Las Upanishads dicen que el hombre es una chispa de Amor Divino, encerrado en cinco envolturas que contienen el componente material, el componente alimenticio, el aire vital, la respiración y lo mental, emocional, volitivo, racional, discriminatorio, intelectual y el equilibrio bienaventurado y ecuánime. La fragancia de ese Amor que emana de él es Amor hacia las cosas, seres e ideas. Ese Amor está siempre empujando y agitándose para expresarse, expandirse y abarcar cada vez más. Pero las redes del temor, de la codicia, el egoísmo y la soberbia no permiten que la chispa crezca e ilumine las envolturas y el mundo que las rodea.
Hoy es el Festival de la Luz, es decir, del Amor. También al conocimiento se lo alaba como Luz pero, generalmente, es una niebla oscura, un arma ofensiva, una carga sobre la cabeza, una traba en la mano de la caridad, una cadena en los pies. Madura y se convierte en liberador sólo cuando se lo merece a través del Amor y se lo pone en práctica gracias a éste. Sólo el Amor da Luz.
El Amor se manifiesta primero en el regazo de la madre. Los ojos del Amor se posan sobre el cariñoso rostro de la madre. Luego se extienden hacia el padre, hermanos, parientes y amigos, compañeros de juegos, región y lengua, hacia el mundo y su Creador. El Yo que vive dentro del cuerpo es como un león en una cueva. Es el rey de la selva ¡pero se limita a los pocos metros cuadrados de suelo rocoso! Déjenlo salir y que renuncie a su limitado dominio. Mientras ustedes se encierren a sí mismos en la conciencia corporal (Yo soy el cuerpo), ¡serán como el león abatido en su triste cueva! No se sientan satisfechos diciendo, "Yo soy el cuerpo". Griten y digan: "Yo soy el Absoluto Universal". Yo soy todo eso y más. Yo soy todo lo que es, fue y será mezquindad, tiempo, espacio, ego ¡todos huirán de vuestro corazón! Serán Amor, Amor, Amor y nada más. Es decir, serán Divinos, uno con el Uno.
La expansión es vida. La expansión es la esencia del Amor. El Amor es Dios. Vivan en el Amor. Ese es el mensaje que les doy en el día del Festival de las Luces. Cuando se enciende una lámpara con otra, hay dos donde había una. La primera no dejó de emitir luz. Ustedes pueden encender un millón de lámparas con una, sin embargo, ¡la primera no sufrirá ni un ápice! El Amor también es como esto. Compártanlo con un millón, permanecerá tan brillante como cuando estaba solo. La iluminación del Festival de las Luces también imparte otra enseñanza. En cada casa se encienden algunas lámparas y las ponen sobre el umbral de la puerta, la baranda, el portón, el vestíbulo, el pozo de agua y ¿cuál es el efecto? El pueblo se llena de luz, los habitantes están felices, los niños danzan alegremente y el cielo brilla con la luz incandescente de la alegría terrenal. La luz se expande, se mezcla con la luz de otras fuentes de luz. No tiene límites, ni prejuicios, ni favoritos. Puede ser que no les agrade su vecino. Pero la luz de la lámpara de su propia galería brillará junto a la luz de la lámpara de su vecino. ¡No podrán evitarlo!
El Festival de las Luces intenta enseñarles esta lección de Luz y Amor; salgan, abarquen, desparrámense, expándanse, renuncien a los límites de lo mío y lo tuyo, de lo de él y lo de ellos, casta y credo, en un ilimitado fluir de Amor. Esa es la culminación de toda disciplina espiritual. Actualmente, la rivalidad, el deseo de derrotar y hundir a la otra persona adoptando cualquier medio necesario para su caída, la avidez de obtener riqueza, fama y superioridad, han apagado la lámpara del Amor en el corazón humano. Resuelvan en este Día del Festival encenderla nuevamente.
Cuando comienzan a alabar a Dios en la habitación donde está el altar, lo primero que hacen es encender la lámpara ¿no es así? Sin una lámpara encendida no se inicia ninguna ceremonia auspiciosa. ¡Cuando la lámpara del Amor brilla, Dios se hace presente! ¡Manténganla ardiendo brillante y pura, para mantener la presencia de Dios!¡Permitan a todos encender sus lámparas con ésta, así Dios derramará Su Gracia!
Dios primero; el mundo después; ¡yo, último! Esta es la secuencia legítima para el aspirante y ¿quién no es un aspirante? ¡Deben serlo, ahora o luego, para que puedan ser liberados de este ciclo de nacimiento muerte! Ahora, el hombre, por su insensibilidad hacia su propio bienestar, ¡lo ha puesto patas para arriba! Es yo primero, el mundo después y Dios el último. Por lo tanto, ¡también se pierde a Dios! Sigan las enseñanzas de Dios y así se salvarán.
El Amor dice que la forma más elevada de adoración es por medio del Servicio hecho con Amor.
El Amor, por consiguiente, es el aliento del aspirante y Yo los convoco a celebrar el Festival de las Luces, no festejando y explotando petardos para perturbar la paz del vecindario, sino mediante el silencio de sus lámparas encendidas y el silencioso Servicio a través del Amor.
Dipavali,
Prashanti Nilayam, 29/10/1970
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