EL OCÉANO ES UN vasto misterio. Es ilimitado y tan antiguo como el tiempo. Lleva en sus entrañas remolinos, e incontenibles corrientes y su aspecto es de furia. Nadie pensaría en navegar de un puerto a otro sin tener un buen bote, fuerte y confiable. Así también, el hombre necesita la seguridad del bote que es la gracia divina para cruzar el iracundo océano del cambiante y agitado flujo de la vida. Este océano es también vasto y lleno de misterio: tiene profundidades insondables, sacude al hombre del nacimiento a la muerte y de vuelta al nacimiento; le causa muchas subidas y lo hace elevarse y caer repetidamente, le causa muchas alteraciones y enfermedades, crea remolinos de deseos y resoluciones, atemoriza al hombre con sus monstruosas criaturas, como la codicia, y arrastra a la razón al remolino de la duda.
Para poderse equipar con el valioso bote de la gracia, uno debe desarrollar las cualidades de la fe y la disciplina. Tiene que aclarar y purificar la conciencia interna, y el tiempo es el regalo que Dios nos ha concedido para este propósito, y el hombre debe usarlo como el instrumento para la clarificación y purificación. Contemplar las glorias de Dios, descubrir su presencia en la belleza, en la bondad y en la verdad que se pueden ver en todas partes, meditar en su Forma, repetir su Nombre, es el medio por el cual este proceso se puede lograr. Por supuesto, no se podrá lograr sin una vida virtuosa y llena de amor y bondad hacia todos los seres. De ese modo, la mente podrá volverse inocua, benéfica y aun de gran ayuda en nuestro peregrinaje espiritual. Por medio de una mente pura uno puede transmutarse en Divinidad; el hombre, manava, puede llegar a ser Madhava (Dios), porque es el destino y el derecho de todo hombre llegar a alcanzar ese estado y sumergirse en la bienaventuranza infinita que confiere.
Todas las religiones han hecho énfasis en la importancia que tienen la devoción y la dedicación al Soberano Supremo. Los medios por los que se puede alcanzar pueden ser diversos; la descripción del éxtasis que uno experimenta en el estado final y durante todo el recorrido del sendero puede ser diferente, porque está más allá de todo intento por describirlo. Bhakti marga (el camino de la devoción) que es otro nombre para la devoción y dedicación, de hecho limpiará y purificará la mente. Entonces, la mente será iluminada y llevada a la Divinidad.
El hombre ha caído en la ignorancia, el egoísmo y la ambición porque ha olvidado su verdadera naturaleza, la cual nunca se ve afectada por la pérdida o la tristeza. En realidad, el hombre es la encarnación de todas las grandes virtudes: amor, paz, rectitud y verdad, sólo que no se ha dado cuenta de esto y corre tras los bajos placeres, y así queda envuelto en la falsedad, la injusticia y la violencia. Tiene que curarse con los remedios de tyaga y yoga (renunciación y control sobre sí mismo). Al mismo tiempo debe regular su modo de vivir y seguir el régimen de la fe y la devoción.
Así como la mantequilla se encuentra en la leche, Dios se encuentra en el universo. Cuando se bate la leche, la mantequilla se separa y se puede ver. Así también, por medio del amor y la disciplina de la repetición del Nombre, podemos percibir a Dios realmente, materialmente. Los templos de los pueblos son los lugares donde se lleva a efecto esta concretización, pues el templo es para el pueblo como el corazón para el cuerpo. De hecho, el templo se concibe sobre la base de que el cuerpo es el templo que el hombre lleva consigo. Un cuerpo sin corazón, un pueblo sin templo y un estanque sin agua no tienen ningún valor ni propósito. Por eso, deben mantener y dar impulso al templo que hay en su pueblo tan cuidadosa y tan constantemente como atenderían su propio corazón.
Cuando eructan sienten el sabor de la comida que ingirieron; la calidad del pan depende de la calidad de la harina; como es la firmeza de la fe, así es la devoción; como es la devoción, así es la realización; como es su sadhana, así es la verdad que se les revela.
Para poderse equipar con el valioso bote de la gracia, uno debe desarrollar las cualidades de la fe y la disciplina. Tiene que aclarar y purificar la conciencia interna, y el tiempo es el regalo que Dios nos ha concedido para este propósito, y el hombre debe usarlo como el instrumento para la clarificación y purificación. Contemplar las glorias de Dios, descubrir su presencia en la belleza, en la bondad y en la verdad que se pueden ver en todas partes, meditar en su Forma, repetir su Nombre, es el medio por el cual este proceso se puede lograr. Por supuesto, no se podrá lograr sin una vida virtuosa y llena de amor y bondad hacia todos los seres. De ese modo, la mente podrá volverse inocua, benéfica y aun de gran ayuda en nuestro peregrinaje espiritual. Por medio de una mente pura uno puede transmutarse en Divinidad; el hombre, manava, puede llegar a ser Madhava (Dios), porque es el destino y el derecho de todo hombre llegar a alcanzar ese estado y sumergirse en la bienaventuranza infinita que confiere.
Todas las religiones han hecho énfasis en la importancia que tienen la devoción y la dedicación al Soberano Supremo. Los medios por los que se puede alcanzar pueden ser diversos; la descripción del éxtasis que uno experimenta en el estado final y durante todo el recorrido del sendero puede ser diferente, porque está más allá de todo intento por describirlo. Bhakti marga (el camino de la devoción) que es otro nombre para la devoción y dedicación, de hecho limpiará y purificará la mente. Entonces, la mente será iluminada y llevada a la Divinidad.
El hombre ha caído en la ignorancia, el egoísmo y la ambición porque ha olvidado su verdadera naturaleza, la cual nunca se ve afectada por la pérdida o la tristeza. En realidad, el hombre es la encarnación de todas las grandes virtudes: amor, paz, rectitud y verdad, sólo que no se ha dado cuenta de esto y corre tras los bajos placeres, y así queda envuelto en la falsedad, la injusticia y la violencia. Tiene que curarse con los remedios de tyaga y yoga (renunciación y control sobre sí mismo). Al mismo tiempo debe regular su modo de vivir y seguir el régimen de la fe y la devoción.
Así como la mantequilla se encuentra en la leche, Dios se encuentra en el universo. Cuando se bate la leche, la mantequilla se separa y se puede ver. Así también, por medio del amor y la disciplina de la repetición del Nombre, podemos percibir a Dios realmente, materialmente. Los templos de los pueblos son los lugares donde se lleva a efecto esta concretización, pues el templo es para el pueblo como el corazón para el cuerpo. De hecho, el templo se concibe sobre la base de que el cuerpo es el templo que el hombre lleva consigo. Un cuerpo sin corazón, un pueblo sin templo y un estanque sin agua no tienen ningún valor ni propósito. Por eso, deben mantener y dar impulso al templo que hay en su pueblo tan cuidadosa y tan constantemente como atenderían su propio corazón.
Cuando eructan sienten el sabor de la comida que ingirieron; la calidad del pan depende de la calidad de la harina; como es la firmeza de la fe, así es la devoción; como es la devoción, así es la realización; como es su sadhana, así es la verdad que se les revela.
SAI BABA
Brindavan
15 XI 73
15 XI 73
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