[Transcripción de una charla de la Sra. Geeta Mohanram,
durante un Retiro Sai en Stourbridge, RU, en 2006]
¡Esto trata de un viaje a Puttaparthi en 1943! Fue un viaje en que se le pidió a mi abuelo que acompañara a las mujeres, dos de mis tías, porque no podían trasladarse solas sin una escolta masculina en esos días en que el trayecto era tan difícil.
Pero él era un caballero Brahmin ortodoxo. Dijo, "¡No voy a ir para ver a un adolescente cualquiera de 16 años! ¡Ni siquiera es un Brahmin! ¡Nunca ha ido a la escuela! ¡No sabe sánscrito! ¡No voy a ir!" Pero ellas insistieron diciendo, "No, no necesitas ir. Sólo nos acompañas hasta Puttaparthi, porque nosotras queremos verle de nuevo. Él nos pidió que volviéramos."
"No voy a ir a verle. Yo creo en Mi Señor Shiva a quien adoro a diario. Las dejaré allá y me iré luego a casa de mis parientes para esperarlas. ¡Y esto es final!" Hasta allí le convencieron.
Se sentían felices con la compañía del abuelo. E hicieron todo el trayecto del tren, de la carreta con bueyes, el bus, el ser apedreados en Pennukonda ¡y todo lo demás! A medida que pasaba el tiempo, el abuelo las iba regañando, cuando comprobaba lo que era ese viaje, hasta que, finalmente, llegaron al viejo Mandir.
Llegaron como a las 17:30 hrs. y Swami, en esos días, solía sentarse sobre esa roca y no había bhajans como ahora; nada de cantos devocionales como se estila en la actualidad. En aquellos días, se solían cantar largas canciones una después de la otra, una persona comenzaba a entonar una canción y una segunda persona continuaba con otra y Swami cantaba una tercera, ¡pero también se unía luego a los bhajans!
Y esa tarde, mientras se cantaban bhajans, llegaron mi abuelo y mis dos tías, y Swami estaba sentado sobre la roca.
Y he aquí que llega este caballero que se supone acompañaba a esas dos damas, era mi abuelo, Sheshagiri Rao. Le echa una mirada a Swami, cosa que había prometido no hacer, porque pensaba marcharse de inmediato, Lo mira, dos segundos y ¡cataplum! cae desmayado al suelo.
¡Pueden imaginarse a mis dos tías! Se suponía que él las estaba protegiendo y he aquí, que estaba sin conocimiento, tirado en el suelo. Swami se levantó en medio del canto de los bhajans y les dice, "¡No se preocupen, no se preocupen!" Hace que levanten a mi abuelo de 58 años, y ayuda a cargarlo hasta Su habitación y hace que le acuesten sobre Su cama. Swami les dice entonces, "No se preocupen, va a estar así durante dos días. Ustedes váyanse y sigan con los bhajans."
De modo que las dos pobres señoras, en esta su segunda visita a Swami, tienen a un padre que está desmayado y ellas están sentadas allí intentando cantar bhajans! ¡No hablemos de concentración! Y frente a ellas está Swami, sentado sobre la roca, continuando feliz con los bhajans.
Una vez terminado el bhajan, Le dicen, "¿Qué le ha ocurrido a nuestro padre?" Swami les respondió, "No se preocupen, él les va a contar cuando despierte. Pero está bien, Yo lo voy a cuidar."
Y fue así que Swami veló por este hombre de 58 años, por dos días, poniendo algo de agua en su boca cada dos horas, materializando vibhuti que le ponía sobre la cabeza cada dos horas. Y esto sigue así durante esos días.
Dos días después, mi abuelo se levanta, ¡es un hombre totalmente transformado! Dice, "Ustedes señoras, hijas mías, pueden regresar a Bangalore, mas yo no voy a volver." Le dijeron, "¡Pero lo que tu habías dicho era que no querías venir acá! ¿Qué quieres decir ahora con que no vas a regresar con nosotras?"
Y él les dijo, "Cuando entré a este recinto y ví a ese muchacho sentado sobre la roca, en Su Rostro tuve la visión del Señor Shiva. ¡Sobre Su cabeza ví la luna y sobre Su frente ví el tercer ojo! Este es el Señor Shiva a quien he estado adorando por los últimos cincuenta años. Y ahora que Le he visto, ¿por qué habría de dejarlo? No voy a regresar."
De modo que mi abuelo renunció a su trabajo y nunca más volvió. Iba a vernos; venía a visitarnos con Swami, cuando Swami venía a Bangalore, y vivió allá hasta 1965, año en que falleció.
durante un Retiro Sai en Stourbridge, RU, en 2006]
¡Esto trata de un viaje a Puttaparthi en 1943! Fue un viaje en que se le pidió a mi abuelo que acompañara a las mujeres, dos de mis tías, porque no podían trasladarse solas sin una escolta masculina en esos días en que el trayecto era tan difícil.
Pero él era un caballero Brahmin ortodoxo. Dijo, "¡No voy a ir para ver a un adolescente cualquiera de 16 años! ¡Ni siquiera es un Brahmin! ¡Nunca ha ido a la escuela! ¡No sabe sánscrito! ¡No voy a ir!" Pero ellas insistieron diciendo, "No, no necesitas ir. Sólo nos acompañas hasta Puttaparthi, porque nosotras queremos verle de nuevo. Él nos pidió que volviéramos."
"No voy a ir a verle. Yo creo en Mi Señor Shiva a quien adoro a diario. Las dejaré allá y me iré luego a casa de mis parientes para esperarlas. ¡Y esto es final!" Hasta allí le convencieron.
Se sentían felices con la compañía del abuelo. E hicieron todo el trayecto del tren, de la carreta con bueyes, el bus, el ser apedreados en Pennukonda ¡y todo lo demás! A medida que pasaba el tiempo, el abuelo las iba regañando, cuando comprobaba lo que era ese viaje, hasta que, finalmente, llegaron al viejo Mandir.
Llegaron como a las 17:30 hrs. y Swami, en esos días, solía sentarse sobre esa roca y no había bhajans como ahora; nada de cantos devocionales como se estila en la actualidad. En aquellos días, se solían cantar largas canciones una después de la otra, una persona comenzaba a entonar una canción y una segunda persona continuaba con otra y Swami cantaba una tercera, ¡pero también se unía luego a los bhajans!
Y esa tarde, mientras se cantaban bhajans, llegaron mi abuelo y mis dos tías, y Swami estaba sentado sobre la roca.
Y he aquí que llega este caballero que se supone acompañaba a esas dos damas, era mi abuelo, Sheshagiri Rao. Le echa una mirada a Swami, cosa que había prometido no hacer, porque pensaba marcharse de inmediato, Lo mira, dos segundos y ¡cataplum! cae desmayado al suelo.
¡Pueden imaginarse a mis dos tías! Se suponía que él las estaba protegiendo y he aquí, que estaba sin conocimiento, tirado en el suelo. Swami se levantó en medio del canto de los bhajans y les dice, "¡No se preocupen, no se preocupen!" Hace que levanten a mi abuelo de 58 años, y ayuda a cargarlo hasta Su habitación y hace que le acuesten sobre Su cama. Swami les dice entonces, "No se preocupen, va a estar así durante dos días. Ustedes váyanse y sigan con los bhajans."
De modo que las dos pobres señoras, en esta su segunda visita a Swami, tienen a un padre que está desmayado y ellas están sentadas allí intentando cantar bhajans! ¡No hablemos de concentración! Y frente a ellas está Swami, sentado sobre la roca, continuando feliz con los bhajans.
Una vez terminado el bhajan, Le dicen, "¿Qué le ha ocurrido a nuestro padre?" Swami les respondió, "No se preocupen, él les va a contar cuando despierte. Pero está bien, Yo lo voy a cuidar."
Y fue así que Swami veló por este hombre de 58 años, por dos días, poniendo algo de agua en su boca cada dos horas, materializando vibhuti que le ponía sobre la cabeza cada dos horas. Y esto sigue así durante esos días.
Dos días después, mi abuelo se levanta, ¡es un hombre totalmente transformado! Dice, "Ustedes señoras, hijas mías, pueden regresar a Bangalore, mas yo no voy a volver." Le dijeron, "¡Pero lo que tu habías dicho era que no querías venir acá! ¿Qué quieres decir ahora con que no vas a regresar con nosotras?"
Y él les dijo, "Cuando entré a este recinto y ví a ese muchacho sentado sobre la roca, en Su Rostro tuve la visión del Señor Shiva. ¡Sobre Su cabeza ví la luna y sobre Su frente ví el tercer ojo! Este es el Señor Shiva a quien he estado adorando por los últimos cincuenta años. Y ahora que Le he visto, ¿por qué habría de dejarlo? No voy a regresar."
De modo que mi abuelo renunció a su trabajo y nunca más volvió. Iba a vernos; venía a visitarnos con Swami, cuando Swami venía a Bangalore, y vivió allá hasta 1965, año en que falleció.
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Fuente : Radiosai.org/Journals
Traducción de Herta Pfeifer,
Santiago, enero 2009
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