A TREINTA DÍAS DE LA inauguración de la escuela superior de mujeres en esta ciudad, estoy muy contento de poner la primera piedra de los cimientos de este salón de actos llamado Kalyana Mantap. La alegría y el sufrimiento llegan al hombre muy frecuentemente sin aviso; Anantapur ha tenido sorpresivamente su escuela superior y este salón de actos. Ésta es, en verdad, una gran fortuna. La mente decide y forma cosas de acuerdo con la decisión. Manipula los objetos externos hasta que el propósito deseado se concreta. Cuando las decisiones son buenas, los resultados son buenos; cuando son malas, el resultado es malo. Cuando el amor es la palanca que opera la mente, sólo puede resultar algo bueno. Por eso, siempre enfatizo el papel que desempeña el amor.
Vivan en amor, el amor es vida. Sin amar o ser amado, ningún ser puede existir en esta Tierra. El amor sustenta, el amor fortalece, el amor es el impulso detrás de toda aventura, todo sacrificio, todo éxito.
He venido para restaurar el amor entre la humanidad, a purificarla de la estrechez y de las actitudes restrictivas. Ésa es la principal tarea en el renacimiento del dharma. No es suficiente hablar de la suprema importancia del amor en la tarea de la rehabilitación humana. Uno debe poner el ejemplo con la práctica. Este salón es símbolo de ese amor, que resulta en alegría para esta ciudad. Cuando las palabras, actos y pensamientos emanan de corazones llenos de amor puro e inmaculado como es el amor de Dios y por el hombre como imagen de Dios, todos los que estén en contacto con ustedes sentirán la exaltación del espíritu. Si ustedes aman su Alma y no su cuerpo, se darán cuenta de que la misma Alma es el centro de todos los seres así como de ustedes mismos. Ésta es la verdadera realización del ser. Ésta es la verdad, es decir, un hecho del que uno no se puede desviar ni puede negar durante el paso del tiempo.
Alguien acaba de mencionar que los resultados de los exámenes llevados a cabo en la universidad son halagadores, ya que más del setenta por ciento de los estudiantes de la escuela superior de Anantapur que los presentaron, obtuvieron buenos resultados. Está bien, pero lo que me alegraría es otra cosa; aspiro al cien por ciento de éxito en los exámenes que forjen el carácter, la virtud, la dulzura de palabra y comportamiento, la reverencia hacia las personas mayores y la cultura de su tierra. Deseo que los alumnos de esta escuela vivan tan llenos de amor, que las casas donde nacieron y crecieron y las casas a las que entren en matrimonio, y los hogares que ellos mismos establezcan, sean felices gracias a ellos. Ninguno debe sentirse deshonrado por su comportamiento. Todos deben brillar como espléndidos ejemplos de alegría y contento, devoción y dedicación.
Sai Baba
Vivan en amor, el amor es vida. Sin amar o ser amado, ningún ser puede existir en esta Tierra. El amor sustenta, el amor fortalece, el amor es el impulso detrás de toda aventura, todo sacrificio, todo éxito.
He venido para restaurar el amor entre la humanidad, a purificarla de la estrechez y de las actitudes restrictivas. Ésa es la principal tarea en el renacimiento del dharma. No es suficiente hablar de la suprema importancia del amor en la tarea de la rehabilitación humana. Uno debe poner el ejemplo con la práctica. Este salón es símbolo de ese amor, que resulta en alegría para esta ciudad. Cuando las palabras, actos y pensamientos emanan de corazones llenos de amor puro e inmaculado como es el amor de Dios y por el hombre como imagen de Dios, todos los que estén en contacto con ustedes sentirán la exaltación del espíritu. Si ustedes aman su Alma y no su cuerpo, se darán cuenta de que la misma Alma es el centro de todos los seres así como de ustedes mismos. Ésta es la verdadera realización del ser. Ésta es la verdad, es decir, un hecho del que uno no se puede desviar ni puede negar durante el paso del tiempo.
Alguien acaba de mencionar que los resultados de los exámenes llevados a cabo en la universidad son halagadores, ya que más del setenta por ciento de los estudiantes de la escuela superior de Anantapur que los presentaron, obtuvieron buenos resultados. Está bien, pero lo que me alegraría es otra cosa; aspiro al cien por ciento de éxito en los exámenes que forjen el carácter, la virtud, la dulzura de palabra y comportamiento, la reverencia hacia las personas mayores y la cultura de su tierra. Deseo que los alumnos de esta escuela vivan tan llenos de amor, que las casas donde nacieron y crecieron y las casas a las que entren en matrimonio, y los hogares que ellos mismos establezcan, sean felices gracias a ellos. Ninguno debe sentirse deshonrado por su comportamiento. Todos deben brillar como espléndidos ejemplos de alegría y contento, devoción y dedicación.
Sai Baba
Anantapur 1 VIII 71
No hay comentarios:
Publicar un comentario