno como Su instrumento para cada labor. En retrospectiva, supera la capacidad de nuestra mente entender cuanto del tiempo, esfuerzo y sacrificio de Swami era puesto en cada una de las tareas que nosotros veíamos tan bien realizadas. Cada una de ellas tenía que ser perfectamente proyectada y ejecutada, y eso es precisamente lo que ocurría.
El Logro
Hoy en día el mundo está lleno de gente que se preocupa por el modo en que las cosas van yendo y desean cambiar todo. A pesar de ello no vemos ningún cambio. La razón es bastante clara. Los hombres y mujeres bien intencionados no saben lo que es verdadero y lo que es falso. Desean transformar a todos menos a ellos mismos. Tampoco actúan en concordancia con lo que dicen. Piensan que su tarea ha terminado cuando critican a los demás. Bhagavan, en cambio nos enseña a distinguir lo verdadero y lo falso, se ubica a Si mismo como el ejemplo ideal en cada campo y realiza trabajos monumentales con planificación perfecta y considera que ningún sacrificio es demasiado para la felicidad de la humanidad.
Que hayamos tenido el privilegio de haber estado con El en este mundo y que se nos haya permitido ser Sus instrumentos para algunos trabajos menores es Gracia Divina Pura. Esto nos fue transmitido cuando El aseveró
“Afortunados son ustedes que ahora, en esta misma vida, han tenido oportunidad de experimentar la dicha de la visión de la encarnación de todas las Formas de Dios, Sarvadaivatva Swarupam.”
Nunca podremos hacer lo suficiente para estar a la altura de este privilegio. Pero debemos recordarlo mientras estemos aquí, y proseguir con Su Misión de la mejor forma que podamos.
Es ampliamente sabido cuan masivas, sin precedentes y perfectamente proyectadas han sido las obras que Bhagavan Baba encaró. No hay necesidad de describirlas aquí, pero estaría fallando a mi tarea si no menciono como todas han beneficiado a millones de hombres y mujeres pobres al proveerles de educación, salud vivienda y los ingredientes básicos para una vida saludable como por ejemplo el agua potable. Además esto ha inspirado a sus devotos de todas partes del mundo a realizar proyectos similares, aunque modestos para promover el bienestar humano.
Se ha dicho a menudo que la ciencia sin religión es ciega y que la religión sin ciencia es renga. El deseo de servir debe ser acompañado por la habilidad de hacerlo. El balance entre construir valores y la capacitación para hacerlo han sido el centro del sistema de educación perfeccionado por Swami, con la intención de propagar verdadera educación para brindar al mundo ciudadanos ideales. El gran mensaje que los estudiantes recibían en todos los discursos de Bendición de fin de Cursos de Swami fue:
“Sirvan a la sociedad con Amor y Devoción para hacer feliz a Swami.”
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