"La enseñanza es disciplina"
El hombre verdadero es aquel cuyos pensamientos, palabras y acciones son "Una". Tal hombre tiene el valor necesario para estar cerca del Señor y obtener la beatitud.
Nacer como ser humano es un regalo precioso, y después de haber recibido esta bendición, el hombre debe intentar lo máximo para lograr la Divinidad que reside en él. Debe tratar de manifestar lo Divino en su vida cotidiana, utilizando tres instrumentos: la mente, la palabra y el trabajo. Cuando estos tres elementos se utilizan correctamente, contribuyen al desarrollo total del ser humano; pero cuando se usan mal, el hombre se arriesga a convertirse en animal. Estos tres elementos son el origen de su evolución o progreso, lo mismo que de su caída.
La Naturaleza de la Mente
Tomemos por ejemplo la mente: es sólo un montón de deseos que nos empuja en la búsqueda de ciertas cosas y nos lleva a evitar otras.
La mente siempre intenta dialogar con ella misma y hacer planes. Esta facultad de elaborar proyectos hace que el hombre busque las soluciones a sus problemas, que están continuamente presentes. Debemos eliminar esta tendencia, no permitiendo que nuestros problemas impidan nuestro descanso. Cuando se pasa la vida buscando los defectos en los demás y preocupándose por cosas exteriores, la mente es como el papel carbónico, que bloquea en esta forma el progreso espiritual. Cuando la mente está en contacto con pensamientos bajos se transforma en débil y pierde su fuerza de concentración.
Hay tres formas de reducir la mente al silencio:
1) Ejercicios respiratorios, de inspiración y expiración, concentrando la atención en un objeto y calmando las oleadas de la mente.
2) Servicio a los demás: Cuando la mente está ocupada con ciertos deberes, tales como enseñar a los alumnos altos ideales, alentar y consolar a los enfermos, el diálogo mental cesa naturalmente por sí mismo.
3) Disciplina espiritual: Cantar la Gloria de Dios, recitar su santo Nombre, y ciertas posturas yogas, ayudan a calmar la mente.
El Gayatri mantra (una oración dirigida a la Inteligencia Suprema) refina el intelecto, haciéndolo un mejor instrumento, y es altamente beneficioso para calmar el vagabundeo de la mente.
A la gente le encanta observar el carácter de los demás, clasificándolos como buenos o malos. La atención siempre está volcada hacia afuera y estos hábitos ensucian la mente; por lo tanto, el hombre debe ser cuidadoso de las malas influencias. La única preocupación del hombre debe ser la de purificar su mente. Su mente es el único instrumento que puede preservar y transformar las cualidades humanas y, por lo tanto, debemos entrenarlo para desear lo bueno y rechazar lo malo.
Si un plato de metal se rompe, siempre podemos repararlo, pero si la mente se quiebra, ¿cómo ayudarla?
Tengan fe. La gente mentalmente débil da demasiada importancia a las pequeñas desilusiones y a los pequeños problemas; no tienen la valentía y la constancia necesarias para enfrentar las grandes confrontaciones de la vida.
Algunas personas abolirían totalmente la mente, pero esto es imposible. La mente es el instrumento a través del cual el hombre puede alcanzar la liberación o la esclavitud.
Un pescador debe tener una caña y un anzuelo si quiere pescar algo. Los animales salvajes pueden ser domesticados por el circo y uno puede jugar con una serpiente, si previamente se le ha removido el veneno. Igualmente sucede con la mente cuando hemos removido el veneno originado por la ira, el odio, la envidia, la gula, la avaricia y el orgullo. Una vez que han sido eliminadas estas cualidades inferiores, la mente se torna serena y puede ser usada como un instrumento para la liberación.
El Poder de la Palabra
El segundo instrumento para controlar la mente es la palabra. Las palabras tienen gran poder. De acuerdo a cómo sean usadas pueden elevar al hombre o disminuirlo. Si le decimos a alguien que una catástrofe es inminente, puede desmayarse. Si en lugar de esto le damos palabras de aliento y llenas de afecto, la misma persona se sentirá tan fuerte como un elefante y lista para enfrentar cualquier cosa.
Si ustedes cortan un árbol con un hacha, el árbol crecerá nuevamente, pero si ustedes lastiman a una persona mentalmente, puede no recuperarse nunca del daño.
Hay tres reglas que los hombres sabios nos indican seguir:
1) Decir la verdad.
2) No decir la verdad que pueda herir a alguien.
3) No decir mentiras sólo para ser agradable o para agradar a alguien.
La verdad, cuando está expresada en palabras, es dulce, agradable y llena de Amor. El hombre debe esforzarse al máximo para librar su cuerpo de la violencia, su lengua de la falsedad, sus manos de la agresividad y su conciencia de pensamientos negativos. Las palabras nunca deben ser usadas como vehículo para la pasión, la agitación o el fanatismo.
Nunca olviden que lo que ustedes dicen queda registrado en el fondo de su corazón. Estas palabras serán recordadas muy frecuentemente para advertirles que no pierdan su autocontrol, que hablen sólo para buenas causas y que permanezcan silenciosos delante de la peor provocación. La lengua permanecerá tan muda como la mente. Hoy en día es más difícil parar de parlotear que hacer un paquete lleno de agua. Aquellos que hablan no pueden trabajar, por lo tanto, sería mejor que actuaran más y hablaran menos. Tengan mucho cuidado con lo que digan porque sus palabras dejan un efecto muy profundo en aquellos con quienes hablan y un efecto más profundo en ustedes mismos.
El Trabajo
Ahora llegamos al tercer instrumento: el trabajo, la acción que incluye todas las acciones realizadas con los diez sentidos: aquellos de la acción (piernas, manos, órganos de excreción, pies y órganos de procreación) y aquellos de la percepción (ojos, oídos, nariz, lengua y piel).
La ley de causa y efecto es una ley de hierro, créanlo o no. Cada acción o cada acto tiene una consecuencia, les guste o no, y deben aceptar tanto lo caliente como lo frío, tanto el viento como la brisa. No es posible escapar a esta ley. Hagan el bien y recibirán bien; hagan el mal y recibirán mal.
Son nuestras propias acciones las que originan la alegría o el dolor. La pobreza, la mala salud física o mental, son todas consecuencias de acciones pasadas. El pecado no surge de nuestro interior sino de nuestras actividades físicas y mentales. El pecado no vive en otro mundo, sino aquí, y pueden descubrir esto gracias a su actividad.
Se pasan la vida repitiendo que los seres humanos poseen las cualidades más nobles que existen, pero muy pocos de ustedes ponen en práctica estas cualidades. Muchos dicen que conocen el secreto para despertar al hombre de su ignorancia y sopor. Hay millones de Maestros espirituales que predican altos ideales. Las librerías están llenas de buenos libros, y los Maestros usan distintas técnicas para ayudar al hombre a manifestar sus cualidades latentes. Aun curdo esta gente sea muy numerosa, el mundo ha caído en una terrible crisis moral en la cual nadie pone en práctica lo que lee o aprende. Los profesores usan las ideas de otros y las cambian de acuerdo con sus propios métodos de enseñanza, pero ninguno de ellos habla a partir de su experiencia personal. La vida se ha tornado tan peligrosa como recoger una flor de loto en un lago infestado de cocodrilos. La vida es como un bloque de hielo que está rápidamente deshaciéndose. Antes de que el hombre deje este mundo debe compartir sus conocimientos y talento con la mayor cantidad de gente posible. El hombre debe acumular y desarrollar la mayor cantidad posible de ideas elevadas para compartir con los demás.
Tengan fe en la ley de acción y reacción. El individuo es, en realidad, el producto de las circunstancias y de su esfuerzo para enfrentarlas. Multiplicado al infinito él es Dios, y la mente multiplicada al infinito es la Mente Cósmica, la Voluntad Suprema.
El individuo es el puente entre lo visible y lo invisible, y es mucho más precioso que su imagen. Se mide a sí mismo con el patrón de la riqueza, la fama y la valentía, pero es mucho más que estas cosas. El hombre debe desarrollar la pequeña llama del Amor Divino que brilla en él y abraza a todas las criaturas en su infinito Amor.
Aquellos que trabajen en el campo de la educación deben tomar conciencia del tesoro que representan sus alumnos y hacer que este tesoro se manifieste. No se enojen si un niño no responde correctamente y rápidamente a sus preguntas. Repitan diez veces si fuera necesario. Si le piden a un niño que repita el nombre de Rama y él dice lama, no se enojen y griten en su oreja: ¡Rama! No muestren sus debilidades o sus errores, no hagan escándalos y nunca muestren su espíritu de competencia. Siempre escondan sus defectos: ésta es una gran disciplina espiritual. Descarten la ira, el odio, los celos y el orgullo. Todo lo que hagan o no hagan tiene un solo objetivo, que es la purificación de su mente. No crean que sólo están sirviendo a sus alumnos cuando enseñan, porque en realidad se están sirviendo y ayudando a ustedes mismos.
Ustedes no pueden comer por otra persona. Si ustedes actúan como dijimos anteriormente, tendrán éxito. Todos ustedes están trabajando en el campo de la educación. El éxito depende de una sola cosa: abran las puertas que iluminan la mente y que revelan la Realidad. Nada es más fácil que esto. La suerte, la erudición, la posición social y el poder son sólo ciertos aspectos de su personalidad. No le den a estas cosas exteriores más importancia que la que realmente tienen.
Ustedes se exaltan cuando les son otorgados honores. No se enorgullezcan del número de clases que han dado. Eso no es un signo de grandeza. La elevación espiritual se manifiesta a través de verdaderas cualidades tales como la compasión, la caridad, la tolerancia, la simpatía, el desapego, el autocontrol, etc.
Hemos oído demasiado de los intelectuales de hoy. Ellos son los responsables de la actual decadencia moral. El mundo tiene mucho que aprender de los no intelectuales. Los intelectuales no le dan importancia a las verdades simples porque ellos son demasiado inferiores para comprender ideas elevadas, y todo lo que pueden hacer con su intelecto es acumular dudas.
Aprendan a controlar los sentidos y las emociones. Si sus casas se incendian, ustedes siempre pueden salvarse corriendo hacia afuera; pero si el fuego de los deseos arde dentro de ustedes ¿adónde pueden ir? Mantengan la calma, no importa lo que pase. Todos los males del sistema educativo actual brotan del hecho de que queremos conducir a los alumnos a lo largo del camino correcto cuando nosotros mismos no lo seguimos y somos esclavos de nuestros sentidos. Aquellos que son miembros de la Organización Sathya Sai deben ser ejemplos para los demás. No piensen que son superiores a los otros porque son profesores; ustedes son estudiantes y profesores simultáneamente. No sean fatuos; los alumnos los necesitan tanto como ustedes los necesitan a ellos.
Sean estudiantes toda la vida. Busquen la información necesaria que los inspire a tomar este curso de valores humanos. Cumplan su deber sin egoísmo o temor. Cuando se sirve en la verdad no hay nada que temer. La verdad siempre triunfa y, aun cuando sea lenta, la victoria siempre es segura. Tenemos un proverbio que dice: "Antes de que la virtud se ponga los zapatos, ya ha ido alrededor de todo el mundo".
Analicen todos los aspectos de la disciplina espiritual de la enseñanza y vayan a casa después de haber mejorado sus vidas y las de sus pares. Vuelvan a casa convencidos de que enseñar es la representación del verdadero ejercicio espiritual. Reciban gozo y alegría de este curso y pongan en práctica las lecciones que han asimilado para el bien de su país. Yo los bendigo para que tengan éxito en este gran ejercicio del servicio.
Prashanti Nilayam
20 de mayo de 1982
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