Cuando traemos a la memoria varias disciplinas espirituales o sadhanas, por lo general el servicio no es la primera en la que pensamos. Comúnmente citamos la meditación, los cantos devocionales o el estudio de libros sagrados. Con todo, el servicio es un sadhana eficaz y completo. El servicio desinteresado es un sendero hacia la comprensión de Dios.
Cuando se realiza un servicio partiendo de la compasión, sin desear retribución ni reconocimiento, puede constituir una fuente de alegría ilimitada. Esa alegría se encuentra en la felicidad de otro, en el reconocimiento de que todos somos manifestaciones de Dios. Cuando practicamos esa disciplina, llegamos a ver a Dios en todas partes. El mundo es el cuerpo de Dios. Todos los seres y todos los objetos son manifestaciones de Su voluntad. Cuando encontramos al Señor en todas partes sabemos que nosotros también somos Dios.
"Ustedes deberían creer que el servicio es un camino para la realización de Dios. Las actividades del servicio deben emprenderse no por el bien de la Organización Sathya Sai ni por el bien de la sociedad; son pura y esencialmente para su propio bien, para transformar sus propias vidas y redimirse a sí mismos."
Con tiempo y práctica, el servicio se transforma en una parte indispensable de la vida espiritual. Por medio de él aprendemos a ver a Dios en todas las personas y en todas las cosas. Sea cual fuere nuestra creencia, el servicio abre nuestros corazones y deja surgir a la divinidad; podemos olvidar nuestras propias necesidades y abrirnos a las de los demás. ¿Qué mejor que servir a Dios aliviando el sufrimiento de Sus hijos y protegiendo el bienestar de la Tierra y todas sus criaturas?
"El servicio al hombre ayudará a que florezca la divinidad en ustedes, porque alegrará sus corazones y los hará sentir que la vida ha valido la pena. El servicio al hombre es servicio a Dios, porque él está en cada hombre y en cada ser viviente y en cada piedra y tronco."
El servicio constituye un terreno excelente para reducir el ego. En el servicio, debemos considerar las necesidades de los otros. Debemos aprender a aceptar las críticas y a perseverar a pesar de todos los obstáculos. Este campo de prueba espiritual nos permite ver si hemos logrado reducir nuestra ira, impaciencia y codicia. Nos permite medir la intensidad de nuestra compasión y comprensión. La espiritualidad no debería existir sólo en nuestras mentes; los principios espirituales deben ser llevados a la práctica y reforzados por medio del coraje de nuestras convicciones y autosacrificio. Este tipo de servicio nos transforma en imágenes de la divinidad.
"Pero no crean que pueden reformar al mundo por medio del servicio. Puede que lo hagan o puede que no. Esto no importa. El valor real del servicio, su resultado más visible, es que los reforme a ustedes. Hagan servicio como una práctica espiritual; entonces serán humildes y felices."
La tarea de eliminar el ego que sirve al Yo no es rápida ni sencilla. Pero, por medio del servicio, aprendemos a negar la influencia de los sentidos en pos de objetos de malos deseos. El apego a los placeres materiales infla el ego y nos hace difícil poder experimentar al atma (alma). Como una cura para esta inclinación, el servicio resulta ideal. Reduce el apego y nos hace considerar constantemente las necesidades de los otros y de todos los reinos de la naturaleza.
"Seva (servicio) es el mejor sadhana (práctica espiritual) para eliminar la mala influencia de la mente que tiende al deseo."
Eliminar la influencia de la mente hacia el deseo es un aspecto importante de la empresa espiritual. La ventaja del servicio es que nos mantiene alejados de la excesiva preocupación por nosotros mismos. Es una de las pocas prácticas que nos permite escapar del ciclo de la concentración en nuestras propias necesidades. Cuando trabajamos por el bien de los otros, el Señor cuida de nuestras necesidades.
"El servicio desinteresado representa un medio de progreso espiritual mucho más elevado que otros, como la meditación, la Repetición del Nombre o el Yoga. Esto se debe a que, cuando nos dedicamos a la Meditación, la Repetición del Nombre o al Yoga, lo hacemos para nuestro propio beneficio y no por el bien de otros. Estos medios tienen por objetivo el subyugar a los deseos individuales de uno y lograr la felicidad para uno mismo. A lo que deberíamos aspirar es al logro del bien para otros, sin deseo alguno de ganancia personal."
Lluvias de Verano 1979, Vol. 6
Tomado del libro "Los caminos hacia Dios" de Jonathan Roof
No hay comentarios:
Publicar un comentario