HAY AQUI, EN ESTA enorme reunión, personas que hablan muchos idiomas, y cada una entiende sólo el suyo y desea que se le hable sólo en ese idioma. Pero hay un idioma del corazón que todos pueden comprender y que todos quisieran oír. Ése es el idioma que yo hablo, el lenguaje que va de mi corazón al de ustedes. Cuando el corazón habla al corazón, lo que se transmite es amor, sin reservas. Las pruebas y tribulaciones, las angustias y las alegrías, la búsqueda y la aflicción, todas éstas tienen la misma cualidad para todo el género humano. Un corazón sensible escucha éstas con simpatía y responde con amor.
Cada uno está deseoso de ser feliz; cada uno piensa que la vía más rápida para ser feliz es desear más y trabajar menos. Nadie trata de usar el otro método, el de desear menos y trabajar más. Cada deseo es un grillete que impide el movimiento, es una traba en la pierna. Un joven estudiante anda libre en sus dos piernas. Cuando se casa ya tiene cuatro piernas; un hijo le añade dos piernas más, y el alcance de sus movimientos se restringe. Cuantos más pies tenga, menor será la velocidad; tanto más arrastre tendrá el piso; el ciempiés tiene que arrastrarse. Cuantas más cosas se tengan, tantas más dificultades surgirán. La acumulación de sofás, mesas, estantes y adornos, llena la sala y hace el movimiento lento y riesgoso. Reduzcan las necesidades, vivan de manera sencilla, ése es el camino hacia la felicidad. El apego trae el dolor tras de si. Al final, cuando la muerte exige que dejen todo atrás y abandonen a todo el mundo, están sobrecogidos de dolor. Sean como el loto en el agua; está encima de ella, no dentro de ella. El agua es necesaria para que el loto crezca, pero éste no permitirá que ni siquiera una gota lo moje. El mundo objetivo es la arena de la virtud y el gimnasio para el espíritu, pero deben usarlo sólo para ese fin; no lo eleven a una posición mayor ni lo adoren como lo más importante.
Hay gente que anda por allí declarando que no hay Dios, porque no es capaz de verlo. Dicen que buscaron en el espacio, en el camino hacia la luna y aun en la luna, pero que no encontraron ninguna señal del Todopoderoso, ¡cuando ellos mismos son las mansiones en las cuales él reside! Como el ciego llevando al ciego a la caída, otros también repiten como loros este lema de moda. Nadie ve las raíces, pero están allí en lo profundo del suelo, lejos de todos los ojos. ¿Puede alguien afirmar que los árboles no tienen raíces, que nadie los alimenta ni los sostiene desde abajo? Dios alimenta, sostiene, mantiene, sin ser visto. Él puede ser visto por aquellos que hacen el esfuerzo según los lineamientos establecidos para este fin y que han tenido éxito en experimentarlo. Dios, como la mantequilla en la leche, es visible cuando es concretizado por la práctica espiritual.
No ven los cimientos de un rascacielo de muchos pisos. ¿Pueden entonces decir que simplemente descansa sobre el piso? Los cimientos de esta vida han sido echados profundamente en el pasado, en las vidas ya vividas por ustedes. Esta estructura ha sido formada sobre el plano de aquellas vidas. Lo invisible decide el número de pisos, la altura y el peso.
Dios es el gran invisible, el vasto desconocido. Aunque no vean las raíces ni sepan cuán hondo o cuán extensamente están entrando en la tierra, ustedes vierten agua alrededor del tronco para que pueda llegar a ellas, ¿no es así? Esperan que cuando las raíces reciban el agua, el árbol dará frutos. Reconozcan, similarmente, que Dios existe como la base misma de la creación; órenle y él dará los frutos.
La mejor forma para desprender su mente de las distracciones y apegarse a la búsqueda de Dios son el autocontrol y el renunciamiento. El deseo debe ser eliminado mediante el renunciamiento y Rama debe ser obtenido mediante la direccionalidad de todas sus facultades para el fin común. El deseo mancha la inteligencia, pervierte el juicio, agudiza los apetitos de los sentidos; le da un atractivo falso al mundo objetivo. Cuando el deseo desaparece o está concentrado en Dios, la inteligencia tiene luz propia, brilla en su prístino esplendor, y este esplendor revela al Dios interno... y al externo. Ésta es la verdadera percepción del Alma (Atmasakshatkara).
Yo los bendigo para que tengan éxito en la práctica a la que están dedicados; si no están practicando ninguna ahora, les aconsejo que tomen la sencilla práctica de la recordación del Nombre, junto con la reverencia a los padres, los mayores y los maestros, el servicio rendido a los pobres y a los enfermos. Vean a cada uno de ellos como la Forma del Señor que más les guste, su Ishtadevata. Esto llenará sus corazones de amor y les dará paz y estabilidad mental.
Cada uno está deseoso de ser feliz; cada uno piensa que la vía más rápida para ser feliz es desear más y trabajar menos. Nadie trata de usar el otro método, el de desear menos y trabajar más. Cada deseo es un grillete que impide el movimiento, es una traba en la pierna. Un joven estudiante anda libre en sus dos piernas. Cuando se casa ya tiene cuatro piernas; un hijo le añade dos piernas más, y el alcance de sus movimientos se restringe. Cuantos más pies tenga, menor será la velocidad; tanto más arrastre tendrá el piso; el ciempiés tiene que arrastrarse. Cuantas más cosas se tengan, tantas más dificultades surgirán. La acumulación de sofás, mesas, estantes y adornos, llena la sala y hace el movimiento lento y riesgoso. Reduzcan las necesidades, vivan de manera sencilla, ése es el camino hacia la felicidad. El apego trae el dolor tras de si. Al final, cuando la muerte exige que dejen todo atrás y abandonen a todo el mundo, están sobrecogidos de dolor. Sean como el loto en el agua; está encima de ella, no dentro de ella. El agua es necesaria para que el loto crezca, pero éste no permitirá que ni siquiera una gota lo moje. El mundo objetivo es la arena de la virtud y el gimnasio para el espíritu, pero deben usarlo sólo para ese fin; no lo eleven a una posición mayor ni lo adoren como lo más importante.
Hay gente que anda por allí declarando que no hay Dios, porque no es capaz de verlo. Dicen que buscaron en el espacio, en el camino hacia la luna y aun en la luna, pero que no encontraron ninguna señal del Todopoderoso, ¡cuando ellos mismos son las mansiones en las cuales él reside! Como el ciego llevando al ciego a la caída, otros también repiten como loros este lema de moda. Nadie ve las raíces, pero están allí en lo profundo del suelo, lejos de todos los ojos. ¿Puede alguien afirmar que los árboles no tienen raíces, que nadie los alimenta ni los sostiene desde abajo? Dios alimenta, sostiene, mantiene, sin ser visto. Él puede ser visto por aquellos que hacen el esfuerzo según los lineamientos establecidos para este fin y que han tenido éxito en experimentarlo. Dios, como la mantequilla en la leche, es visible cuando es concretizado por la práctica espiritual.
No ven los cimientos de un rascacielo de muchos pisos. ¿Pueden entonces decir que simplemente descansa sobre el piso? Los cimientos de esta vida han sido echados profundamente en el pasado, en las vidas ya vividas por ustedes. Esta estructura ha sido formada sobre el plano de aquellas vidas. Lo invisible decide el número de pisos, la altura y el peso.
Dios es el gran invisible, el vasto desconocido. Aunque no vean las raíces ni sepan cuán hondo o cuán extensamente están entrando en la tierra, ustedes vierten agua alrededor del tronco para que pueda llegar a ellas, ¿no es así? Esperan que cuando las raíces reciban el agua, el árbol dará frutos. Reconozcan, similarmente, que Dios existe como la base misma de la creación; órenle y él dará los frutos.
La mejor forma para desprender su mente de las distracciones y apegarse a la búsqueda de Dios son el autocontrol y el renunciamiento. El deseo debe ser eliminado mediante el renunciamiento y Rama debe ser obtenido mediante la direccionalidad de todas sus facultades para el fin común. El deseo mancha la inteligencia, pervierte el juicio, agudiza los apetitos de los sentidos; le da un atractivo falso al mundo objetivo. Cuando el deseo desaparece o está concentrado en Dios, la inteligencia tiene luz propia, brilla en su prístino esplendor, y este esplendor revela al Dios interno... y al externo. Ésta es la verdadera percepción del Alma (Atmasakshatkara).
Yo los bendigo para que tengan éxito en la práctica a la que están dedicados; si no están practicando ninguna ahora, les aconsejo que tomen la sencilla práctica de la recordación del Nombre, junto con la reverencia a los padres, los mayores y los maestros, el servicio rendido a los pobres y a los enfermos. Vean a cada uno de ellos como la Forma del Señor que más les guste, su Ishtadevata. Esto llenará sus corazones de amor y les dará paz y estabilidad mental.
SAI BABA
Ahmedabad
15 V 69
Ahmedabad
15 V 69
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