ESTE DíA MARCA UNA etapa significativa y sagrada en la historia de Anantapur. Es también un gran día para aquellos que anhelan la revitalización y el crecimiento de la cultura de la India. El pueblo de la India se está dando ahora, a través de su gobierno, vastas oportunidades para el desarrollo de la educación y la atención médica y de planes para la provisión de mayores cantidades de alimentos y agua potable. Éstos elevarán el nivel de vida de millones. Se están construyendo más casas, más escuelas, más hospitales, más fábricas, mejores granjas, más comercios; todos éstos se están planeando y llevando a cabo. Todo esto es deseable, no hay duda; pero junto con éstos, y aun más que éstos, se deben diseñar y ejecutar planes para garantizar a los millones la seguridad, el contento, la ecuanimidad y la paz. Estos últimos son logros internos que asegurarán una comunidad estable y satisfecha, que personifique la verdadera cultura de la India y revele sus cualidades fortalecedoras. Es en verdad sorprendente que ni los gobernantes ni los gobernados hayan tratado de diagnosticar el descontento prevaleciente, las recurrentes olas de odio y malentendidos que perturban la paz, así como la ansiedad y el temor que minan la paz social. Las causas de estas enfermedades deben buscarse en el reino del espíritu, antes que en los campos de lo económico, político, intelectual, educativo o social. Es en verdad deplorable que la educación del espíritu haya sido totalmente descuidada mientras se dedica toda la atención al adiestramiento en técnicas y en el acopio y acumulación de información. Este colegio y otros semejantes que yo estoy estableciendo en cada Estado de la India, tienen como uno de sus propósitos demostrar a la gente y al gobierno la urgencia de esta tarea así como los medios por los cuales puede lograrse. Mi plan de acción (sankalpa) es proveer a la juventud de una educación que, mientras cultive su inteligencia, purifique también sus impulsos y emociones y los equipe con las disciplinas físicas y mentales necesarias para que sepan aprovechar las fuentes de tranquilidad y de felicidad que están en sus propios corazones. Su naturaleza más elevada debe ser promovida y alentada a florecer por medio del estudio, la oración y la práctica espiritual, el contacto con los sabios, santos y héroes y heroínas espirituales de su tierra y colocándolos en el camino de la confianza en sí mismos, el contento, el sacrificio y el autoconocimiento.
El corazón del hombre que ahora es dejado en barbecho debe ser arado con ejercicios espirituales tales como la repetición y recordación del Nombre de Dios (japa y namasmarana) y la meditación (dhyana); entonces, si se siembran las semillas del amor y se fertilizan con la fe, y el cultivo es protegido por la vigilancia, puede finalmente recolectarse la cosecha de la ecuanimidad. La ecuanimidad da paz y remueve el odio y la ira. La ecuanimidad es el tesoro más rico del hombre.
Para comprender correctamente la cultura de la India, la gente debe estudiar los Puranas, que son la autoridad, y los Shastras, que son los ojos. Ambos fueron diseñados para elaborar y simplificar las profundas enseñanzas del Vedanta y así, pueden llamarse manuales populares de ciencia espiritual.
Estos Puranas y Shastras destacan el papel de las mujeres como madres y exaltan a las que instilaron altos ideales en las mentes de los hijos de esta tierra. Los Vedas hablan de Maitreyi y Gargi como grandes maestras y heroínas espirituales. Gargi fue reverenciada en la asamblea de pandits védicos por su maestría en los abstrusos problemas del viaje a las alturas de la autorrealizaci6n. En los tiempos históricos, tenemos a la madre de Shivaji, que lo alimentó con las epopeyas y los Puranas y lo crió como un valiente representante de lo mejor de la cultura hindú.
Para el hindú, para el que sigue la antigua cultura, el dharma es tan cercano y tan querido como su propio cuerpo. Para salvarlo y sostenerlo, Shivaji estaba dispuesto a enfrentar el exilio, la tortura y la muerte. El dharma también era la tierra sobre la cual él vivía, el aliento del cual sacaba su vitalidad. Él nunca quiso residir en una tierra donde no se practicara el dharma; se sentía sofocado si tenía que estar en una atmósfera contaminada por la ausencia de dharma. En una tierra adhármica, él podía existir sólo como lo hizo Sita en el bosque de ashokas donde estaba prisionera en Lanka, respirando el límpido aire del nombre de Rama e ignorando todo el ambiente.
Bharat no podrá nunca encontrar verdadera felicidad si no es en la atmósfera de devoción y dedicación a Dios, pues Dios está entremezclado en cada palabra, acción y pensamiento del pueblo. Las represas, fábricas y universidades prosperarán y lograrán sus objetivos sólo si los hombres y mujeres ocupados en ellas y beneficiándose de ellas tienen la seriedad, la sinceridad, la humildad y la reverencia que la devoción puede desarrollar en ellos. Es sólo por este medio que Bharat puede, una vez más, lograr el estado de gurú que había ganado y retenido durante siglos, de gurú de toda la humanidad.
Este Colegio será administrado por el Fideicomiso Sathya Sai, que tiene como miembros y asesores a un número de distinguidos hijos e hijas de la India, llenos del espíritu del yoga (unión) y del renunciamiento, que son las características distintivas de Bharat. Promoverán la nobleza de la madre en nuestra sociedad y cultura, y tratarán de alimentar en esta institución los ideales que fortalecen y sostienen a la madre educada, compasiva, culta, amorosa y altruista, que es la inspiración de la vida dhármica en este país.
El Fideicomiso no espera ayuda alguna, financiera u otra, de los ciudadanos de Anantapur. Estará satisfecho si los padres y las familias de las estudiantes obtienen alegría, en los años por venir, observando la felicidad del Fideicomiso, sus miembros, el personal y las estudiantes del Colegio. Este Colegio no es sólo para esta ciudad, sino que debe ser un modelo y ejemplo para todos los que están interesados en la educación de las mujeres y en la elevación moral de nuestra cultura a través de las madres de esta tierra. Y estoy pensando hacer de Anantapur el centro de una universidad, quizá una universidad para mujeres.
Deseo que la relación entre los ciudadanos esté basada cada vez más en el amor, y que la unidad se establezca rrfás firmemente, eliminando toda traza de maldad, envidia u orgullo. Dejen que su mente more más firmemente en el Alma Universal, que es reflejada por igual en cada ser y, automáticamente, el amor guiará todas las actividades por caminos provechosos. Yo bendigo este Colegio para que sea un ejemplo del triunfo que el amor y la reverencia pueden obtener. Que sea una inspiración para los trabajadores en el campo del bienestar y el progreso nacional de las mujeres en cada Estado. Que el Colegio eduque generaciones de nobles madres que vivan el dharma y críen héroes llenos de devoción y dedicación a Dios.
SAI BABA
El corazón del hombre que ahora es dejado en barbecho debe ser arado con ejercicios espirituales tales como la repetición y recordación del Nombre de Dios (japa y namasmarana) y la meditación (dhyana); entonces, si se siembran las semillas del amor y se fertilizan con la fe, y el cultivo es protegido por la vigilancia, puede finalmente recolectarse la cosecha de la ecuanimidad. La ecuanimidad da paz y remueve el odio y la ira. La ecuanimidad es el tesoro más rico del hombre.
Para comprender correctamente la cultura de la India, la gente debe estudiar los Puranas, que son la autoridad, y los Shastras, que son los ojos. Ambos fueron diseñados para elaborar y simplificar las profundas enseñanzas del Vedanta y así, pueden llamarse manuales populares de ciencia espiritual.
Estos Puranas y Shastras destacan el papel de las mujeres como madres y exaltan a las que instilaron altos ideales en las mentes de los hijos de esta tierra. Los Vedas hablan de Maitreyi y Gargi como grandes maestras y heroínas espirituales. Gargi fue reverenciada en la asamblea de pandits védicos por su maestría en los abstrusos problemas del viaje a las alturas de la autorrealizaci6n. En los tiempos históricos, tenemos a la madre de Shivaji, que lo alimentó con las epopeyas y los Puranas y lo crió como un valiente representante de lo mejor de la cultura hindú.
Para el hindú, para el que sigue la antigua cultura, el dharma es tan cercano y tan querido como su propio cuerpo. Para salvarlo y sostenerlo, Shivaji estaba dispuesto a enfrentar el exilio, la tortura y la muerte. El dharma también era la tierra sobre la cual él vivía, el aliento del cual sacaba su vitalidad. Él nunca quiso residir en una tierra donde no se practicara el dharma; se sentía sofocado si tenía que estar en una atmósfera contaminada por la ausencia de dharma. En una tierra adhármica, él podía existir sólo como lo hizo Sita en el bosque de ashokas donde estaba prisionera en Lanka, respirando el límpido aire del nombre de Rama e ignorando todo el ambiente.
Bharat no podrá nunca encontrar verdadera felicidad si no es en la atmósfera de devoción y dedicación a Dios, pues Dios está entremezclado en cada palabra, acción y pensamiento del pueblo. Las represas, fábricas y universidades prosperarán y lograrán sus objetivos sólo si los hombres y mujeres ocupados en ellas y beneficiándose de ellas tienen la seriedad, la sinceridad, la humildad y la reverencia que la devoción puede desarrollar en ellos. Es sólo por este medio que Bharat puede, una vez más, lograr el estado de gurú que había ganado y retenido durante siglos, de gurú de toda la humanidad.
Este Colegio será administrado por el Fideicomiso Sathya Sai, que tiene como miembros y asesores a un número de distinguidos hijos e hijas de la India, llenos del espíritu del yoga (unión) y del renunciamiento, que son las características distintivas de Bharat. Promoverán la nobleza de la madre en nuestra sociedad y cultura, y tratarán de alimentar en esta institución los ideales que fortalecen y sostienen a la madre educada, compasiva, culta, amorosa y altruista, que es la inspiración de la vida dhármica en este país.
El Fideicomiso no espera ayuda alguna, financiera u otra, de los ciudadanos de Anantapur. Estará satisfecho si los padres y las familias de las estudiantes obtienen alegría, en los años por venir, observando la felicidad del Fideicomiso, sus miembros, el personal y las estudiantes del Colegio. Este Colegio no es sólo para esta ciudad, sino que debe ser un modelo y ejemplo para todos los que están interesados en la educación de las mujeres y en la elevación moral de nuestra cultura a través de las madres de esta tierra. Y estoy pensando hacer de Anantapur el centro de una universidad, quizá una universidad para mujeres.
Deseo que la relación entre los ciudadanos esté basada cada vez más en el amor, y que la unidad se establezca rrfás firmemente, eliminando toda traza de maldad, envidia u orgullo. Dejen que su mente more más firmemente en el Alma Universal, que es reflejada por igual en cada ser y, automáticamente, el amor guiará todas las actividades por caminos provechosos. Yo bendigo este Colegio para que sea un ejemplo del triunfo que el amor y la reverencia pueden obtener. Que sea una inspiración para los trabajadores en el campo del bienestar y el progreso nacional de las mujeres en cada Estado. Que el Colegio eduque generaciones de nobles madres que vivan el dharma y críen héroes llenos de devoción y dedicación a Dios.
SAI BABA
Ceremonia de colocación de la primera piedra del Colegio
Sathya Sai de Anantapur por el Vicepresidente de la India
7 XI 69
Sathya Sai de Anantapur por el Vicepresidente de la India
7 XI 69
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