Según la tradición védica, la creación está permeada por tres gunas o cualidades: sattva, rajas y tamas. La primera alude a la pureza, luz y equilibrio, la segunda a la pasión y al desasosiego y la tercera a la inercia, ignorancia y oscuridad. Estas tendencias también están en nosotros. Aprendamos a reconocerlas analizando nuestro carácter.
La filosofía vedántica asegura que cada persona manifiesta algún tipo de combinación de estas tres cualidades, con predominancia de una de ellas sobre las demás. Estas son Sattva (equilibrio), Rajas (acción) y Tamas (inercia). Por ejemplo, si pasamos mucho tiempo durmiendo o eludiendo el trabajo, probablemente tengamos una tendencia tamásica. Si somos activos y apasionados, podríamos ser descriptos como rajásicos. Y si pasamos la mayor parte del tiempo llevando a cabo prácticas espirituales y sirviendo desinteresadamente a la sociedad, nuestra tendencia es sáttvica. Más allá de la propensión principal del carácter, estas cualidades pueden variar en intensidad en distintos períodos de nuestra vida o incluso del día (por ejemplo, la acción de dormir a la noche es tamásica). Sin embargo, es importante recordar que los gunas solo afectan al cuerpo, mente y personalidad. No son atributos del Atma, nuestra realidad suprema.
Los Gunas y sus niveles
En un discurso del 8 de enero de 1998, Bhagavan Sri Sathya Sai Baba dio una sintética descripción de cómo los gunas afectan el carácter, y los definió por orden de evolución:
“Como el universo está constituido por los tres gunas (Tamas, Rajas y Sattva) y está saturado por ellos, la primera etapa en el camino espiritual es poner fin a la cualidad tamásica.
El Tamoguna se caracteriza por la obstinación necia. Una persona tamásica carece de inteligencia y tiende a entregarse al cuestionamiento y a la discusión sin sentido. Es imprescindible librarse de esas inclinaciones. Es preciso estudiar cada tema con profundidad y digerir las conclusiones. Sólo entonces la experiencia resultará provechosa. Conviene evitar los interminables debates verbales sobre cuestiones sin importancia. Tales controversias provocan rencor en lugar de armonía. No sirven para revelar la verdad. La persona tamásica es incapaz de percibir la verdad y no puede realizar la Divinidad. Quedará atrapada en el eterno ciclo de nacimiento y muerte.
El Tamoguna se caracteriza por la obstinación necia. Una persona tamásica carece de inteligencia y tiende a entregarse al cuestionamiento y a la discusión sin sentido. Es imprescindible librarse de esas inclinaciones. Es preciso estudiar cada tema con profundidad y digerir las conclusiones. Sólo entonces la experiencia resultará provechosa. Conviene evitar los interminables debates verbales sobre cuestiones sin importancia. Tales controversias provocan rencor en lugar de armonía. No sirven para revelar la verdad. La persona tamásica es incapaz de percibir la verdad y no puede realizar la Divinidad. Quedará atrapada en el eterno ciclo de nacimiento y muerte.
La persona con Rajoguna es aquella que está excesivamente feliz cuando obtiene lo que desea. Su ego se infla por ese motivo. Cuando sus deseos no son satisfechos, se llena de odio. Así, para la persona rajásica los efectos no son buenos, se cumplan o no sus deseos. Está consumida por la ira y el rencor. Las cualidades rajásicas vuelven a una persona apasionada y de mal genio.
La tercera cualidad es Sattva, cuando la persona desarrolla pureza en pensamiento, palabra y acción y desecha los malos hábitos. Pero incluso Sattva da por resultado una forma de atadura. Solo se vuelve una cualidad redentora cuando todas las acciones puras y meritorias se realizan como ofrendas a la Divinidad.
Los tres gunas están representados por diferentes colores. Tamas, por el negro. Simboliza la oscuridad y la ignorancia. El Rajoguna, que estimula la ira y el odio en una persona, excita su sangre y enrojece sus ojos, está representado por el color rojo. El Sattvaguna, que se caracteriza por la pureza y la dedicación, por el blanco.
Cada criatura del mundo pertenece a uno u otro de estos gunas. Las acciones de cada uno se basan en estas tendencias. La categorización de los hombres según diferentes tipos (Varnas) en el Bhagavad Gita se han hecho según sus respectivas cualidades y acciones”.
LOS GUNAS EN EL GITA
Krishna es el nombre de una encarnación divina que vivió hace cinco mil años. Él describió los gunas en detalle a su discípulo Arjuna cuando estaban a punto de librar la batalla de Kurukshetra. El testimonio de esta sublime enseñanza dio origen al Bhagavad Gita, texto sagrado que literalmente significa “Canto del Señor”. En él, solo una pequeña parte está dedicada a los gunas, y sin embargo abarca todas las áreas de la vida humana:
Krishna es el nombre de una encarnación divina que vivió hace cinco mil años. Él describió los gunas en detalle a su discípulo Arjuna cuando estaban a punto de librar la batalla de Kurukshetra. El testimonio de esta sublime enseñanza dio origen al Bhagavad Gita, texto sagrado que literalmente significa “Canto del Señor”. En él, solo una pequeña parte está dedicada a los gunas, y sin embargo abarca todas las áreas de la vida humana:
Celestiales, terrenales, demoníacos: la fe y caridad según los gunas
En el capítulo 17 del Gita, Krishna describe la fe y la caridad de acuerdo con las distintas tendencias:
4. “Los de temperamento sátvico reverencian a los dioses del cielo; los de carácter rajásico adoran el poder y la riqueza aunque no los reconozcan como sus dioses; mientras que los tamásicos veneran los espectros y dañinas deidades que concuerdan con su propio carácter”.
20. “Veamos ahora, Arjuna, los tres tipos de caridad. Como ya te he señalado, tienes el deber de dar. Si lo haces llevado por un sentido positivo del deber, no por compromiso o con la expectativa de una recompensa; si brindas tu caridad en el momento y lugar oportunos a la persona que la merece sin que esta pueda retribuirte, es un don sátvico”.
21. “La caridad condicionada hace que el dador y receptor se sientan incómodos. El deseo de que sea retribuida, sea aquí o en el más allá, la vuelve rajásica”.
22. “Y si la realizas en un momento o lugar inoportunos, o a personas que no son dignas de ella (por su temperamento dudoso y su afán de malgastar los bienes que reciben o su desdén por ayudar a los demás) o bien de manera irrespetuosa, o acompañada de un insulto, esa caridad será tamásica”.
En el capítulo 17 del Gita, Krishna describe la fe y la caridad de acuerdo con las distintas tendencias:
4. “Los de temperamento sátvico reverencian a los dioses del cielo; los de carácter rajásico adoran el poder y la riqueza aunque no los reconozcan como sus dioses; mientras que los tamásicos veneran los espectros y dañinas deidades que concuerdan con su propio carácter”.
20. “Veamos ahora, Arjuna, los tres tipos de caridad. Como ya te he señalado, tienes el deber de dar. Si lo haces llevado por un sentido positivo del deber, no por compromiso o con la expectativa de una recompensa; si brindas tu caridad en el momento y lugar oportunos a la persona que la merece sin que esta pueda retribuirte, es un don sátvico”.
21. “La caridad condicionada hace que el dador y receptor se sientan incómodos. El deseo de que sea retribuida, sea aquí o en el más allá, la vuelve rajásica”.
22. “Y si la realizas en un momento o lugar inoportunos, o a personas que no son dignas de ella (por su temperamento dudoso y su afán de malgastar los bienes que reciben o su desdén por ayudar a los demás) o bien de manera irrespetuosa, o acompañada de un insulto, esa caridad será tamásica”.
Unidad, separación, ignorancia: los gunas y su relación con el conocimiento
18-19. “Ahora te diré, Arjuna, cómo interactúan con la acción las fuerzas de la naturaleza (…) Desde la perspectiva de cada guna, hay entonces tres tipos de conocimiento, de actos y de hacedores:
20. “La persona sátvica conoce la Divinidad del Ser, la vislumbra en todos los seres, sabe de la unidad de todas las criaturas del universo y no ve la separación que ven otros”.
21. “La persona de conocimiento rajásico percibe la separación por doquier y cree que cada individuo es distinto de los demás, y que hay tantas almas separadas como cuerpos”.
22 “La persona de conocimiento tamásico no tiene, en rigor, conocimiento alguno, solo ignorancia. Engañada, se aferra a la creencia de que el individuo es solo cuerpo. La pérdida del cuerpo significa para esa persona la pérdida de todo. No hay en esto, sutileza alguna de razonamiento”.
Desapego, avidez, torpeza: los actos de acuerdo a los gunas
23. “Veamos ahora las tres clases de actos. Los actos sáttvicos son los establecidos en las Escrituras y ejecutados sin apego por los resultados. Quien los realiza lo hace como un deber sagrado, por el deber mismo y no por placer o retribución personal. El acto sátvico nunca se hace a disgusto”.
24. “El trabajo es rajásico cuando es aguijoneado por el deseo de los frutos. Implica un enorme esfuerzo egocéntrico y atrapa al individuo en un proceder destinado a complacerlo. Este tipo de actos obstaculizan el crecimiento espiritual y producen aflicción”.
25. “Los actos tamásicos son los que se emprenden a ciegas, sin considerar las consecuencias. No se reflexiona en el costo o el mérito del acto, y el que lo practica no tiene idea alguna de su capacidad para ejecutarlo”.
¿Humildes, codiciosos o indolentes? Los “hacedores” y los gunas
26 “Ahora nos ocuparemos de los tres tipos de hacedores”, anuncia Krishna. “Los sátvicos ven todo como obra de la Divinidad y a sí mismos, como sus instrumentos. Carentes de ego, proceden libres de deseo o apego. Su fervor por el trabajo que deben realizar no los hace presa del éxito o el fracaso”.
27 “Los hacedores rajásicos son movidos por el ansia de beneficio personal; son codiciosos y destructivos hasta el punto de ser crueles; y se mostrarán alegres o afligidos según el acto tenga éxito o fracase. Son hipersensibles y hasta dañinos con quienes los estorban en sus planes. El logro espiritual no es para ellos”.
28 “Los tamásicos son desatentos, despreocupados, letárgicos y perezosos. La indolencia y la pérdida de tiempo son sus rasgos principales, junto con la malicia, la tendencia al engaño y la deshonestidad”.
Claridad, agitación, ceguera: los gunas y el intelecto
30 “El intelecto sáttvico o buddhi discrimina entre la verdad y la falsedad, entre lo Real y lo irreal. Conoce la diferencia entre acción (karma) e inacción (akarma) y sabe qué cosas ayudan o estorban el avance espiritual. Discrimina el temor de la intrepidez y comprende qué es lo que libera al alma y qué la aprisiona. El discernimiento sátvico conduce hacia Dios”.
31 “También el intelecto rajásico discrimina, pero equivocadamente. Tiene una comprensión distorsionada de los hechos correctos e incorrectos; piensa que el fin justifica los medios, por egoístas o dañinos que sean estos últimos. Es capaz de convertir la verdad en falsedad, o viceversa. La codicia, la pasión, la ira y el temor obnubilan la visión. En lugar de elevarnos, nos empantanan en las miserias del mundo”.
32 “El intelecto tamásico, envuelto en la ignorancia y rodeado por las tinieblas, sencillamente no sabe discernir. El bien le parece malo y el mal le parece bueno. Entiende la vida de un modo pervertido. Dominado por el letargo, el intelecto tamásico arrastra cada vez más al individuo en su caída”.
Disciplina, ostentación, apatía… ¿qué tipo de voluntad manifestamos?
33 “Si ahora analizamos los tipos de voluntad (dhvriti), veremos que la voluntad sátvica es una inquebrantable devoción a lo Divino, una profunda resolución de avanzar hacia Dios y fusionarse con Él. Este resuelto propósito se cultiva cuidadosamente mediante la disciplina interior y la meditación, dirigiendo a Dios y controlando con firmeza toda la energía vital (prana) y las funciones de la mente (pensamientos, sentimientos y sentidos). Así como la aguja de la brújula apunta siempre al Norte, independientemente de la dirección en que se marche, el trayecto que a hacia lo Divino nunca se aparta del objetivo último de fundirse con Eso”.
34 “La voluntad rajásica no es menos resuelta, pero se aferra con fuerza al deseo de ostentación, de poder, de tener prestigio y posesiones materiales, e incluso a los apegos propios de una vida virtuosa. Si esta voluntad decidida se encaminara a Dios, podría llevar al individuo hasta lo Supremo, pero dirigirla al goce mundano lo condena a repetidas vidas de turbulencia y dolor”.
35 “La voluntad tamásica es hija de la ignorancia, la falta de sentido, la debilidad, que dan por resultado una inercia mortal. En ausencia de discriminación o comprensión, lo único que mueve a la voluntad tamásica es el afán de comer y beber, o de pasar el tiempo durmiendo. La persona tamásica ignora el resto de la vida como si fuese un sueño”.
De néctares y venenos: la felicidad según los gunas
36. “También podemos entender la felicidad (sukha) en función de las tres gunas (…) escucha, Arjuna, sobre las tres categorías de felicidad”:
37. “La felicidad sátvica es la serenidad del ánimo que procura la meditación, el dulce júbilo que trae consigo la autorrealización. Como todas las cosas buenas de la vida, al principio exigen un trabajo duro, pero brindan luego una gran alegría: el amargo veneno se convierte en dulce néctar. La fuente de la dicha perdurable es el Atma (Ser supremo, Uno indivisible), el Verdadero Ser Interior. Podrás hallarla dentro de ti mediante abhyasa, la práctica constante”.
38 “La felicidad rajásica es lo opuesto: néctar al comienzo, veneno al final. Es el placer temporario que da el contacto de los sentidos con los objetos del mundo. Si te entregas a esta clase de felicidad atraerás hacia ti el dolor que siempre la acompaña. El que confía compulsivamente en sus sentidos para obtener gozo pierde fuerza, vigor y capacidad de crecimiento. Su sabiduría espiritual se desvanece. Uno bebe en el mundo el placer y su corolario, el dolor; así la verdadera dicha es retraída lentamente hacia el interior”.
39 “La felicidad tamásica, hija de la negra ilusión, lleva a una existencia adormecida e ignota, amarga al principio y al final. El único placer que brinda este tipo de ‘felicidad’ es la magra satisfacción del sueño o el goce perverso que producen la búsqueda del ocio y el abandono del deber”.
LA SUPERACIÓN DE LAS TRES TENDENCIAS Podríamos deducir que la cualidad sátvica es la más deseable por ser la única que puede traernos dicha perdurable. Sin embargo, los que buscan la Iluminación o libertad suprema deben conquistar todos los gunas. ¿La razón? Sathya Sai Baba nos la explica: (del libro Sathya Sai Speaks, volumen 10, p.330):
“Conquisten Thamas (inercia) a través de Rajas (actividad) y a Rajas a través de Sattva (búsqueda espiritual) y finalmente libérense incluso del Sattva guna a través del desapego. Solo entonces podrán alcanzar el estado de Unidad con el universo. El significado literal de guna es soga, por lo tanto, el Sattva guna también ata. Y la meta final es estar completamente libres, completamente despiertos, completamente sabios”.
L.G.M.
L.G.M.
Bibliografía consultada:
- Hawley, Jack: El Bhagavad Gita para todos, Editorial Deva´s, Buenos Aires, Argentina, 2005.
- Roof, Jonathan: Pathways to God, vol. III, SSS Books & Publication Trust, Andhra Pradesh, India, 2007.
TEXTO TOMADO DE: http://www.h2hlatino.org/ articulos.php?id=202#leer_ noticia
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