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¨Donde quieras que vayas, no importa, donde vayas cumple siempre con tu deber…y sabe que yo siempre estaré allí, dentro de ti guiándote en cada paso del camino.
En los años por venir me experimentarán en muchas manifestaciones diferentes de mi forma.
Tú eres yo mismo, más que amado para mí.
Te protegeré como los parpados protegen a los ojos. Tú ya me tienes, así como yo te tengo a ti. Nunca te abandonaré y tú nunca podrás abandonarme.
De ahora en adelante, no desees ni anheles nada desempeña tu deber con un amor invariable, viendo a todos como a Dios.
Sé paciente a su debido tiempo, todo te será dado.
Sé Feliz, no hay necesidad de preocuparse por nada sea lo que fuere que se experimente, sea lo que fuera que suceda, sabe que este avatar así lo quiso.
No existe poder en el mundo que pueda demorar ni por un instante la misión para la cual este avatar ha venido.
Todos Ustedes son almas sagradas y tienen asignado el papel que habrán de desempeñar en el drama de La Nueva Edad de Oro que vendrá…¨.



"BHAGAVAN SRI SATHYA SAI BABA" .



jueves, 19 de junio de 2008

DIOS


Sai Baba nos enseña: DIOS

La pregunta "¿Dónde está Dios?" es a menudo planteada por la gente hoy en día. Con la incesante recitación del Nombre de Dios, Prahlada supo que El está en todas partes; no es correcto aseverar que Dios "está sólo aquí" o que "no está aquí". La comprensión de esta verdad puede venir sólo después de una intensa práctica espiritual. Pueden ver toda clase de atractivos objetos en las tiendas pero no pueden ser suyos por el simple hecho de desearlos. Sólo podrán ser suyos aquellos artículos cuyo precio estén dispuestos a pagar. La realización puede ser un atractivo artículo para que ustedes la lleven a su casa, pero deben pagar el precio, no puede ser suya si sólo tienen argumentos o ruegos para dar a cambio.

Dios no está alejado de ustedes, u oculto en algún lugar distante. Está dentro de ustedes, en su propio interior. El hombre sufre debido a que es incapaz de descubrirlo allí y de obtener paz y alegría de ese descubrimiento. Un lavandero, con el agua hasta las rodillas en una corriente, se murió de sed porque no se dio cuenta de que el agua dadora de vida estaba a su alcance.

Sólo necesitaba inclinarse y beber. Esta es la historia del hombre, corre de un lado para el otro con una prisa desesperada, buscando a Dios fuera de sí, y muere desanimado y enloquecido, sin haber alcanzado la meta, sólo para volver a nacer.

Claro está que deben estar en el mundo, pero no tienen que ser parte de él. La atención debe fijarse en Dios, en el Dios interno.

El desapego de los placeres sensoriales y de los objetos materiales ayuda al crecimiento del amor por Dios y lo divino. La gente alardea de estar interesada sólo en la indagación y la razón, de que sólo siguen el camino del conocimiento. ¡Aspiran a ser sabios! Pero el conocimiento no puede obtenerse sin una mente pura. Deben descubrir quiénes son ustedes antes de aventurarse a indagar quién es Dios. Una vez que hayan descubierto quiénes son, no tendrán necesidad de saber quién es Dios, pues son lo mismo. Cuando lleguen a saber que Dios está en ustedes, se valorarán mucho más a sí mismos.

El día se vuelve sagrado cuando lo santifican con su práctica espiritual, no de otra forma. La práctica espiritual puede crecer sólo en un campo fertilizado por el amor. El amor es la condición primordial de la devoción. El amor que ahora tienen por los objetos materiales, el nombre, la fama, debe ser santificado al ser incluido en el más poderoso amor de Dios.

Añadan dos cucharadas de agua a dos medidas de leche ¡el agua será tan apreciada como la leche! Así también, hagan que sus diminutas gotas de amor por las cosas materiales se fundan en la corriente del amor por Dios y de ese modo se eleven. Hagan que el amor de Dios llene y emocione su corazón, entonces no podrán odiar a nadie, no podrán caer en nocivas rivalidades, no podrán encontrar faltas en los demás. La vida se volverá suave, dulce y fácil. La inmortalidad no puede ser alcanzada por medio de los rituales, el linaje o la riqueza, sino únicamente por medio del sacrificio y la renunciación. Esta es la declaración de los Vedas.

El servicio es el primer paso en el adiestramiento para este sacrificio. El servicio es la más alta práctica espiritual, pues Dios mismo toma forma humana y viene a servir a la Humanidad y a llevarla a los ideales que ha ignorado. Por lo tanto, consideren ¡cuán complacido estará Dios cuando el hombre sirva al hombre!

Vean lo Universal en todos; vean a todos como olas semejantes, sostenidas por el mismo mar. Desarrollen ese parentesco, ese amor, esa simpatía. Sirvan a los demás con el sentimiento de que no son otros, háganlo con la actitud de adoración que ustedes reservan para Dios. Un solo acto de servicio ofrecido al Dios que ustedes ven en otro vale por todos los años de anhelo por Dios.

Pueden preguntar "Swami, cuando uno encuentra a una persona que se comporta mal, de manera viciosa ¿cómo podemos amarla, cómo podemos reverenciarla?, ¿qué quieres que hagamos?". En tal situación, consideren una cosa ¿quién es el que comete el mal?, ¿qué es lo que impulsó el acto?, ¿quién hizo la acción? El cuerpo. ¿Qué impulsó al cuerpo? La mente. ¿Por qué fue obligado a hacerlo? Debido a la influencia de su karma, el efecto acumulativo de sus actividades y actitudes durante muchas vidas en el pasado. El Atma en él no está apegado a ninguna acción o motivo, ese Atma es divino; ámenlo, reveréncienlo. Esa es Mi respuesta. Si lo ponemos en términos más sencillos: al pasar por una calle observan un gran retrato de Swami sobre la entrada de una casa y se dan cuenta de que es la casa de un acérrimo enemigo suyo. ¿Van a reverenciar menos el retrato porque el dueño de la casa no merece su amor? Claro que aman al retrato y lo adoran dondequiera que se encuentre, ¿no es así? Del mismo modo, reverencien al Atma en cada uno. Es Dios quien reside en cada uno. Bajo Mi invisible supervisión y guía, sirvan con amor y alivien los dolores del mundo.

El hombre puede ascender del nivel animal al humano y del humano al divino. Sí, ustedes también pueden volverse divinos. Yo no tengo nada que ustedes no posean también. Está latente en ustedes, pero en Mí está evidente y potente. ¡Esa es la única diferencia! La vida es una oportunidad breve y fugaz; deben dedicar cada minuto al mejor uso, o sea, al descubrimiento de su propia realidad, lo cual les dará la más alta alegría. No pierdan el tiempo inquiriendo acerca del dónde y del porqué de otros; inquieran acerca de sí mismos.

Lo Universal puede ser conocido en un parpadeo; la Bienaventuranza está a disposición en un instante, pero deben ustedes conocer la técnica. Pueden tener vegetales frescos, un buen arroz, excelentes lentejas, tamarindo limpio, todos los ingredientes para una buena comida pero, si no tienen conocimiento del arte culinario ¿de qué les servirá todo? Deben aprender, esforzarse, luchar, y entonces el éxito será suyo. Inicien el proceso, den el primer paso, escuchen con atención, reflexionen sobre lo que han escuchado y traten de poner en práctica al menos una cosa o dos de las que se han dicho.

Hoy en día, pueden alcanzar el éxito en cada esfera, mediante sobornos, pero Dios no puede ser alcanzado por medio de trucos o de atajos. A El se puede llegar sólo por el duro camino de la lucha, del desapego y de la ardua disciplina. Ansíenlo desesperadamente, apéguense firmemente a El, llenen su mente con Su forma, Su majestad, Su gloria y Su gracia. El hombre es inherentemente divino, y por ello lo divino acude de manera natural a su conciencia. Pero el velo de la ilusión le impide ese emocionante contacto, esa iluminadora revelación.

Esta engañosa ilusión es también un artificio divino, un vehículo del Señor. Existe una historia que cuenta que una vez el Señor se enojó con Maya y quiso que ella desapareciera, pues la gente estaba siendo desviada hacia el mal camino a raíz de sus trucos. Maya le dijo: "Soy el velo que Tú llevas, soy la niebla que se ha levantado por Tu propia voluntad; estoy tan extendida como Tú, estoy dondequiera que Tú estés. Dime un lugar en donde no te encuentre y me refugiaré allí".

Cada uno de ustedes puede romper el velo, logrando el conocimiento de la realidad de Dios; o puede rogar que el Señor mismo levante un poquito este velo para que puedan tener una visión de Su realidad. Muévanse en el mundo como un actor, pero estén conscientes todo el tiempo de que van camino a casa para estar con el Señor, de donde han venido. Siempre que ingrese a la mente la idea de que el drama es real, niéguenlo con firmeza. No se identifiquen con el papel que están jugando. Tal identificación retardará su progreso.

La más alta conciencia a la cual todos los esfuerzos espirituales conducen es: Dios es real, el mundo es irreal. Cada átomo y cada célula son un haz de energía que expresa la voluntad divina. La materia y la energía en realidad no están separadas. Todo es una sola voluntad que concreta y penetra todo, lo impulsa y le da continuidad. Para experimentar al mundo de tal manera, hay que trascender todas las categorías duales y alcanzar la base única, unitaria, identificándola y estableciéndose en ella. Cuando el ojo se llene de conocimiento, el mundo se verá como Dios. Entonces, el mundo y todo ese complejo ser y devenir asumirán un solo color, el color de Dios, y tendrán perfecta ecuanimidad, no afectada por modificación alguna. ¡Ningún espejo y ninguna imagen! Habrá sólo la persona real. Anhelen alcanzar esta etapa de perfecta e inconmovible felicidad.

Bhagavan Sathya Sai Baba

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ARCHIVOS DE "RADIO UNIDAD SAI"

DEL PROGRAMA:

¨LA ENCARNACIÓN DIVINA¨