LA VERDAD (SATHYA) y la rectitud (dharma) son los dos principios cardinales de la Eterna Religión (Sanathana Dharma). Son las metas de todos los credos, las enseñanzas de todos los santos, el meollo de los logros de todos los sabios, la corriente subterránea de todas las escrituras. Surgen del Principio del Alma (Atmatatva), que es la lección que se nos enseña en el Gita. El Gita es la esencia de las Upanishads, el Vedanta. El día en que están celebrando el aniversario de la inaguración del "Dharmakshetra", (residencia de Baba en Bombay) es necesario que ustedes recuerden esto. El Vedanta declara: "Todo está envuelto por Dios" (Isha vasyamidam sarvam), y así, ¿cómo pueden los hombres odiar o engañarse unos a otros? Las reglas y disciplinas establecidas en todos los sistemas religiosos tienen como meta la aplicación en la vida diaria de esta gran verdad de la inmanencia de Dios.
La verdad y la rectitud son los dos ojos de cada una de las religiones que han emanado del primigenio Sanathana Dharma (Religión Eterna), tales como el budismo, el cristianismo y el Islam. Además, son explicadas y ejemplificadas en las epopeyas y en los Puranas de la India. Rama se fue a la selva y sufrió penosa agonía con el fin de sostener la verdad. Los Pandavas se exiliaron de su ciudad y soportaron estoicamente terribles injurias a fin de que la causa de la verdad pudiera prevalecer. ¡Harischandra llegó al máximo de la aflicción y la humillación, pero nunca dejó de aferrarse a la verdad! Éstos son los modelos que han sido puestos ante los hombres y mujeres de esta tierra durante milenios, a través de cantos, dramas, escultura, pintura, poesía y filosofía. Son los faros que llaman a los pueblos de todas las tierras a un destino más alto, más beneficioso. Sin embargo, hoy en día, los hijos de Bharat son inducidos por los incitantes pero pequeños logros en la esfera material, ganados por los científicos y técnicos occidentales, tales como viajar al espacio o volar a la luna.
Consideren a los cinco hermanos Pandavas, inmortalizados por Vyasa en la epopeya del Mahabharata. El mayor es Dharmaraja, nacido del dharma. El segundo es Arjuna, el mejor arquero de la era. El tercero es Bhima, el de la poderosa maza. Sin embargo, tanto Arjuna como Bhima cedían siempre ante la más mínima señal de Dharmaraja, pues el poder debe siempre inclinarse ante la rectitud. Transfiriendo la historia a los tiempos modernos, encontramos que los Estados Unidos son Arjuna, Rusia es Bhima, y ambos tienen que inclinarse ante la India, Dharmaraja, que sostiene la causa de la rectitud ante el poder militar, económico o de otro tipo. ¡Qué tragedia tan grande es entonces que precisamente nosotros, que debemos guiar al mundo por el camino del dharma (la rectitud), estemos perdiendo la fe en ese camino y divagando por el tumultuoso camino del poder!
Bharat enseña otras lecciones también. Miremos a los oponentes de Dharmaraja, Arjuna, Bhima y los otros. El tío que dirige a los primos y a su malvada ralea contra los Pandavas es Dritarashtra, el rey ciego. ¡No tiene ninguna "visión"... esa visión que sólo la rectitud puede conferir! Era ciego, es decir, no tenía ningún conocimiento (jñana), como es el reconocer la incompetencia del hombre y la omnipotencia de Dios. Los Pandavas compensaron su inferioridad militar con la fortaleza de su fe en la omnipotenc¡a de Dios y la conciencia de su propia impotencia. Y así, Dios mismo los condujo en el campo de batalla y salvó para ellos la victoria de las garras de la derrota.
La acción (karma) iluminada por el conocimiento (jñana) trae el éxito. Sólo el conocimiento, el descubrimiento de que Dios lo es todo, puede ganar la gracia de Dios; la humildad es el primer requisito de la práctica espiritual que puede salvar de la esclavitud. Dritarashtra estaba ciego porque, como lo dice el mismo nombre, él se aferraba al rashtra, es decir, a todas las cosas que no eran "él", el verdadero "él" que pasa de nacimiento a muerte y de nuevo vuelve a nacer, sólo para morir incólume. Todo lo que no es "ustedes" es un objeto; es un equipaje para el viaje, y cuanto menos tengamos de ello, tanto más confortable será el viaje.
Dharmakshetra (el campo del dharma) y Kurukshetra (el campo de batalla de los kurus) no deben buscarse cerca de Delhi o de Hastinapura, en el mapa y en la tierra. Ni eran los Pandavas y Kauravas sólo clanes principescos que libraban una batalla fratricida. En el capítulo trece del Gita, el cuerpo humano es llamado kshetra, y así, el Dharmakshetra está en cada uno. Cuando el dueño del cuerpo abandona todo deseo, toda posición y todo impulso, el cuerpo se vuelve un Dharmakshetra. Un niño tiene en su corazón sólo el Dharmakshetra, pues todavía no ha desarrollado los deseos sensuales; acepta todo lo que se le ofrece. Su ego no se ha ramificado todavía al mundo objetivo de la multiplicidad, pero más tarde, cuando crece y desarrolla ramas y follaje, el Dharmakshetra toma la forma del Kurukshetra, el campo de bataIla donde la mente lucha entre la esperanza y la desesperanza, y está obligada a consumir los diversos frutos dulces y amargos de los propios actos.
¡El Alma se describe como un relámpago con el resplandor de diez millones de soles! La palabra Gita también significa "relámpago", y así, ese relámpago es el Krishna en nosotros, es decir, el Gita en nosotros, el Alma que nos está aconsejando y corrigiendo como el Dios interno.
El sitio del Dharmakshetra, como se mencionó, está siendo desarrollado como un centro internacional para aspirantes y buscadores, deseosos de aprender acerca del antiguo modo de vida. La India no carece de templos e instituciones que pretendan guiar a los peregrinos hacia Dios. En una biblioteca sólo se reunirán las personas interesadas en los libros, un restaurante será frecuentado sólo por aquellos que deseen una comida, al hospital acudirán sólo los enfermos, ¡pero en el templo de Dios, no encontramos hoy en día ni devotos ni Dios! ¡Es la única casa donde el legítimo dueño está ausente! Los templos eran los centros para la expansión de la cultura de Bharat, pero cuando la atracción por la cultura occidental se hizo fuerte, fueron abandonados y dejados a la inclemencia del tiempo.
¡Todo está siendo juzgado por el ojo americano! ¡Oídos americanos escuchan por nosotros! El corazón americano siente y teme, anhela y modela nuestras reacciones a los hechos y cosas. Desde luego; es provechoso aprender de otros, pero ustedes no deberían descartar la cultura que ha ido creciendo a lo largo de muchas eras sobre esta tierra y que ha sido promovida por el amor de sus ancestros para beneficio de ustedes.
¡Cómo puede la cultura de Norteamérica ola de cualquier otro país ser compatible con la de la India! Ahora son las siete y media de la noche. Si telefonean a un amigo en los Estados Unidos y le dicen: "Voy a ira ver una película", él responderá: "Son las siete y media aquí también. Voy a desayunar". Cuando es de mañana aquí, es de noche allá; cuando el sol se pone aquí, se levanta allá. El tiempo, el clima, la vegetación, el temperamento, los ideales, los matices del idioma, las costumbres tradicionales, todos toman un color extraño en un país que ha tenido una historia diferente. Por eso, una imitación indiscriminada resultará en la pérdida de la paz que sigue a la plenitud. Los ciudadanos de Bharat (India) pueden obtener mejor la paz por medio de las tradiciones que han sido establecidas por la mente popular de esta tierra como resultado de siglos de observación y experiencia, de pruebas y errores. La cultura de Bharat ha enfatizado los modos válidos según los cuales debe uno emplear la energía y el dinero: para el servicio de los afligidos, los enfermos, los hambrientos, los analfabetos, los desvalidos, los desnudos. Condena el gasto de energía y de dinero en lujos, venganza, facciones y triunfos materiales. La riqueza debe ser mantenida como en un fideicomiso, y usada para promover la hermandad del hombre y la paternidad de Dios. Esta cultura también establece que nada debe hacerse para dañar la fe de nadie en Dios o en su propio ser. La fe es una tierna planta y necesita todo el nutrimento que puedan darle. Mi deseo es que no hagan nada en contra ni censuren a otras religiones. Desarrollen sentimientos de hermandad con todos. ¡Dios es uno; no hay muchos dioses, uno para cada comunidad de hombres! El amor es uno; trasciende casta, color y creencia si ha de ser genuino. La verdad es una; no puede haber dos, pues dos pueden ser sólo una ocurriendo dos veces. La meta es una, pues todos los caminos deben llevar al Dios Uno. ¿Por qué entonces debe el hombre disputar y pelear acerca de lo Eterno y Absoluto?
`Dharmakshetra"tiene un gran papel que jugar. Está en Bombay, que es el estómago de Bharat; los Himalayas son la cabeza y e¡ Cabo Comorín, los pies. Si el estómago es ineficiente, todo el cuerpo sufre las consecuencias. Así, mantengan al Dharmakshetra" eficiente y fuerte; no permitan que degenere en un Kurukshetra, no dejen que la fricción y las facciones levanten su cabeza; hagan que los altos ideales del dharma sean sostenidos aquí. Éste es el verdadero servicio que espero de ustedes y por medio de ustedes. Si esto se logra, nuestra tierra tendrá paz y seguridad.
La verdad y la rectitud son los dos ojos de cada una de las religiones que han emanado del primigenio Sanathana Dharma (Religión Eterna), tales como el budismo, el cristianismo y el Islam. Además, son explicadas y ejemplificadas en las epopeyas y en los Puranas de la India. Rama se fue a la selva y sufrió penosa agonía con el fin de sostener la verdad. Los Pandavas se exiliaron de su ciudad y soportaron estoicamente terribles injurias a fin de que la causa de la verdad pudiera prevalecer. ¡Harischandra llegó al máximo de la aflicción y la humillación, pero nunca dejó de aferrarse a la verdad! Éstos son los modelos que han sido puestos ante los hombres y mujeres de esta tierra durante milenios, a través de cantos, dramas, escultura, pintura, poesía y filosofía. Son los faros que llaman a los pueblos de todas las tierras a un destino más alto, más beneficioso. Sin embargo, hoy en día, los hijos de Bharat son inducidos por los incitantes pero pequeños logros en la esfera material, ganados por los científicos y técnicos occidentales, tales como viajar al espacio o volar a la luna.
Consideren a los cinco hermanos Pandavas, inmortalizados por Vyasa en la epopeya del Mahabharata. El mayor es Dharmaraja, nacido del dharma. El segundo es Arjuna, el mejor arquero de la era. El tercero es Bhima, el de la poderosa maza. Sin embargo, tanto Arjuna como Bhima cedían siempre ante la más mínima señal de Dharmaraja, pues el poder debe siempre inclinarse ante la rectitud. Transfiriendo la historia a los tiempos modernos, encontramos que los Estados Unidos son Arjuna, Rusia es Bhima, y ambos tienen que inclinarse ante la India, Dharmaraja, que sostiene la causa de la rectitud ante el poder militar, económico o de otro tipo. ¡Qué tragedia tan grande es entonces que precisamente nosotros, que debemos guiar al mundo por el camino del dharma (la rectitud), estemos perdiendo la fe en ese camino y divagando por el tumultuoso camino del poder!
Bharat enseña otras lecciones también. Miremos a los oponentes de Dharmaraja, Arjuna, Bhima y los otros. El tío que dirige a los primos y a su malvada ralea contra los Pandavas es Dritarashtra, el rey ciego. ¡No tiene ninguna "visión"... esa visión que sólo la rectitud puede conferir! Era ciego, es decir, no tenía ningún conocimiento (jñana), como es el reconocer la incompetencia del hombre y la omnipotencia de Dios. Los Pandavas compensaron su inferioridad militar con la fortaleza de su fe en la omnipotenc¡a de Dios y la conciencia de su propia impotencia. Y así, Dios mismo los condujo en el campo de batalla y salvó para ellos la victoria de las garras de la derrota.
La acción (karma) iluminada por el conocimiento (jñana) trae el éxito. Sólo el conocimiento, el descubrimiento de que Dios lo es todo, puede ganar la gracia de Dios; la humildad es el primer requisito de la práctica espiritual que puede salvar de la esclavitud. Dritarashtra estaba ciego porque, como lo dice el mismo nombre, él se aferraba al rashtra, es decir, a todas las cosas que no eran "él", el verdadero "él" que pasa de nacimiento a muerte y de nuevo vuelve a nacer, sólo para morir incólume. Todo lo que no es "ustedes" es un objeto; es un equipaje para el viaje, y cuanto menos tengamos de ello, tanto más confortable será el viaje.
Dharmakshetra (el campo del dharma) y Kurukshetra (el campo de batalla de los kurus) no deben buscarse cerca de Delhi o de Hastinapura, en el mapa y en la tierra. Ni eran los Pandavas y Kauravas sólo clanes principescos que libraban una batalla fratricida. En el capítulo trece del Gita, el cuerpo humano es llamado kshetra, y así, el Dharmakshetra está en cada uno. Cuando el dueño del cuerpo abandona todo deseo, toda posición y todo impulso, el cuerpo se vuelve un Dharmakshetra. Un niño tiene en su corazón sólo el Dharmakshetra, pues todavía no ha desarrollado los deseos sensuales; acepta todo lo que se le ofrece. Su ego no se ha ramificado todavía al mundo objetivo de la multiplicidad, pero más tarde, cuando crece y desarrolla ramas y follaje, el Dharmakshetra toma la forma del Kurukshetra, el campo de bataIla donde la mente lucha entre la esperanza y la desesperanza, y está obligada a consumir los diversos frutos dulces y amargos de los propios actos.
¡El Alma se describe como un relámpago con el resplandor de diez millones de soles! La palabra Gita también significa "relámpago", y así, ese relámpago es el Krishna en nosotros, es decir, el Gita en nosotros, el Alma que nos está aconsejando y corrigiendo como el Dios interno.
El sitio del Dharmakshetra, como se mencionó, está siendo desarrollado como un centro internacional para aspirantes y buscadores, deseosos de aprender acerca del antiguo modo de vida. La India no carece de templos e instituciones que pretendan guiar a los peregrinos hacia Dios. En una biblioteca sólo se reunirán las personas interesadas en los libros, un restaurante será frecuentado sólo por aquellos que deseen una comida, al hospital acudirán sólo los enfermos, ¡pero en el templo de Dios, no encontramos hoy en día ni devotos ni Dios! ¡Es la única casa donde el legítimo dueño está ausente! Los templos eran los centros para la expansión de la cultura de Bharat, pero cuando la atracción por la cultura occidental se hizo fuerte, fueron abandonados y dejados a la inclemencia del tiempo.
¡Todo está siendo juzgado por el ojo americano! ¡Oídos americanos escuchan por nosotros! El corazón americano siente y teme, anhela y modela nuestras reacciones a los hechos y cosas. Desde luego; es provechoso aprender de otros, pero ustedes no deberían descartar la cultura que ha ido creciendo a lo largo de muchas eras sobre esta tierra y que ha sido promovida por el amor de sus ancestros para beneficio de ustedes.
¡Cómo puede la cultura de Norteamérica ola de cualquier otro país ser compatible con la de la India! Ahora son las siete y media de la noche. Si telefonean a un amigo en los Estados Unidos y le dicen: "Voy a ira ver una película", él responderá: "Son las siete y media aquí también. Voy a desayunar". Cuando es de mañana aquí, es de noche allá; cuando el sol se pone aquí, se levanta allá. El tiempo, el clima, la vegetación, el temperamento, los ideales, los matices del idioma, las costumbres tradicionales, todos toman un color extraño en un país que ha tenido una historia diferente. Por eso, una imitación indiscriminada resultará en la pérdida de la paz que sigue a la plenitud. Los ciudadanos de Bharat (India) pueden obtener mejor la paz por medio de las tradiciones que han sido establecidas por la mente popular de esta tierra como resultado de siglos de observación y experiencia, de pruebas y errores. La cultura de Bharat ha enfatizado los modos válidos según los cuales debe uno emplear la energía y el dinero: para el servicio de los afligidos, los enfermos, los hambrientos, los analfabetos, los desvalidos, los desnudos. Condena el gasto de energía y de dinero en lujos, venganza, facciones y triunfos materiales. La riqueza debe ser mantenida como en un fideicomiso, y usada para promover la hermandad del hombre y la paternidad de Dios. Esta cultura también establece que nada debe hacerse para dañar la fe de nadie en Dios o en su propio ser. La fe es una tierna planta y necesita todo el nutrimento que puedan darle. Mi deseo es que no hagan nada en contra ni censuren a otras religiones. Desarrollen sentimientos de hermandad con todos. ¡Dios es uno; no hay muchos dioses, uno para cada comunidad de hombres! El amor es uno; trasciende casta, color y creencia si ha de ser genuino. La verdad es una; no puede haber dos, pues dos pueden ser sólo una ocurriendo dos veces. La meta es una, pues todos los caminos deben llevar al Dios Uno. ¿Por qué entonces debe el hombre disputar y pelear acerca de lo Eterno y Absoluto?
`Dharmakshetra"tiene un gran papel que jugar. Está en Bombay, que es el estómago de Bharat; los Himalayas son la cabeza y e¡ Cabo Comorín, los pies. Si el estómago es ineficiente, todo el cuerpo sufre las consecuencias. Así, mantengan al Dharmakshetra" eficiente y fuerte; no permitan que degenere en un Kurukshetra, no dejen que la fricción y las facciones levanten su cabeza; hagan que los altos ideales del dharma sean sostenidos aquí. Éste es el verdadero servicio que espero de ustedes y por medio de ustedes. Si esto se logra, nuestra tierra tendrá paz y seguridad.
SAI BABA
Dharmakshetra,
Bombay 12 V 69
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