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¨Donde quieras que vayas, no importa, donde vayas cumple siempre con tu deber…y sabe que yo siempre estaré allí, dentro de ti guiándote en cada paso del camino.
En los años por venir me experimentarán en muchas manifestaciones diferentes de mi forma.
Tú eres yo mismo, más que amado para mí.
Te protegeré como los parpados protegen a los ojos. Tú ya me tienes, así como yo te tengo a ti. Nunca te abandonaré y tú nunca podrás abandonarme.
De ahora en adelante, no desees ni anheles nada desempeña tu deber con un amor invariable, viendo a todos como a Dios.
Sé paciente a su debido tiempo, todo te será dado.
Sé Feliz, no hay necesidad de preocuparse por nada sea lo que fuere que se experimente, sea lo que fuera que suceda, sabe que este avatar así lo quiso.
No existe poder en el mundo que pueda demorar ni por un instante la misión para la cual este avatar ha venido.
Todos Ustedes son almas sagradas y tienen asignado el papel que habrán de desempeñar en el drama de La Nueva Edad de Oro que vendrá…¨.



"BHAGAVAN SRI SATHYA SAI BABA" .



viernes, 24 de octubre de 2008

EL CIELO ESTÁ EN TODAS PARTES



Cuando Robert Pipes, un hombre negro nacido en Estados Unidos, escuchó hablar de Swami, no lo dudó: iría a verlo. Existía un problema: Robert era sacerdote y en su iglesia, la Iglesia Episcopal, había un Arzobispo que, al enterarse de que Robert iría a ver a Sai Baba, literalmente puso el grito en el cielo.
Volcó su posición en una esquela que decía: "Robert, como un hermano que te ama en Cristo, debo decirte que estoy preocupado de que Jesucristo se haya desplazado del centro de tu vida. Recuerda esto Robert: Jesucristo debe ser el eje de todas nuestras acciones... No te dejes fascinar por milagros hechos por otros. Aun los que describe Howard Murphet en 'El Hombre Milagroso', son aceptados por Dios cuando son hechos para la gloria de Jesucristo, o para contribuir con ella. Recuérdalo, Robert, no sientas que estoy cerrado a otros. Sólo me preocupa, y mucho, el lugar central de Jesucristo, su prestigio..."
Robert pasó un mes en el ashram, y le escribió una carta de veinte hojas al Obispo; en una de las últimas le explicaba: "Elliot, cuando tú y toda tu familia lleguen al cielo... bueno, eso ya está garantizado. Si estás tratando de salvar las almas de los otros, como la mía, seguro que vas a ir al cielo".
Robert aludía a la creencia de que si los obispos no llegan al cielo, significa que no han muerto, pues al morir todos los obispos van directamente al cielo.
Agregaba Robert en su carta: "Cuando lleguen al cielo, por favor no me busquen allí".
Claro, para el Arzobispo, ¿cómo puede Robert, una persona que ha ido a ver a Sathya Sai Baba, llegar al cielo? Esa persona debe estar en el otro lado, sufriendo, en las llamas, en el lugar del sulfuro...
Prosigue Robert: "Pero tampoco voy a estar allí, Elliot. No me busques en el infierno, porque tampoco estaré allí. Ya he estado en el infierno, eso es este mundo. Y mira, si quieres saber dónde estoy, esto tampoco es el cielo".
Seguramente, el obispo se preguntó: ¿dónde estará este hombre? Yo le avisé que no fuera a ver a Sai Baba.
"Si quieres saber dónde estoy, Elliot, ve directo a Jesucristo y pregúntale al Señor dónde está Robert Pipes. Haz cualquier otro comentario sobre mí que te plazca. Le puedes decir a Jesús: quisiera saber dónde está este caballero, porque no actuó bien Contigo. No Te mantuvo como el centro de su vida. Dile que has hecho todo cuanto pudiste para evitarle los castigos que caerían sobre él. Dile: Dime, Jesús, ¿dónde está él? Y Jesús te dirá: Pipes está bien. No está aquí, en el cielo, y no está tampoco en el infierno. Si quieres ver el gran rayo de luz que una vez tomó la forma del cuerpo de Robert Pipes, si quieres ver ese gran rayo de luz que vivió en su cuerpo, mira profundamente dentro de Mi corazón. En el corazón de Cristo. Sí, Elliot, busca dentro del corazón de Jesucristo y verás a este espíritu que alguna vez se llamó Robert Pipes. No me busques en el cielo, ni en el infierno. Fundirme con el Mismo Dios, Uno con Dios, ser Dios Mismo... ese es mi objetivo. Mi destino es la liberación en esta vida."
En el párrafo siguiente, Robert Pipes parece cambiar la voz cuando añade: "Espero, Elliot, que no estés ofendido por mi carta". Ahí vemos a Sai Baba. El es todos los Dioses. El es todos envueltos en Uno. Y si dejan a Jesús y vienen a Sai Baba, vienen al Mismo. No podemos dejar a Jesús y tomar a Sai Baba, porque Sai Baba es Jesús y Jesús es Sai Baba. El es todos los dioses. Hay algunas personas que llegan y le dicen a Swami: "Swami, yo quería que mi hijo viniera aquí, pero se fue a Tirupati" (otro gran santuario hindú). Como el Obispo Elliot, dicen también: "Se fue a Tirupati, no ha venido a Ti". Entonces Swami responde: "¿Y quién está ahí, en Tirupati sino Yo mismo?".
El es la persona adorada en todos los templos, en todos los sitios, bajo todos los nombres. Llámenlo por cualquier nombre.
¿Quién puede, por lo tanto, decir cuál es el lugar de Swami? No podemos decir: se fue a Puttaparti, se fue a Whitefield, o se fue a Madrás, porque El no deja ningún lugar, está en todos.
Del mismo modo, El no tiene ningún Nombre en especial. No podemos llamarlo Jesús a Swami e inmediatamente corregirnos: "Ah, perdón, me equivoqué, Sathya Sai Baba". Todos los nombres Le pertenecen y también ningún nombre.
El es un Maestro, un Maestro de la Verdad. Enseña la Verdad sobre Dios. Dios es Amor. Dios es Todopoderoso. Dios es Omnipresente. Dios es Omnisciente. Dios es Uno. Uno con muchos nombres, no importa, o cualquier Nombre.
Una vez Swami, antes de comenzar un discurso, recitó un verso donde se describía a Sí Mismo. Sólo cuando El se describe a Sí Mismo, nosotros podemos llegar a comprenderlo. A menos que El nos ayude a conocerlo, a menos que El Mismo remueva el velo que nos envuelve, jamás podremos comprenderlo. Infinidad de veces lo ha repetido: "No traten de comprenderme, no lo lograrán."
Swami es un fenómeno tan extraño, tiene tantos rostros y facetas, es Alguien tan único en la historia de la humanidad, que resulta imposible comprenderlo. "Aun si toda la humanidad tratase, durante miles de años, no podrían", expresó una vez en una Conferencia Mundial celebrada en Bombay.
Cuando se le ruega "Swami, revélanos algo de Tu personalidad, dinos Tú quién eres Tú", a veces Swami acata el pedido. En una oportunidad respondió a través de un verso, en sánscrito, que pronunció antes de su discurso. Recitó Swami:
"Entre los niños Soy un Niño, entre las mujeres Soy una Mujer, y entre los hombres, Soy un Hombre."
Por lo tanto, Swami es un Niño, una Mujer, un Hombre. En las Upanishads también se describe a Dios de esa manera. "Tú eres un niño, Tú eres una niña, Tú eres una mujer, Tú eres un viejo que Te paseas con un bastón...".
En el discurso, Swami volvió sobre el tema y afirmó: "Yo no soy un Hombre. No soy un Fenómeno Celestial. No soy un Hada. No soy un Angel. No pertenezco a ninguna clase ni casta. No soy un hombre joven, ni un hombre de mediana edad, ni un hombre viejo, ni un monje. No pueden decir: Oh, Swami es viejo, tiene sesenta años. Yo no soy ni viejo, ni de mediana edad, ni joven, ni un niño. Ustedes no pueden calcular mi edad".
Si es y no es un hombre, si es y no es una mujer, si no es Esto ni Aquello, ni lo otro... "¿quién eres Swami?", parecieron preguntarle en silencio las más de cincuenta mil personas reunidas.
Como si los hubiera escuchado, Swami dijo entonces:
"Yo soy el Maestro de la Verdad. He venido a enseñar la Verdad."
¿Y cuál es la Verdad sobre Dios? ¿Cuál es Su naturaleza?
Lo que Swami quiere que sepamos es que Dios es amor, Dios es omnipresente. Y hay una sola raza humana cuyo lenguaje es uno solo: el lenguaje del corazón. Dios es omnipresente y Ese es Sathya Sai.


Tomado de una charla que N. Kasturi pronunció el 1 de febrero de 1985

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¨LA ENCARNACIÓN DIVINA¨