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¨Donde quieras que vayas, no importa, donde vayas cumple siempre con tu deber…y sabe que yo siempre estaré allí, dentro de ti guiándote en cada paso del camino.
En los años por venir me experimentarán en muchas manifestaciones diferentes de mi forma.
Tú eres yo mismo, más que amado para mí.
Te protegeré como los parpados protegen a los ojos. Tú ya me tienes, así como yo te tengo a ti. Nunca te abandonaré y tú nunca podrás abandonarme.
De ahora en adelante, no desees ni anheles nada desempeña tu deber con un amor invariable, viendo a todos como a Dios.
Sé paciente a su debido tiempo, todo te será dado.
Sé Feliz, no hay necesidad de preocuparse por nada sea lo que fuere que se experimente, sea lo que fuera que suceda, sabe que este avatar así lo quiso.
No existe poder en el mundo que pueda demorar ni por un instante la misión para la cual este avatar ha venido.
Todos Ustedes son almas sagradas y tienen asignado el papel que habrán de desempeñar en el drama de La Nueva Edad de Oro que vendrá…¨.



"BHAGAVAN SRI SATHYA SAI BABA" .



martes, 18 de noviembre de 2008

EL MISTERIO DEL VIBUTHI



Del libro: "Las luces del hogar" HOWARD MURPHET cap.13

“Cenizas a las cenizas, polvo al polvo”. Con estas palabras del rito fúnebre, es entregado el cuerpo humano a su forma sin-forma final. En algunas denominaciones del cristianismo, las cenizas bendecidas por los sacerdotes se convierten en Ceniza Sagrada y es empleada como símbolo de penitencia, recordándole al hombre que su tiempo en esta tierra es corto y que debiera usarlo para buscar los verdaderos valores eternos. Antes, en la inmemorial mitología de la religión hindú, la ceniza era usada por el Señor Siva como un símbolo o estandarte de victoria. Después de su victoriosa batalla con el dios Kama, el dios del deseo, Siva reduce el cuerpo de su enemigo a cenizas y con ellas embadurna su propio cuerpo, demostrando la victoria sobre el deseo. Sin embargo, como todos sabemos, Kama, al igual que el Fénix, renace de sus propias cenizas y se muestra muy vivo y activo dentro de cada uno de nosotros, en donde se le conoce como ‘Kama Rupa’ o cuerpo de deseos. En verdad, como le oyera decir a mi ya fallecido amigo el Dr. V. K. Gokak, “él vive, por nosotros, nuestras vidas”. Solamente aquel que ha alcanzado el estado de la iluminada autorrealización podría, como lo hiciera Siva, adornarse con ceniza sagrada, como signo de su victoria sobre los deseos. Entonces, ¿por qué marcamos nuestras frentes con él o nos llevamos a la boca algo de este símbolo de victoria y de pureza que Swami ha llamado Vibhuti? Y, ¿por qué lo ha llamado así?
Esto es una parte del magno e importante misterio que quisiera invitarles a considerar.
Revisando los diccionarios sánscritos en busca del significado de este vocablo ‘vibhuti’, uno se encuentra con definiciones como ‘manifestación de poder divino’ u ‘opulencia mediante la que Dios controla todo el universo’. Otras palabras usadas para definir el término, son gloria, esplendor y magnificencia divinos. En algunas traducciones del Bhagavad Gita nos encontramos con que el título del Capítulo X es “El Yoga del Vibhuti”, en tanto que en otras reza “Manifestaciones de la Gloria y el Poder de Dios”. Por ende aprendemos que la unión con lo divino que buscamos recibe la ayuda o tal vez se logra gracias al poder, la gloria, el esplendor y la munificencia de Dios, y esto es llamado Vibhuti.
En ninguna parte de las grandes Escrituras de todas las naciones, he leído personalmente o he sabido de un hombre-dios o un santo que produjera ceniza sagrada desde una dimensión invisible, ya sea mediante un movimiento de su mano o por cualquier otro medio.
Es interesante el hecho que durante el casi medio siglo que Sai Baba viviera en Shirdi, usara ceniza de un fogón que mantenía encendido, para ayudarle a las gentes con problemas de salud u otros. Llamaba ‘udi’ a esta ceniza que tal vez guarde alguna relación con el término ‘vibhuti’. Entonces, ¿por qué bautizó Sri Sathya Sai Baba con este nombre a la ceniza que manifiesta en numerosas ocasiones al día con un mero giro de Su mano? Por cierto que debe querer que entendamos que este maravilloso material que viene en variadas gamas de color, aroma y sabor, lleva en sí el poder, la gloria y el esplendor divinos que encierra el significado de la palabra misma. Y seguramente esto es algo de lo que debiéramos estar plenamente conscientes cuando usamos, ya sea externa o internamente, el Vibhuti.
No debiéramos ser como era yo cuando me dijo, el primer día de encontrarnos, en una habitación de Madras [Chennai ahora – N. de la T.], “¿Te gustaría algo de Vibhuti?” Dije, “Sí”, porque quería verle como lo creaba de la nada. No tenía idea respecto a que hacer con él, como tampoco de su poder. Mas descubrí su poder curativo al día siguiente, cuando materializó vibhuti para mi mujer y la curó en el acto de una hepatitis. Resulta extraño que Swami frecuentemente, aunque no siempre, manifieste Su divino poder y compasión a través de cosas materiales, como hojas y flores de plantas, agua, lingams y amritha (néctar), pero más a menudo a través de la ceniza sagrada.
A menudo he oído decir a las gentes que el poder del vibhuti reside en su efecto de placebo, su efecto sobre la mente del paciente, creando así una fe y una expectativa mayores. Pero sé de casos en que el receptor no tenía expectativa alguna, al menos no de una curación. Mi mujer, Iris, fue alguien así en el caso del que hablaba antes. No obstante, en mi experiencia, la más asombrosa fue la curación del paracaidista y Jefe de Escuadrón A. Chakravarthy y de su mujer ausente que describo en detalle en mi libro “Sai Baba – Invitación a la Gloria”. Repetiré aquí los hechos salientes.
Chakravarthy junto a dos hombres de ciencia con los que había llegado al Ashram, fue llamado a entrevista la primera tarde de su estadía. Swami materializó varias cosas para sus dos amigos y luego le indicó a Chakravarthy que uniera las palmas de sus manos, como para formar una escudilla. Luego Swami hizo girar Su mano en pequeños círculos sobre el cuenco que formaban sus manos. Fue cayendo vibhuti de las manos de Swami hasta llenar el hueco de las de Chakravarthy y, entonces, Swami le dijo que lo comiera. El Jefe de Escuadrón quien también era director de la escuela de salto en paracaídas de la Fuerza Aérea India, no tenía la menor idea de por qué había de ingerir el vibhuti, mas provenía de una familia espiritual y tenía la sensación de estar frente un hombre-dios, de modo que hizo lo que se le ordenaba. Se comió hasta la última manchita de cenizas que tenía en las manos. “El sabor era bastante agradable y pensé que estaría recibiendo algún beneficio espiritual al ingerirlo”, me contó.
Tuvo otra entrevista a la mañana siguiente y volvió a suceder lo mismo. Nuevamente Chakravarthi hizo lo que se le ordenaba y consumió todo el vibhuti que tenía en las manos, sin tener idea de cual sería su provecho específico. Después de pasar esa noche única en el ashram, él y sus amigos regresaron a Bangalore. Entonces se quedó sobrecogido y rebosante de alegría al descubrir, después de un par de días, que había sido completamente sanado de una enfermedad que los médicos le habían diagnosticado como incurable. Quedó aún más asombrado al encontrar que su mujer había sido curada de la misma dolencia incurable. Numerosos médicos les habían dicho que la dolencia que les aquejaba, no sólo era incurable, sino que les impediría tener hijos. Y bien, como para confirmar la curación, Swami les dijo que iban a tener un hijo que nacería el día de Su cumpleaños, ese mismo año. Cosa que se produjo como predicho. Ningún efecto placebo podría haber intervenido en esta doble curación de dos personas, mediante una doble dosis de vibhuti que se le diera a una de ellas.
Varios amigos me han relatado la forma en que han curado dolencias en animales, principalmente de perros y gatos, gracias a la aplicación de vibhuti y esto parece indicar que el poder curativo existe en el vibhuti sin ayuda alguna de expectativas, sugestiones o, incluso, de fe.
La cantidad de vibhuti que se requiera o el tiempo que tome una sanación, también forman parte del misterio divino. En el caso de Chakravarthy, dos porciones en el cuenco de sus manos, sanaron a dos personas casi de inmediato. En el caso de Mayan Waynberg (también relatado en “Sai Baba – Invitación a la Gloria”) otro ejemplo de la curación con las cenizas de una enfermedad incurable (vale decir, incurable por medios médicos comunes), Swami instruyó al paciente de tomar una pizca de vibhuti en agua, diariamente, pero le llevó cerca de dos años lograr una cura completa. Diferentes dolencias, diferentes métodos y sólo el Divino Curador Mismo conoce la razón. Todo lo que podemos saber es que esta sagrada substancia que hemos aprendido a llamar Vibhuti, está impregnada del poder, la gloria y el esplendor divinos para obrar grandes milagros.
Por otra parte está el asombroso fenómeno de alcance mundial de la aparición de vibhuti sobre diversos artículos, principalmente imágenes sagradas, hasta bajo el vidrio, cuando están enmarcadas. Estas cosas le suceden a seguidores de Sai Baba desde Rusia, a Malasia y Australia. Puede que pregunten por qué y cómo pasa esto.
Bueno, diría que ciertamente cimenta la fe e incluso lleva a la gente hacia Sai Baba. Mi famoso amigo Jagadeesan de Malasia, me contó que cuando oía a la gente hablar de Sai Baba, su reacción era negativa, mas cuando comenzó a aparecer vibhuti sobre las fotos de Swami y otras figuras santas en casa de uno de sus parientes en Malasia, nació la fe en su corazón y de inmediato viajó para ver “al Dios Viviente en la India”. Y bien, todos sabemos del maravilloso trabajo que ha llevado a cabo Jagadeesan para la misión Sai en el mundo.
En lo que respecta al ‘cómo’ de la operación, he oído a más de una persona decir que la tarea la ejecutan otros seres y no Swami. La ciencia psíquica en tanto, ha probado más allá de cualquier duda que, en general, los espíritus descarnados no poseen el poder psicoquinético como para mover ni siquiera un objeto liviano como una pluma.
Una excepción a esta regla la constituye el Poltergeist que lanza piedras, mas no está en la naturaleza del Poltergeist el esparcir ceniza sagrada sobre objetos santos con el propósito de incrementar la fe en Dios del hombre.
Sabemos que Swami Mismo puede viajar en un abrir y cerrar de ojos hasta cualquier punto del globo y, cuando esté allí, hacer uso de Su divino poder psicoquinético para llevar a cabo cualquier trabajo físico que desee. Sabemos también que tiene ayudantes, multitudes de ayudantes, tanto en los planos sutiles como en el plano terrenal. Él podría dotar a cualquiera de estos ayudantes, ya sean descarnados, angélicos o dévicos, con el poder de diseminar vibhuti sobre o bajo el vidrio de imágenes santas, dentro de libros o sobre sus cubiertas, cuando estén debajo de otros volúmenes, sobre las manos de piadosos devotos Suyos que estén agonizando (como sucediera con un devoto Sai que estaba al borde de la muerte en Melbourne, Australia). Por ende, ya sea que haga el trabajo Él Mismo o lo delegue en alguno de Sus innumerables ayudantes sutiles, no es algo que pueda saberse, y no pienso que importe, puesto que todo trabajo divino es obra de Dios.
Recuerden la historia del hombre que, sentado en el techo de su casa durante una inundación, rehusó toda ayuda de los hombres que venían en botes y helicópteros y que trataban de rescatarlo, diciendo, “No se molesten, le he pedido a Dios que me salve”. Cuando terminó por ahogarse y su alma estuvo en la presencia de Dios, le dijo al Todopoderoso, “Te rogué que me salvaras, pero no lo hiciste”. Dios replicó, “Envié botes de rescate y un helicóptero para sacarte del techo de tu casa y salvar tu vida, pero te habías olvidado que todas las manos que ayudan son Mis Manos.”
Otro misterio es ¿por qué aparece el vibhuti en algunos hogares y no en otros? ¿Con qué criterios selecciona Dios los hogares? ¿Son las personas bendecidas con el vibhuti más espirituales que las que no lo son? En base a mis observaciones, no lo creo.
He notado que quienes reciben la ceniza en la India, parecen ser más humildes y más carentes de ego que lo usual. Por ejemplo, observé el fenómeno por primera vez en un hogar brahmín en Coimbatore. Parecía haberlo cubierto prácticamente todo en el cuarto del santuario y, mientras yo estaba sentado observando, caía a montones de una pequeña estatua del Sai Baba de Shirdi.
Muchos años atrás, a mi llegada a Prasanthi Nilayam me encontré con un joven en la aldea fuera de los muros. Me contó la historia de su tía que vivía en una humilde morada dentro de la aldea. Me señaló que mientras Swami estaba fuera en gira, comenzaba a aparecer vibhuti y amrith sobre las fotos en la casa de su tía. No pasó mucho tiempo sin que multitudes de personas llenaran su patio para ver el fenómeno y para recibir presentes de vibhuti y amrith, de los que siempre había bastante para todos. El atender al creciente número de personas se fue haciendo demasiado para la pobre señora, quien era viuda. Terminó por sentirse abrumada e incapacitada para seguir adelante.
Entonces, repentinamente, Swami quien estaba aún de viaje, se le apareció en Su forma sutil y dijo, “Voy a detener esto ahora. Cierra tus puertas y no dejes entrar a nadie.” Desde ese momento no hubo más manifestaciones de vibhuti o de amrith. Se había ya publicado mi primer libro y el joven conocía mi nombre, de modo que, muy amablemente, me llevó para conocer a su tía. Todo estaba tranquilo allá. Aunque sus imágenes ya no producían ceniza o néctar, ella tenía cantidades guardadas en frascos y, generosamente, me dio algo. La señora pertenecía a la clase de los mansos, los humildes, los entregados a Dios, los amantes de los buenos. Swami la había tanto bendecido como protegido.
Así también en otros países del mundo como en otras partes de la India, me he encontrado con vibhuti apareciendo en los hogares de personas a las que no podría clasificar como humildes o entregadas. De hecho, parecían tener tanto ego como el buscador promedio en este campo. Por ende, se mantiene el misterio y tengo la sensación que sólo Dios conoce la respuesta.

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ARCHIVOS DE "RADIO UNIDAD SAI"

DEL PROGRAMA:

¨LA ENCARNACIÓN DIVINA¨