Les presentamos una conversación con el Dr. Sundaresh, un cirujano
ortopédico que presta servicio en el Hospital General Sri Sathya Sai en
Whitefield, Bangalore. El Dr. Sundaresh es quien operó a Swami cuando Swami se
fracturó la cadera.
Conversando con él está el Profesor G.
Venkataraman, previo Vice Canciller de la Universidad Sri Sathya Sai.
Prof. G.V.
Sairam, Dr.
Sundaresh. Estoy encantado de que estés aquí, de haberte
podido capturar antes de que te fueras. Te he visto venir muchas veces, y
siempre te marchas muy rápido. Esta vez, decidí que de una manera u otra te iba
a asaltar y a traerte a Radio Sai, porque hay una gran demanda en nuestros
oyentes por saber de ti – ¡por razones bien conocidas! Así que permíteme que te
dé la bienvenida a nuestros estudios de grabación en nombre de Radio Sai y de
nuestros oyentes, incontables en varios continentes.
Dr. S.
Gracias y Sairam.
Prof. G.V.
No quisiera adularte, pero la realidad es que
de una manera u otra eres una de esas personas únicas en la Historia Humana. El
Destino te ha puesto en esa posición. Pero antes de hablar de eso, me gustaría
saber algo acerca de cómo llegaste a Swami. Obviamente viniste a Swami a través
de tu familia, y eso fue hace mucho tiempo, y la vida en aquel entonces era
diferente, la relación de los devotos con Swami era diferente, y muy pocos de
nosotros sabemos mucho acerca de aquellos tiempos. Así que, porqué no empiezas
desde aquellos días...
Dr. S.
De hecho, nunca he conocido una vida sin
Swami…
Prof. G.V.
¿Qué edad tenías cuando viste a Swami por
primera vez?
Dr. S.
Bien, como he dicho, nunca he conocido un
tiempo sin Swami, porque cuando nací, mis padres ya conocían a Swami. Le vieron
por primera vez en 1948 en Bangalore, y eso sucedió en la residencia de Deewan
Poorniah. Alguien les dijo que un tal Sai Baba había venido, y que debieran ir
allá. Mi madre hasta cierto punto era devota de Shirdi Baba, y también de
Dattatreya, así que ambos decidieron que debían ir. En aquel momento, mi
hermana mayor debía de tener unos dos años y medio. Así que fueron y vieron a
Swami allí.
Prof. G.V.
Esto debía ser cuando Swami todavía estaba en
el templo viejo, porque el presente (Sai Kulwant Hall) fue inaugurado en las
celebraciones del Cumpleaños de Swami en el año 1950.
Dr. S.
Si, eso es correcto.
Prof. G.V.
¿Tus padres vinieron a Puttaparthi en aquellos
tiempos?
Dr. S.
Si. Aparentemente, allá en la residencia de
Deewan Poorniah, Swami le habló a mi padre durante largo rato, y luego tomó a mi hermana sobre Su regazo y
jugó con ella. Una de las cosas que le dijo a mi padre fue que vinieran pronto
a Puttaparthi.
Prof. G.V.
Por cierto, ¿puedo hacerte una pregunta?
¿Alguna vez Swami jugó contigo?
Dr. S.
¡No, no, que yo recuerde! Después de cierto
tiempo, ante esta sugerencia y prácticamente invitación, mis padres visitaron
Puttaparthi. En aquellos días, el viaje a Puttaparthi era un viaje muy arduo.
Prof. G.V.
Era, literalmente, una expedición.
Dr. S.
Si, era un viaje de casi 8 a 10 horas para
llegar a la morada de Prashanti Nilayam, el templo viejo que en aquel entonces
estaba ahí.
Prof. G.V.
¿Hiciste tú alguno de esos viajes?
Dr. S.
Si, yo he hecho algunos de esos viajes, pero
no en aquellas condiciones primitivas de ir con carro de bueyes cruzando el
lago de Bukkapatnam y todo eso. Nosotros viajábamos en autobús. En aquellos
días, el viaje a Puttaparthi era muy duro, pero a pesar de ello, había algún
tipo de atracción en Swami que traía a la gente, y que también atrajo a mis padres.
Prof. G.V.
¡El lo llama Atracción Divina!
Dr. S.
Si, por supuesto. Es una Atracción Divina. Es
desde aquellos entonces que hemos estado
con Swami. Esto sucedió tres años antes de que
yo naciera, por ello, insisto en mi afirmación inicial, de que nunca he
conocido un tiempo sin Swami. ¡Es un hecho!
Prof. G.V.
¿Cuándo comenzaste a sentir que Swami era
Divino?
Dr. S.
Bueno - de hecho, pasamos mucho de nuestra
niñez y juventud sin prestarle gran atención a la Divinidad de Swami en su
sentido real.
Prof. G.V.
Supongo que estabais tan cautivados por ella
que nunca pensaríais en ello…
Dr. S.
Exacto. Nunca pensábamos en ello. Sabíamos que
El es Dios, lo dábamos por hecho que El es Dios, pero nunca, ni por un solo
momento, reflexionamos acerca de las implicaciones de ello.
Prof. G.V.
Sabes, hay una razón por la que te hago esta
pregunta. No se le ha dado a muchos experimentar a Swami en aquel período de
tiempo, y la gente que entró en contacto con Swami y tuvo experiencias con
Swami en aquella época son comparables a los Gopalas de Brindaván. Yo no creo
que ellos supieran que Krishna era Dios. Trataron a Dios como a un amigo, y lo
que experimentaron fue una especie de Intimacia Divina. Ellos simplemente no se
preocupaban de Su Divinidad. Le amaban, eso es todo. Esta es la razón por la
que te pregunto acerca de este período con Swami. Como me estabas diciendo, Lo
dabais por hecho…
Dr. S.
Si, lo dábamos por supuesto. Todos nosotros
estábamos muy emocionados, muy exaltados cuando estábamos aquí. Cuando éramos
niños pequeños pasábamos aquí todas las vacaciones, y veníamos para cada
festival.
Prof G.V.
¿Recuerdas algún milagro espectacular? A la
gente le gusta oír acerca de ello.
Dr. S.
Los milagros que hemos vivido en nuestra
propia familia han sido bastantes. Para comenzar, esta misma hermana de la que
te hablaba, que ahora está felizmente casada en Canadá, tuvo un problema de
dolor abdominal y se le diagnosticó Apendicitis. En aquel momento, los
cirujanos y médicos involucrados dijeron que se había de operar de inmediato,
pues sino, habría riesgo de ruptura del apéndice y eso podría causar problemas,
requeriría una operación mayor y eso podría conllevar riesgo a su vida etc. Sea
como fuere, ella decidió que no iba a ser operada sin el permiso de Swami.
Prof. G.V.
¿En qué año sucedió esto, aproximadamente?
Dr. S.
No recuerdo muy bien cuándo sucedió,
probablemente fue a final de los años 50. Y entonces, respetando sus
sentimientos, mis padres decidieron lo mismo. Así que en vez de pasar por alto
sus sentimientos y someterla al bisturí del cirujano, la trajeron a Puttaparthi
con un taxi, a la mañana temprano, y Swami nos vio tan pronto llegamos, y nos
dio una entrevista.
Prof. G.V.
Lo recuerdas todo con mucha claridad…
Dr. S.
Si, yo estaba con ellos en la sala de
entrevistas. Y mi hermana Le dijo lo que sucedía, y que no se quería operar y
todo eso. Y El simplemente dijo, “No, no, no, nada de ello es necesario”, y le
tocó levemente el abdomen y eso fue todo. No hubo más dolor, ella estaba bien,
y ya no se habló más de Apendicitis después de ello.
Prof. G.V.
¿Estabais maravillados por lo sucedido, o lo
tomasteis como algo natural, algo que esperabais que sucediera?
Dr. S.
Creo que no le prestamos mucha atención. Era
una ocasión feliz que ella no tuviese que pasar por una intervención
quirúrgica. Swami la curó, así que lo aceptamos y nos regresamos. De hecho, no
le dimos mucha atención al aspecto de cómo podía haber sucedido...
Prof. G.V.
Lo dabais todo por hecho, literalmente.
Dr. S.
Absolutamente, absolutamente. Hubo muchas
cosas que dimos por sentado a lo largo de los años, cosas, que ahora pienso que
si hubiéramos profundizado en ellas en aquellos
tiempos, hoy estaríamos mucho mejor.
Prof. G.V.
No, no puedes decirlo así. Yo pienso que
estabas destinado a tener ciertas experiencias que se habrían diluido si en
aquel momento hubieras comenzado a caminar por el sendero de la Sabiduría o del
Entendimiento. Tal vez incluso habrías tenido dudas. Pero, al crecer, en algún
momento tienes que haber empezado a ver a Swami de manera diferente, ¿no es
cierto?
Dr. S.
Si, inicialmente solíamos tener experiencias
milagrosas con Swami y oír historias de otra gente casi en las mismas líneas de
lo que Krishna probablemente habría hecho. Como cuando estaba muy cerca de los
devotos, moviéndose entre nosotros, y de repente aparecía donde se suponía que
no debía aparecer, por ejemplo detrás de mi madre que estaba
cocinando, y le preguntaba que qué es lo que
estaba cocinando...
Prof. G.V.
¡Así que eso le sucedió también a tu madre!
Dr. S.
Si, y entonces, decía, “¿Qué es lo que estás
cocinando, porqué no Me das algo de comer?”, y cosas así. En aquellos días,
Prashanti Nilayam, lo que hoy es el templo, era un templo viejo. Estaba el
templo y luego a su alrededor había arena y árboles, y cada vez que veníamos
nos solíamos aparcar frente a los árboles. Al principio era en la veranda
mismo. La gente prácticamente dormía en la veranda, ¡en la misma veranda donde
hoy muchos de nosotros tenemos el privilegio de sentarnos!
Prof. G.V.
¡Así que esa era vuestra acomodación!
Dr. S.
Eso era la acomodación principal, y Swami
solía aparecer a toda clase de horas extrañas y hablar con la gente y llevarse
a algunos adentro para hablarles aparte, y cosas así. Yo no tengo ninguna experiencia
personal de esta etapa. Pero recuerdo con mucha claridad cómo nos solíamos
instalar frente al mandir, el templo, en la arena bajo los árboles, cómo
solíamos acomodar ahí nuestro equipaje e incluso cocinábamos y comíamos allí,
pues en aquel entonces había muy pocos sitios donde se pudiera comer...
Prof. G.V.
Si, he oído historias similares de devotos
antiguos.
Dr. S.
Traíamos todas las provisiones, también el
hornillo para cocinar, así que eso solía convertirse en verdaderas meriendas
campestres. Lo disfrutábamos, sinceramente, a pesar de que era un poco duro.
Dormíamos sobre la arena, íbamos al río Chitravathi para lavar y luego nos
bañábamos ahí....
Prof. G.V.
¡Es algo que hoy día no me puedo imaginar -
ahora sólo hay arena en el río Chitravathi!
Dr. S.
Más tarde aparecieron los pequeños kioscos
construidos bajo techos de paja, dónde se conseguía agua caliente en la época
más fría del así llamado invierno en Puttaparthi, ¡eso se convirtió en un
verdadero negocio allí!
Prof. G.V.
¿En qué momento comenzaste a sentir de manera
algo diferente hacia Swami? Pues obviamente, hoy día no tienes el mismo tipo de
sentimiento hacia Swami que tenías en aquel entonces.
Dr. S.
No, en absoluto. Creo que el cambio sucedió
cuando fui por primera vez a los Estados Unidos a pasar una corta temporada.
Estuve ahí seis meses, en casa de mi hermano...
Prof. G.V.
¿En qué año fue esto?
Dr. S.
Esto fue mucho más tarde, en el año 1989. Por
eso digo que nos perdimos mucho en aquel primer tiempo (sin prestar atención a la
Divinidad de Swami en su significado real). Sea como fuere, nunca nos apartamos
de Swami. Pero al mismo tiempo, hubo un momento en que nuestra perspectiva de
Swami y Su misión cambió. Por ejemplo, empezamos a tener bhajans, cantos
devocionales, en casa. De hecho el centro de bhajans cercano al Centro Sai de
Malleshwaram, uno de los primeros centros al comenzar a establecer la
Organización Sai, estaba basado en nuestra casa.
Prof. G.V.
Esto era en los años 60 - y Malleshwaram,
quisiera mencionar para el beneficio de nuestros oyentes, está en la ciudad de
Bangalore. ¿Así que eras de Bangalore?
Dr. S.
¡Y sigo siendo de Bangalore! Cuando se
organizaban sesiones de bhajans en nuestra casa, solían venir muchas personas,
y nosotros al principio atendíamos de manera bastante regular. Y cuando fuimos
creciendo y otras atracciones empezaron a ocupar nuestra atención, empezamos a
ser irregulares en ir a los bhajans, pero seguíamos siendo muy regulares cuando
se trataba de recibir el prasad que le seguía a los bhajans...
Prof. G.V.
¡Qué
práctico!
Dr. S.
…
porque mi madre era siempre muy generosa cuando se trataba del prasad que le
seguía a la sesión de bhajans. Incluso hoy día es algo que continúa en nuestro
hogar.
Regresaré a aquella visita mía a los Estados
Unidos, en la que mi esposa me acompañó, en el año 1989. Allí vimos a mi
hermano y su mujer muy inmersos en el Centro Sai y sus actividades, en Circus,
en el estado de Nueva York. Y por ello, como ellos estaban tan involucrados en
el centro Sai, nosotros de alguna manera nos dejamos arrastrar de manera pasiva
a atender a todas esas actividades de su centro. Y entonces comenzamos a
disfrutar de ello, fue un tiempo muy bonito. Y luego, cuando regresamos, creo
que fue mi mujer la que tomó la iniciativa y se involucró más activamente en el
Centro Sai de Malleshwaram, en las clases de Valores Humanos y la educación
espiritual y todo ello...
Prof. G.V.
Pero, mucho antes de todo eso, Swami solía ir
a vuestra casa, y cosas así, ¿verdad?
Dr. S.
Si, Swami ha venido a nuestra casa tal vez
unas 4 o 5 veces en diferentes ocasiones, y tal y como dije, nosotros dábamos
estas cosas por sentado. Estas ocasiones no fueron utilizadas de la manera como
debieran haberlo sido, probablemente. Cada vez que había una reunión pública en
Malleshwaram, solía estar organizada por mi padre, el Dr. D.S.Chander, que era
dentista en aquel área de Bangalore. Y Swami solía venir y dar un discurso. De
hecho, estas reuniones se organizaban esencialmente para hacer que Swami diera
un discurso al público. Eso era el propósito principal de estas reuniones. Se
solían organizar en un gran terreno abierto, donde se ponía una pequeño
escenario, suficiente justo para Swami y algunos huéspedes...
Prof. G.V.
Si, he visto algunas fotografías de estas
ocasiones.
Dr. S.
Si, todavía quedan algunas fotografías de
entonces. Swami solía atender a la celebración, y después venía a casa y comía
algo con nosotros antes de regresar a Brindavan, Whitefield. Me acuerdo de
cómo, en una ocasión, Swami le había dicho a mis padres que prepararan comida
para unas 200 personas. Vivíamos en un bungalow bastante grande, que tenía
suficiente espacio para huéspedes, un gran recinto y todo eso. Así que se
preparó comida para unas 200 personas. Swami usualmente tenía una gran comitiva
de acompañantes incluso entonces, y en aquellos tiempos no había el tipo de
seguridad que hay ahora, así que, pasada la celebración, era muy difícil
controlar la entrada en la casa de los grandes números de personas que Le
seguían. Así que sucedió que nos encontramos con más de 600 o 700 personas que
habían entrado en el recinto. Y Swami simplemente dijo, “Bien, no hay problema,
que entren todos.” Así que todos entraron, y mi madre fue y le suplicó a Swami,
“Me dijiste que cocinara para 200 y has traído a 700 personas contigo. ¿Cómo
esperas que les dé de comer a todos ellos?” Entonces, por supuesto, Swami en Su
propio estilo Divino, le dijo, “Bien, déjame ir a la cocina”. Y entró en la
cocina y abrió todos los platos que estaban listos para servirse, y materializó
algo de Vibhuti, ceniza sagrada, y lo puso en todos ellos. Y entonces se
sirvieron los platos, y todos comieron hasta que quedaron satisfechos.
Prof. G.V.
Todos - los 700 aquello que había sido
cocinado para 200…
Dr. S.
Todos los 700 lo que había sido cocinado para
200. Así que esta es una de esas experiencias...
Prof. G.V.
¡Estoy seguro de que al Gobierno le gustaría
que Swami hiciese algo así en épocas de hambre!
Dr .S.
Han habido muchas personas que han hecho esta
pregunta, y han encontrado respuesta también a ello. Las visitas de Swami a nuestra casa eran para
ocasiones similares. Una
vez también vino para asistir a la boda de mi
hermana. Y también éste fue un incidente muy bonito.
Como mis padres estaban ocupados con la
recepción de la boda, el deber de ir a buscar a Swami a Brindavan y traerlo a
nuestra casa recayó sobre mi hermano y sobre mi. Así que tomamos un coche y
fuimos a Brindavan, y estábamos esperando a Swami, cuando Swami mandó decir que
entráramos dentro.
Así que entramos, y esperamos y esperamos, y
luego, sobre las seis de la tarde, Swami dijo, “Vamos”. Y entonces Se sentó en
uno de los coches, con el Prof. Gokak que también estaba presente, y sólo nos
dijo que Le siguiéramos. Y la caravana de coches se dirigió a la casa del Prof.
Gokak, que en aquel entonces era el Vice Canciller de la Universidad de
Bangalore. Nosotros teníamos un coche viejo que era muy lento, así que nos
demoramos.
Cuando llegamos a las verjas de Carlton House
en Bangalore, la casa del Prof. Gokak, nos encontramos con que las puertas
estaban cerradas y no se nos permitía la entrada. Al cabo de unos minutos Swami
les dijo, “Ved y mirad, los hijos de Chandri están ahí fuera, esperando”. Y
mandó decir que nos hicieran pasar dentro. Así es como Swami llamaba a mi
padre, Chandri. Así que entramos dentro, y Swami nos dijo, “Esperad, esperad”.
Y entonces todo el mundo se sentó a cenar. Nosotros estábamos parados, mirando
a nuestro alrededor y preguntándonos qué hacer - la recepción de la boda de
nuestra hermana estaba teniendo lugar en aquellos mismos momentos. Entonces
Swami nos dijo “Bien, vosotros dos, sentaros también y comed”. Y nosotros le
rogamos “Swami, ¿qué es esto? Hemos de llevarte a la recepción de la boda, ¡y
Tú nos dices que nos sentemos a comer aquí!” Y El dijo, “No, no, no - iremos
ahí más tarde, ahora primero acabad de comer”.
Así que, sí que vino a la recepción, pero más
bien tarde, probablemente ya eran las 8.30 o las 9 de la noche. Vino, bendijo a
mi hermana y a mi cuñado, y se fue.
Prof. G.V.
Ahora quisiera preguntarte algo acerca de tu
profesión. Me he fijado que te has involucrado muy activamente en el servicio a
la comunidad. ¿Cómo sucedió esto?
Dr. S.
Yo me cualifiqué como cirujano ortopédico en
la Facultad Médica Kasturba de Manipal. Y cuando comencé mi práctica medica en
el año 1980 - mi práctica previa no
requiere de muchas palabras - yo tenía
un puesto de media jornada como asistente a un medico consultante con una
práctica antigua. Así que tenía mucho tiempo libre, y a mí no me gustaba perder
mi tiempo. Así que siempre estaba pendiente de alguna oportunidad en la que yo
pudiera hacer algo. Tal vez era para no desperdiciar mi habilidad profesional,
y al mismo tiempo ayudar al que lo necesitara. Más tarde, cuando me uní al Colegio
Médico, tuve la oportunidad de trabajar en un hospital gubernamental ligado a
nuestro Colegio Médico, el Colegio Médico M. S. Ramaia, en Bangalore.
En aquel período tuve la oportunidad de
explorar ese sentimiento, pues tenía una posición donde no tenía que
preocuparme en pedirle nada a nadie, yo mismo era mi jefe, era un ´departamento
de una sola persona´. Y se trataba de un hospital gubernamental y totalmente
libre de coste. Así que aproveché esta ocasión para comenzar. En un hospital
gubernamental, cosas de este tipo (como esta actitud de servicio) eran
desconocidas, y yo hice un comienzo y tuve que enfrentarme a mucha resistencia
para poder admitir en el hospital a cada paciente que necesitara admisión y
darle tratamiento medico sin cuestionarlo, sin esperar nada a cambio. Allí es
cuando empecé mis primeros actos de servicio, creo.
Prof. G.V.
Es decir, ibas a ayudar a gente que lo
necesitara…
Dr. S.
Que viniera al hospital. Yo no me apartaba de
mi camino. Pero la gente que venía al hospital, yo creía que era mi deber
ayudarles.
Prof. G.V.
No se les decía que no.
Dr. S.
No. A nadie que necesitara admisión se le
decía que no. Yo luchaba por mi derecho a admitir a un paciente y darle
tratamiento médico, y después de algún tiempo, las autoridades se dieron cuenta
de que no me iba a echar atrás, así que no me molestaron demasiado. De hecho
compré mi propia serie de instrumentos para poder tratar a estos pacientes. La
cual también usaba en mi práctica privada, porque el hospital gubernamental no
proveía a los médicos de instrumentos. En aquel tiempo, tuve contacto con una
organización rural llamada Centro de Desarrollo Rural, en Whitefield. Estaba
constituida principalmente por algunos oficiales retirados, en principio del
Ejército y de las Fuerzas Aéreas, etc., que residían en la ciudad de
Whitefield, y que tenían un proyecto que me interesaba. Querían hacer
radiografías a niños incapacitados, y ayudarlos, corrigiendo sus deformidades y
prestándoles diversos tipos de ayuda en ello. Así que éste fue el próximo paso dentro de mi actividad en
ayudar. Esto lo hice a gran escala. Solía ir ahí cada mes, hacer radiografías
de los niños, traerlos más tarde... (al hospital gubernamental)
Prof. G.V.
¿Un par de días al mes?
Dr. S.
Una vez al mes. Porque ellos identificaban a
los niños minusválidos en los pueblos de los alrededores. Y cada mes, yo solía
ver a unos 80 o 90 pacientes, y esto era más que suficiente, pues gran número
de ellos requería atención quirúrgica , lo cual lleva tiempo. Así que no tenía
sentido que yo fuera demasiado a menudo.
Este fue mi primer intento de obtener un
vínculo con el Hospital General Sathya Sai en Whitefield. Pero en ese momento,
este vínculo no se materializó, debido a razones que Swami sabrá mejor que
nadie.
Prof. G.V.
El dice que hay un momento para cada cosa
¡incluso Hanuman tuvo que esperar a su momento preciso para aparecer en la
historia de Rama, en el capítulo de Kishkinda Kanda, no pudo venir antes!
Dr. S.
Esto fue en 1983.
Prof. G.V.
¿Cuándo comenzaste a trabajar en el Hospital
General de Whitefield?
Dr. S.
En 1993.
Prof. G.V.
Así que de ello hace unos 10 años...
Dr. S.
Sí, son 10 años ahora. En el año 1983, como el
Hospital General de Whitefield no me proveía de las facilidades necesarias,
porque por aquel entonces el hospital no tenía la infraestructura requerida
para la cirugía ortopédica. Yo llevaba a todos estos pacientes al Hospital de
Malleshwaram en Bangalore, el hospital gubernamental al cual yo estaba ligado,
y les operaba allí, y les conseguía diversas ayudas como tratamientos etc. El
Centro de Desarrollo Rural jugaba un papel muy importante en la rehabilitación
de estos niños incapacitados. Creo que ésta fue, para mí, la primera actividad
de servicio de una magnitud mayor, y me dio mucha satisfacción.
Prof. G.V.
Hoy día, ¿cuántas veces al mes vas al Hospital
General de Whitefield?
Dr. S.
Voy de manera regular por lo menos una vez a
la semana, definitivamente. Y durante esos días, paso ahí ocho o nueve horas
trabajando.
Prof. G.V.
¿Trabajas solamente haciendo operaciones
ortopédicas?
Dr. S.
No. Atiendo a pacientes externos, y opero,
también, el mismo día.
Prof. G.V.
En Whitefield, ¿cuántas operaciones haces al
mes, aproximadamente?
Dr. S.
Tal vez unas 10 operaciones al mes, más o
menos.
Prof. G.V.
En Whitefield, frente a la entrada de la sala de operaciones, hay una
frase escrita, que dice que el cirujano meramente corta, que El que sana es
Dios. Y se lo he oído mencionar al Dr. Bhat muy a menudo.
¿Sientes de esta manera, cuando operas? ¿O
llevas a cabo las operaciones de manera rutinaria, sin siquiera pensar acerca
de ello?
Dr. S.
No, no pienso en ello. Por supuesto, lo que sí
que hago es ofrecer mis oraciones al Señor.
Prof. G.V.
¿Eso lo haces? Sabes, es algo bien raro hoy
día…
Dr. S.
Es algo que aprendí durante mi tiempo de
entrenamiento mismo. Que hay un momento libre antes de la operación, que es
cuando nos lavamos las manos. A ese momento se le llama el lavarse las manos.
En ese momento, estas sólo, sólo contigo mismo. Así que yo elegí ese momento
para hacer mis oraciones.
Prof. G.V.
Es maravilloso. Sabes, es esencialmente lo que
enseño Krishna. Normalmente, antes de comer, ofrecemos nuestras oraciones, el
Brahmaarpanam etc.. Pero la esencia de
la enseñanza del Bhagavad Gita es que antes de hacer cualquier cosa, se la
ofrezca a Dios. Yo he oído a Swami contar tantas historias maravillosas de
Krishna, estoy absolutamente deleitado de que realmente estés siguiendo esta
enseñanza en la práctica.
Dr. S.
Sí, lo hago. Lo hago como parte de mi rutina.
Siempre. Me he entrenado a mi mismo a hacerlo, porque una vez que entras en la
sala de operaciones, tu mente se pierde dentro del trabajo, y comienzas a
pensar en la operación y el procedimiento a seguir y todas estas cosas, de tal
manera que ya no piensas en nada más.
Prof. G.V.
Exactamente. ¿Conoces la historia de Narada y
el campesino? Swami la ha contado muchas veces. El sentido de la historia es
que es muy fácil creer que amas a Dios sólo porque repites Su nombre todo el
tiempo. Cumple tu trabajo en el mundo y piensa en El cuando sea necesario, y
hazlo con intención. Esa es la esencia de la historia, y tú has descubierto de
manera intuitiva esta enseñanza del Bhagavad Gita.
Ahora quisiera llegar a este evento
extraordinario que tuvo lugar recientemente. No sé por dónde empezar.
Mencionaré algo que sucedió esa mañana, para el archivo. Esa mañana estábamos
todos ahí parados, esperando el Darshan. Era el 4 de Junio. Esperamos y
esperamos, y alguien vino con un mensaje, “No va a haber Darshan, Swami está
ocupado”. Un mensaje críptico. Entonces me encontré con Narasimha Murthy, quien
me dijo, “No creo que Swami esté ocupado. Creo que ha habido algún problema”.
Esto es lo que me dijo, así que entramos en el recinto del Trayee, que presentaba
un espectáculo muy diferente al normal. La cuestión era que no podíamos ir
arriba. Recordarás que en la parte de arriba está la residencia de Swami.
No había manera de ir al cuarto de Swami y
descubrir qué es lo que había pasado. En aquel momento no parecía ser importante. Dieron las 9, luego las 10, luego
las 11 horas. No pasaba nada y todas las puertas estaban cerradas, y la cosa
empezó a parecer algo extraña, y empezamos a sentirnos muy ansiosos. Estábamos
ahí sentados, hora tras hora, a veces nos levantábamos y caminábamos arriba y
abajo, preguntándonos qué es lo que habría pasado, rezábamos, y nadie tomó
nada, aparte de algún vaso de agua de vez en cuando. El mundo exterior por
supuesto no sabía nada. Sobre las 4 de la tarde, algunas personas consiguieron
llegar cerca del cuarto de Swami por el otro lado, e hicieron algunos ruidos.
Poco a poco se abrió una de las puertas y se les permitió entrar a 2 o 3
personas.
Allí, Swami les dijo “Estoy bien”. Y estas
personas regresaron y nos lo dijeron, y nosotros dimos por hecho que Swami
estaba bien, y solo más tarde nos dimos cuenta de que Su cuerpo no estaba
bien – ¡para ponerlo en palabras de Dios! Puedes continuar desde aquí…
Dr. S.
De hecho, a mí se me llamó a mi casa el
Miércoles por la tarde, es decir, el día 4 de Junio, sobre las cinco más o
menos, yo acababa de llegar a casa.
Prof. G.V.
Y lo que yo he contado es del mismo día sobre
las 3.30 de la tarde. Así que nos estás contando lo que sucedió una hora y
media más tarde...
Dr. S.
Así es. Se me llamó y sólo se me dijo, “Por
favor, ven de inmediato, te necesitamos”. Eso es todo lo que se me dijo. Más
tarde - ante mi insistencia por saber lo que había pasado para poder venir
preparado si tenía que hacer algo – se me dijo, “Se ha caído en Su cuarto,
Swami se ha caído, resbaló y no se puede mover, no puede mover Su miembro
inferior izquierdo, cada vez que intenta moverse tiene un dolor atroz”.
Mentalmente tuve un sobresalto muy grande al
oír esto, porque esta descripción de manera invariable te advierte de una
posible fractura de la cadera, y es algo que sucede en cualquier persona mayor
normal. Y su cuerpo siendo humano, también El podía estar sujeto a algo así, me
imaginé. Así que fui para allá. Ya habíamos organizado que se llevara allá una
máquina de radiografías transportable, así que se instaló esa máquina en Su
cuarto y sacamos radiografías, y nuestros peores temores resultaron ciertos.
Tenía la cadera fracturada, el cuello del fémur se había fracturado y se había
dislocado, y además de mala manera. Y esto, en ese momento, me agitó mucho
internamente.
Pero entonces, creo que en algún momento Swami
se hizo cargo por completo, y me permitió actuar como un profesional sin
prestarle atención a la relación de Dios y devoto. Sea como fuera, yo tenía que
enseñarle la radiografía y explicarle que ahí había una fractura. Y entonces,
la próxima pregunta que hizo, al igual que la hubiera hecho cualquier otra
persona, fue, “¿Así que, cual es el tratamiento?” Y yo, sin pensarlo dos veces,
Le sugerí que había de ser operado cuanto antes, pues no había otra manera de
que pudiera sanarse.
Prof. G.V.
En esos momentos, ¿eras consciente de que era
con Swami con quien estabas hablando de esa manera?
Dr. S.
No. Esa es la razón por la que condicioné lo
que dije. Creo, y esto tal vez es un pensamiento de ahora, una reflexión en
retrospectiva, que a partir de algún momento…
Prof. G.V.
… te desconectó e hizo que te comportaras como
un medico hablándole a un paciente...
Dr. S.
Si, eso es. Y me olvidé por completo de la
relación de un devoto hacia su Señor, y en ningún momento volví a pensar en
ello durante las próximas tal vez 72 horas. En ningún momento se me ocurrió
pensar en lo que iba hacer, en las implicaciones de lo que había hecho y de lo
que estaba a punto de hacer...
Prof. G.V.
Quisiera reflexionar acerca de esas
implicaciones más tarde, pero pienso que lo que hizo, sin que tú fueras
consciente de ello, es algo muy, muy profundo…
Dr. S.
Si, volvamos a ello más tarde. Pero a nivel
físico, lo que sucedió es que yo Le sugerí que debería someterse a una
intervención quirúrgica . Mi tarea inmediata era darle alivio del dolor, así
que Le puse una tracción ahí mismo, y Le di una inyección contra el dolor.
Después de ello, Swami se encontraba bastante cómodo. Y entonces Le volví a
hablar de la operación, y El me dijo, “Regresa mañana por la mañana, lo
pensaremos”.
Prof. G.V.
Mencionas de manera muy casual “Le di una
inyección contra el dolor”. Que yo sepa, es la primera inyección que jamás ha
recibido...
Dr. S.
Probablemente es así, por lo que yo sé. Swami
no es una persona…
Prof. G.V.
Supongo que en ese momento no pensaste en ello,
en ese momento eras un medico, olvidándote de todo lo demás.
Dr. S.
Si. No creo que actuase de ninguna otra manera
más que como un medico, y yo creo que si hubiese actuado de alguna otra manera,
no podría haberle hecho justicia a la situación. Swami pasó una noche
tranquila, y a la mañana siguiente, cuando Le vi, volvió a surgir la cuestión
de qué es lo que hay que hacer como paso siguiente, y yo tenía que ser firme
con mi opinión original y decirle que esto es lo que hay que hacer, que tenía
que ser operado de la cadera y que no había ninguna otra opción. Entonces me
preguntó acerca de la operación, y yo se la expliqué. Le expliqué la naturaleza
de la operación, que tenía que quitar el rodillo de la cadera y reemplazarlo
por un rodillo artificial, es decir, por un repuesto prostético de la cadera.
Había que reemplazar media cadera. Así que me escuchó, y luego otra vez preguntó,
“¿No hay ninguna otra manera cómo se pueda hacer?”, y yo Le dije, “No, Swami,
no se puede hacer de ninguna otra manera, aunque Te quedaras en cama durante 3
meses, no va a sanar por si solo. Y no sería bueno para Ti estar en cama de
esta manera, queremos que puedas moverte tal y como quieras, por eso ha de
hacerse”.
Prof. G.V.
Durante todo esto, ¿cómo era Su humor o Su
estado de ánimo, comparado con otros pacientes a los que has tratado?
Obviamente, El lo sabía todo, pero estaba representando Su papel.
Dr. S.
En todo momento, la diferencia entre Swami y
otros pacientes, durante el episodio entero, lo más notable tal vez – no es que
no se quejara del dolor. En alguna ocasión se quejó del dolor, y en el día
siguiente a la caída, cuando Le vi por primera vez, yo vi mucho dolor en Su
rostro, en el momento en el que Le movimos para instalarle en la cama. Pero
casi de inmediato, después de ese momento de dolor, Su expresión regresó a esa
sonrisa eterna.
Prof. G.V.
¿No es eso algo extraordinario? Por lo menos, yo
creería que normalmente uno estaría casi llorando de dolor...
Dr. S.
Si, uno esperaría ver lágrimas en los ojos de
la persona, verla malhumorada o deprimida. Eso nunca sucedió con Swami. Incluso
durante lo peor de Su dolor, siempre mostró una gran sonrisa y de hecho,
bendijo a la gente que entraba y salía de la sala de operaciones.
Prof. G.V.
Si, he oído hablar de eso. Así que, ¿en qué
momento accedió a la operación?
Dr. S.
Accedió al minuto de yo habérsela sugerido y
explicado. Pensó en ello durante un minuto y la próxima pregunta que me hizo
fue, “¿Cuando vas a llevar a cabo la operación?” Esta pregunta me tomó
totalmente por sorpresa, porque antes de entrar en Su cuarto, se me había
preparado, se me había dicho, “Escucha, cuando le digas a Swami que esta
fractura requiere de una intervención quirúrgica, tienes que hacerlo con mucha
cautela, tienes que expresarlo con mucho tacto”.
Prof. G.V.
¡Se te dio instrucciones! ¿Es cierto eso?
Dr. S.
Si, ¡tuve muchos instructores!
Prof. G.V.
¿Se sorprendieron tus instructores cuando se
enteraron de cómo fue la cosa?
Dr. S.
Absolutamente. Mis instructores no solamente
estaban sorprendidos, estaban muy gratamente sorprendidos, y encantados con el
hecho de que Swami había accedido a la operación.
Prof. G.V.
¿Estabas tú sorprendido?
Dr. S.
Yo estaba muy sorprendido, honestamente
hablando. Estaba muy sorprendido de que hubiera accedido con tanta facilidad.
Porque yo tenía alguna experiencia previa a hacer de medico con El, en alguna
ocasión anterior, debido a una aflicción menor de Su rodilla, y sabía de Su
reacción a varias sugerencias que Le había hecho entonces, así que en esta
ocasión estaba realmente sorprendido de que lo aceptara de inmediato. Y como he
dicho, la próxima pregunta que hizo fue, “¿Y cuando vas a llevar a cabo la
operación?” Yo le dije, “Si Swami lo permite, la haremos hoy.”
Prof. G.V.
¿Era un Jueves?
Dr. S.
Era Jueves, el 5 de Junio. Y Swami
inmediatamente preguntó, “¿A qué hora?” Así que no había mucha elección, no
había mucho tiempo para pensar. Se había decidido el día, lo siguiente que
había que decidir era la hora, y por supuesto, teniendo en mente los
sentimientos de Swami, e incluso los míos propios, referente a las horas
auspiciosas y no auspiciosas del día, decidimos que habríamos de operar por la
mañana mismo. Pensando clínicamente, Le dije que como había tomado alimento
sólido a las seis de la mañana, habíamos de esperar seis horas antes de poderle
operar, ya que el estómago debe de estar vacío cuando llevamos a un paciente a
la sala de operaciones. Así que Le dije que la intervención se podía llevar a
cabo a las doce del mediodía, y Swami dijo, “Bien, ve, haz todos los arreglos
necesarios y luego regresa”. Allí es donde todo comenzó, y la bola que El puso
en marcha tomó un impulso tan terrorífico que nadie supo lo que había sucedido
hasta las tres de la tarde, cuando se le trajo de vuelta a Su cuarto después de
la operación.
Prof. G.V.
Si, yo estaba allí cuando Le trajeron de
regreso.
Dr. S.
Durante este intervalo, desde más o menos las
siete y media hasta después de Su consentir, yo tenía que ir de regreso a mis
instructores y decirles, “Miren, tengo una victoria, he podido convencer a
Swami a que acceda a ser operado”. Entonces fue cuando todo el mundo sugirió,
que “ésta es una oportunidad para también arreglar lo de Su ojo”, y todos
consideraron que era apropiado sugerirle que permitiera también esa
intervención. Pero antes de ello yo tenía que chequear con el oftalmólogo, para
ver si él podría organizarse para que la operación del ojo tuviera lugar a las
12 h, porque yo ya había mencionado ese horario a Swami. Es decir, todo tenía
que ser organizado durante las próximas 4 o 5 horas. Yo sabía que yo podía
hacerlo sin problemas, ya que lo hacemos
de manera rutinaria en Whitefield, pero no estaba seguro en cuanto al
oftalmólogo. Así que hablé con el Dr. Hemanth Moorthi, que al principio dudaba
un poco. Pero luego, considerando que ésta podría ser la única ocasión que
tuviéramos para devolverle a Swami la visión en el ojo izquierdo, también él
accedió, y dijo que se encargaría de llevar acabo los arreglos necesarios.
Prof. G.V.
¿Qué es lo que se hizo primero, la operación
del ojo o la de la cadera?
Dr. S.
Primero se hizo la de la cadera. Los honores de
hacer que Swami accediera a la operación del ojo, una vez más, recayeron sobre
mí, pues todo el mundo pensó que como ya había obtenido una victoria, sería
cosa buena. Yo fui allí con una oración - estaba preocupado, pues, ves, podía
ser que Swami me respondiera “Bien, tampoco quiero la operación a la cadera”.
Prof. G.V.
Si, con Swami estas cosas son posibles, por
supuesto.
Dr. S.
Así que era una situación algo difícil, y Le
rogué, “¿Considerarías el que operáramos Tu ojo y lo rectificáramos? Podemos
hacer los arreglos fácilmente y hacer de ello un procedimiento de sólo 10
minutos”. Entonces, por supuesto, El me respondió con Su historia habitual de
que “Yo lo puedo ver todo aunque tenga visión en un solo ojo”, y todo eso, pero
finalmente condescendió a la operación, y de hecho eso fue una victoria mayor
que la de hacerle acceder a la operación de su cadera, porque todos estaban muy
preocupados por su ojo, aunque El mismo no lo estaba.
Prof. G.V.
Cuando Swami fue a la sala de operaciones,
¿cual era la escena, cómo estaban los ánimos, cómo te sentías?
Dr. S.
Se llevó a Swami al hospital sobre las diez de
la mañana, y Le llevamos a una antesala de la sala de operaciones, antes de
hacerlo pasar dentro sobre las 11.30 h.
Prof. G.V.
En la antesala, ¿había mucha gente?
Dr. S.
Si. Pienso que eso no estuvo tan bien, pero no
lo pudimos evitar. Había mucha gente allí. Tratamos por todos los medios de
evitarlo, pero les traía el amor por Swami y la preocupación por Swami, y...
Prof. G.V.
¿La devoción primero, la disciplina después?
Dr. S.
Bueno, cuando las emociones están muy
alteradas es difícil contener a la gente, y es malinterpretado ... - Sea como
fuere, Swami los bendijo a todos. De hecho, vinieron para ofrecer sus respetos
y su amor a Swami, y El los bendijo a todos. Estaban presentes algunos de los
médicos más antiguos del Hospital General, del Hospital de Super
Especialidades, y los miembros de la familia de Swami, Sujanki Ramaiah y su
familia, todos estaban allí. Por supuesto, todos ellos fueron eficazmente
mantenidos fuera de la sala de operaciones, no importa cuánto algunos de ellos
deseaban entrar.
Prof. G.V.
¿Aparte de ti, cuántas personas había dentro
de la sala de operaciones?
Dr. S.
Estábamos yo mismo, y una de mis asistentes,
la Dra. Hari, que era una residente del Hospital General, del departamento
ortopédico, y también estaba la Dra. Savitri, y por supuesto, el Dr. Narayan
Murthi, que era el anestesista en aquel momento. Aparte había también 3 o 4
enfermeras, y otro medico joven para ayudar al anestesista.
Prof. G.V.
Así que era todo estrictamente profesional...
Dr. S.
Estrictamente profesional. El único no
profesional que había allí dentro creo, era Satyajit, como Swami mencionó
recientemente en un discurso, quien estaba bastante horrorizado ante lo que estaba
sucediendo allí dentro.
Prof. G.V.
Es natural.
Dr. S.
Así que, bien, la operación de la cadera es lo
que se hizo primero. Duró unos 45 minutos.
Prof. G.V.
¿Y tú te mantuviste completamente profesional,
durante ese tiempo?
Dr. S.
Si, tal y cómo dije antes, desde el momento en
que le sugerí a Swami la operación y El accedió, yo creo que durante las
próximas 72 horas yo no era yo mismo.
Prof. G.V.
¿No lo encuentras algo extraordinario?
Dr. S.
Si, pienso que es algo que me gustaría ´rebobinar´, pero no creo que sea posible - para ver cómo me sentía en aquellos
momentos.
Prof. G.V.
¿Tal vez, te
sugeriría, que fue Dios quien te ´apagó´, de manera que pudieras hacer tu deber
correctamente?
Dr. S.
O si – absolutamente.
Prof. G.V.
Quisiera hacerte una pregunta. A mi entender,
hay una especie de ética que le prohíbe a un médico el tratar a miembros de su
propia familia, a familiares muy cercanos...
Dr. S.
No creo que haya nada parecido. La ética no
dice nada acerca de dar tratamiento medico a familiares, pero normalmente no se
hace.
Prof. G.V.
No. La razón que le doy a mis estudiantes es
que cuando uno está apegado, la capacidad de juicio se nubla. No es una
cuestión de leyes, pero el apego puede nublar tu juicio profesional e
influenciarlo, disminuir tu capacidad de juicio.
Dr. S.
Es cierto, totalmente.
Prof. G.V.
Este conflicto de intereses también lo hay en
otros ámbitos. Un juez no puede juzgar a miembros de su propia familia, y es
algo que también se encuentra en la espiritualidad. La razón por la cual
menciono esto es porque todos nosotros estamos apegados a Swami. Y tú eres,
profesionalmente, un medico, pero también eres un devoto de Swami...
Dr. S.
Si, es cierto.
Prof. G.V.
Y por ello tiene que haber sido muy difícil,
en circunstancias normales, el suspender ese apego y comenzar a jugar el rol de
médico, yo creo que ahí Dios te ayudó.
Dr. S.
Por
supuesto.
Prof. G.V.
Estabas destinado a jugar ese papel.
Dr. S.
Bien, me repetiré – Yo creo que El se hizo
cargo por completo y todo fue hecho por El...
Prof. G.V.
¡por El, para El, en El! ¿Todo fue bien?
Dr. S.
Absolutamente. No tuvimos complicaciones
algunas, no tuvimos ningún problema.
Prof. G.V.
¿Te gustaría contarnos algo acerca de la
operación, si crees que tendría sentido para nosotros?
Dr. S.
Si. La operación, básicamente, era una
operación bastante simple, que es hecha de manera rutinaria por la mayoría de
cirujanos ortopédicos, no era nada muy complejo o complicado. Como la masa de
músculos en Swami no es mucha, el acceso a la articulación de la cadera fue
fácil, y se extrajo la cabeza fracturada y se reemplazó por una prótesis.
Prof. G.V.
Hablas acerca de la masa de músculos. Es un
hecho bien sabido que hay muy poca masa de músculos en el cuerpo de Swami. Lo
cual me hace concluir, como físico que soy, que todo Su peso está en los
huesos. Sus huesos tienen que ser muy fuertes.
Dr. S.
Si, de hecho, en la sala de operaciones yo
hice mención de ello a mi asistente y a la Dra. Savitri, cuando estaba
preparando los huesos para que la prótesis se asentara bien. Y la Dra. Savitri,
que ha asistido a muchas intervenciones ortopédicas y que por ello puede
juzgarlo bien, también ella mencionó que Sus huesos son muy fuertes.
Normalmente lo que sucede - y eso, para nosotros, es especialmente importante
de entender – es que en una persona mayor normal, a esa edad, uno espera que
los huesos sufran de osteoporosis. Lo cual no era así.
Prof. G.V.
De hecho, desviándome un poco del tema -
recuerdo que Swami en una ocasión dijo, “Mira, esto es un cuerpo, sin embargo,
es un cuerpo muy especial, no porque sea el cuerpo de Swami, sino porque ha
sido mantenido absolutamente puro, y la pureza confiere al cuerpo ciertos
poderes y capacidades”, y añadió, “Mira, Mi cabello no se ha puesto gris. A
vosotros se os ha puesto gris el pelo y os habéis quedado calvos. De hecho,
¡parece que hay una competición entre el pelo gris y la calvicie!” Y dijo,
“¿Sabéis porqué? Es porque éste es un cuerpo puro”. Es por ello que yo te hice
esa pregunta.
Dr. S.
Si, Sus huesos son casi huesos normales, uno
diría…
Prof. G.V.
Pero eso es algo muy inusual en una persona de
esa edad física, ¿no es así?
Dr. S.
Si, ciertamente. Porque justo después hice dos
intervenciones quirúrgicas más en personas de edad similar, y la diferencia era
bastante notable.
Prof. G.V.
¿E inmediatamente después se llevó a cabo la
intervención en el ojo?
Dr. S.
Si, después de la operación de la cadera se
hizo la intervención en el ojo.
Prof. G.V.
Cuando Swami entró en la sala de operaciones,
¿cómo se encontraba, físicamente, me refiero?
Dr. S.
En el momento en que Le sacamos de Su cuarto,
en una camilla, Swami hizo una declaración, diciendo que “Este cuerpo es
vuestro, os lo entrego, haced lo que penséis que sea necesario.” A partir de
entonces, en ningún momento dijo nada más acerca del procedimiento entero.
Primero se le dio una anestesia…
Prof. G.V.
Antes
de ello, ¿te bendijo?
Dr. S.
Bueno, nosotros Le pedimos Sus bendiciones
antes de llevarlo a la sala de operaciones. Recayó en mi el hacer salir a todo
el mundo, y entonces Le expliqué una vez más la operación. Y en ese momento Le
pedí Sus bendiciones, y El me bendijo. Pero una vez dentro de la sala de
operaciones, ya no dijo nada más. El Dr. Narayan Murthi Le explicó que le iba a
dar una inyección después de la cual dormiría. El sólo dijo, “Bien, haced lo
que queráis”. Eso es todo, eso es lo único que dijo, simplemente “Haced aquello
que penséis que es necesario”.
Prof. G.V.
Después de que hubo finalizado la operación
del ojo y El regresó, tenías que estar con El en el período postoperatorio…
Dr. S.
Si. Al finalizar la intervención, Le llevamos
a la misma antesala. Se Le sacó de la sala de operaciones tal vez sobre las
1.30 h o las 1.45 h. Hubo otro pequeño drama con relación a la operación del
ojo, que probablemente también sea digno de mención. El cirujano oftalmólogo se
quedó atrapado en un atasco, en Bangalore.
Yo casi había acabado con mi intervención
quirúrgica y el cirujano oftalmólogo todavía no había llegado, así que todo el
mundo empezó a sentir pánico, de a ver qué iba a pasar ahora. Se le mandó una
escolta de policía, estaba en medio de un atasco de tráfico y no podía sacar el
coche de ahí. Así que la policía le dio su coche a otra persona para que lo
manejara, y lo trajo a él en el coche escolta, con sirena – y por supuesto,
llegó a tiempo. Llegó justo antes de que finalizáramos la operación de la
cadera...
Prof. G.V.
¿Cuanto duró la operación del ojo?
Dr. S.
Esa intervención duró unos 15 minutos, no creo
que durara más…
Prof. G.V.
¿Y luego, qué te pareció la recuperación?
Dr. S.
La recuperación yo creo que fue muy fenomenal.
Porque desde una perspectiva médica, ver la tolerancia que tiene hacia el
dolor, cómo aparta la atención del dolor - En mi opinión se recuperó muy rápidamente.
Prof. G.V.
Normalmente hay mucho dolor, ¿no es cierto?
Dr. S.
Sí, y hemos de usar analgésicos inyectables
por lo menos durante las primeras 48 horas.
Pero en Swami creo que no usamos analgésicos
inyectable en absoluto, aparte del que se le dio en la sala de operaciones.
Usamos solo un analgésico oral muy suave al día siguiente de la operación.
Prof. G.V.
¿Fue Swami un buen paciente?
Dr. S.
Pienso que fue un paciente maravilloso. Porque
una vez que accedió al tratamiento, literalmente se te entregó, y entonces
accedió a todo lo que Le sugerimos. Pero, por supuesto que fue un buen paciente
en muchos sentidos. También preguntaba acerca del cómo y el porqué de las
cosas, y tuvimos que explicárselo en detalle, no es que sólo dijera que si a todo,
sin preocuparse de saber de qué se trata...
Prof. G.V.
No, no.
El lo sabe todo, pero actúa de esa manera para darte
felicidad, sabes …
Dr. S.
Absolutamente cierto.
Prof. G.V.
Yo diría que eso fue una lección para
nosotros, cómo comportarnos con un médico.
Dr. S.
Si, así lo creo yo también. También mencionó
en uno de Sus discursos, que esto era una lección para todos, que si un
hospital era lo suficientemente bueno para un paciente normal y ordinario, “Yo
creo que es también lo suficientemente bueno para Mí”...
Prof. G.V.
De hecho, esto es algo que hoy he mencionado
en mi clase. Hablábamos de lecciones aprendidas. Yo les dije a los chicos,
mirad, esto es lo que el Dr. Safaya dijo en el Día del Medico (el Dr. A.N.
Safaya es el Director del Instituto Sri Sathya Sai de Ciencias Medicas
Superiores, el Hospital de Super Especialidades): “... Una de las cosas
remarcables es que Swami ni siquiera fue al Hospital de Super Especialidades,
sino que fue al Hospital General, donde en un día común vienen un promedio de
900 pacientes”. Es una cantidad enorme de pacientes.
Swami dijo “… el mismo médico que opera a
todos los demás pacientes, incluidos muchos de los estudiantes, me operó
también a Mí”. No trajo ningún médico importado, no se fue al extranjero a operarse,
nada. Eso en sí mismo es una lección. Y luego, cómo ser un paciente ideal - esa
es otra lección.
Dr. S.
¡Es una lección a aprender de Swami! Sí, Swami
fue un paciente ideal, no hay duda acerca de ello. Por supuesto nos cuestionó,
y a veces nos dio momentos bien difíciles…
Prof. G.V.
¡Eso era para recordarte que es Swami!
Dr. S.
Si, y para recordarnos que no Le podemos dar
por hecho…
Prof. G.V.
¿Piensas que Su recuperación fue buena, que
fue rápida?
Dr. S.
Si, así lo creo. Se recuperó muy bien desde
todos los puntos de vista. Caminó al día siguiente de la operación, el Viernes,
a las 9 h de la mañana. Yo quería que se sentara, a las 7.30 h de la mañana,
para que pudiera respirar más fácilmente y sentirse mejor…
Prof. G.V.
Gracias a Dios que querías hacerle sentar,
porque si hubiese querido que caminara, se habría puesto a correr ¡siempre está
un paso más allá!
Dr. S.
El me dijo, “No, lo haremos más tarde”, así
que a las 9 h de la mañana me mandó llamar y entonces me dijo, “Ven, Me quiero
sentar”. Cuando le hice sentarse le vi tan cómodo, que no pude contenerme y Le
dije, “Swami, ¿porqué no intentas ponerte de pie?” Así que se puso de pie.
Tenía un tubo en la cadera para drenar el exceso de sangre coagulada, así que
nosotros sostuvimos ese tubo en una mano, y Swami se levantó. Y entonces dio
Sus primeros pasos, e incluso fue al baño. Yo creo que eso fue la Divinidad
haciéndose cargo e ignorando el dolor. Hizo todas esas cosas sin prestarle
atención al dolor…
Prof. G.V.
¿En algún momento se te ocurrió que Aquel que
tenía el poder de sanarse no lo hacía?
Porque alguien me dijo que una vez había una
persona con una fractura similar, y Swami le dijo “No hay necesidad de operar”.
La familia de esa persona estaba muy ansiosa, y Swami sólo dijo “No hace falta
operar”. Y el suegro de esa persona, que era un cirujano ortopédico, decía
“Tengo que operarlo, no le puedo dejar así...”. Finalmente fue curado
simplemente con Vibhuti, con ceniza sagrada. Es decir, que en principio, Swami,
con todo el poder de la Divinidad, pudiera haberse curado a Si mismo sin
ninguna operación.
Dr. S.
Bueno – pudo haberse curado – no hay duda
alguna acerca de ello. Quiero decir, que nunca hemos dudado de que se pudiera
curar a Si mismo …
Prof. G.V.
Pero, por una cuestión de principio no lo
hizo.
Dr. S.
Por una cuestión de principio. Porque esto es
algo que ha sido hablado con El, en detalle, también en otras ocasiones. Por
ejemplo en una leve aflicción de la rodilla que tuvo durante los últimos tantos
meses, por la cual no podía caminar bien. Yo tuve la ocasión de hablar con El,
pues Le había dado varios diferentes tratamientos que no parecían tener
resultado alguno.
Desesperado, Le sugerí, “¿Por favor, porqué no
haces algo y Te curas a Ti mismo? Porque yo sé que en ocasiones pasadas Te has
curado de diferentes aflicciones de las que has sufrido, de las que Tu cuerpo
ha sufrido.” Y El lo dejó muy claro, diciendo, “Yo no puedo usar Mis propios
poderes para curarme a Mi mismo. Esta es una aflicción de este cuerpo debido a su
edad y otras razones, y no es alguna aflicción de otros que Yo haya tomado
sobre mí para ayudar a otros”.
Prof. G.V.
Exacto. Es un proceso natural que tiene que
ser permitido.
Dr. S.
El también hizo la siguiente observación,
dijo, “Es peligroso interferir con la Naturaleza, por ello He de permitir que
tenga lugar su desarrollo.”
Prof. G.V.
Bien, esa es una declaración muy profunda.
Cuando Dios en forma humana dice que es peligroso interferir con la Naturaleza,
mejor que prestemos atención y tomemos nota, porque es algo que tendemos a
hacer más bien imprudentemente todo el tiempo, especialmente hablando de todos
esos experimentos médicos, clonar, la ingeniería genética etc., pero bueno, esa
es otra historia.
Si te dijera que reflexionaras y miraras para
atrás, en retrospectiva, ¿cual fue la parte más notable de esta experiencia, o
cual fue la parte más memorable, que dirías?
Dr. S.
Creo que la parte más memorable, para mí, fue
el haber sido elegido entre millones de personas que habrían estado más que dispuestos
a hacer probablemente más de lo que yo hice. Pienso que esto en sí mismo es la
parte más memorable de todo ello, aparte del hecho de que tuve la oportunidad
de experimentar Su proximidad física durante casi 40 días después de la caída.
Porque Swami mismo me dijo que me quedara ahí, en Trayee Brindavan, durante Su
período de recuperación, y probablemente habrá tenido buenas razones para ello.
Prof. G.V.
Esto me hace recordar una afirmación de gran
profundidad que hizo Swami, creo que fue el 14 de Enero del año 2001. Ese fue
el año en que se inauguró el Hospital. Swami ese año vino (a Brindavan) muy
temprano para poder estar presente el 19 de Enero, en que tuvo lugar la
inauguración del Hospital de Super Especialidades de Bangalore. Normalmente, Swami
está en Puttaparthi hasta el día 14 pues ese día se celebra Sankranthi, y en
Sankranthi es cuando el Instituto entrega los premios del Día de los Deportes a
los estudiantes. Pero aquel año, el 19 de Enero Swami estaba en Bangalore, e
inauguró el Samskrithi Sadhanam, y dio un discurso, yo estaba ahí. Fue un bello
discurso.
Mencionó varios puntos muy importantes. Dijo
que Dios no quiere nada por la sencilla razón de que todo es Suyo. Pero cuando
Dios viene en forma humana, hace dos cosas. Les da a las personas la
oportunidad de darle algo a Dios – no que El lo quiera, pero para darles
felicidad a ellos. Y en algunos casos, se dirige directamente a algunas
personas y les dice, “¿Puedes hacer esto por Mí, harías esto por Mí?”
Simplemente para hacerles amar a Dios y acercarse más a Dios.
Y no sería sorprendente, que dentro del Tejido
Cósmico, Dios tomara sobre Si esta caída para darle la bendición de la
Intimacia Divina a unos cuantos elegidos, en sus respectivos campos. No podemos
comprender por qué El debiera pasar por esto. En el transcurso natural de los
sucesos, uno diría, “Pues se cayó y por ello tuvo esta herida”.
Pero, ¿porqué debiera caerse? Te puedo decir
que hubo un período en mi vida, en una de las casas en las que viví en
Hyderabad, donde el suelo del cuarto de baño era muy resbaladizo, y yo solía
pensar, “¡Swami, tienes que hacer sobrehoras, sino me romperé la cabeza dos
veces al día!” Yo solía decir estas mismas palabras, literalmente. Y aquí está
el Dios que me protegía cada día, Que tiene una caída – No tiene porqué.
Puede parecer muy natural, puede parecer muy
ordinario, puede parecer algo rutinario en una persona de edad, hay tanta gente
que se cae a esa edad. Pero, dentro del Drama Cósmico, puede haber sucedido por
alguna razón… Quiero decir, que lo podría haber hecho de cualquier otra manera,
pero uno no puede comprender o analizar a Dios. De hecho, una vez Swami dijo,
“Incluso Balarama no pudo entenderme”, más o menos dando a entender, “Yo fui
Krishna” (Balarama era el hermano de Krishna).“Incluso Balarama no pudo
entenderme”. Es una declaración muy profunda, una declaración extraordinaria.
Dr. S.
Pienso que la lección que Swami nos ha tratado
de hacer entender en varios de los discursos que ha dado después de este
incidente, es que tratemos de separarnos a nosotros mismos del cuerpo, y que
tratemos de no sufrir el dolor que el cuerpo experimenta.
Un par de veces durante el curso del
tratamiento medico - hay una pregunta estándar que todos nosotros le ponemos a
nuestros pacientes cuando los vamos a ver. “¿Cómo estás, cómo está tu dolor?”. Swami siempre solía decir, “No
tengo ningún dolor”.
Así que, una vez me alteré y me sentí molesto
y le dije, “Swami, si continúas diciéndonos que no tienes dolor, no sabremos
qué es lo que está pasando dentro de la herida, si se está sanando, etc. Así
que por favor dinos si tienes dolor.” Entonces Swami hizo una observación.
Dijo, “Mira, tengo dolor, no hay duda acerca de ello, pero no lo sufro”.
Creo que esa fue una observación con un
sentido muy profundo. Dijo que tenía dolor, que no hay duda acerca de ello,
dijo, “el cuerpo experimenta el dolor, pero yo no lo sufro. Me desapego del
dolor”.
Prof. G.V.
Eso significa que Su tolerancia al dolor es
muy elevada…
Dr. S.
No es solamente que Su tolerancia al dolor sea
muy elevada, El se desapega a Si mismo del cuerpo, de la sensación de dolor...
Prof. G.V.
Si no sufres el dolor a nivel mental, tampoco
sufres el dolor físico…
Dr. S.
Si. Te desapegas de la sensación de dolor
físico. Tendrás dolor, el cuerpo experimentará el dolor, porque los impulsos
emitidos por los nervios tienen que llegar al cerebro, y el cerebro tiene que
registrar el dolor. Pero la mente es algo diferente, no tienes que sufrir ese
dolor, puedes incluso sonreír con ese dolor...
Prof. G.V.
¡Eso sólo lo pueden los yoguis!
Dr. S.
Yo creo que eso sólo lo puede Swami...
Prof. G.V.
Claro, eso es obvio. También hemos oído hablar
acerca de Ramana Maharshi y Ramakrishna, ellos tuvieron cáncer, que es una
enfermedad sumamente dolorosa, y de cómo
la pasaron. Así que obviamente, cuando estás a un nivel Divino la experiencia
es diferente, y Swami es Divino. Así que nos dio esta lección, “Elévate a un
nivel Divino, de manera que no sufras el dolor.”
Dr. S.
Exacto, no hay que prestarle demasiada
atención al dolor.
Prof. G.V.
En términos de la batalla que es la vida, y
las luchas de la vida, eso es lo que Swami nos dice, no puedes escapar de
ellas, simplemente déjalas pasar, ignóralas, continua caminando a donde tienes
que ir.
Dr. S.
Sin olvidarte de la meta.
Prof. G.V.
Si, eso es correcto. Bueno, Doctor, muchas
gracias. He tomado tanto de tu tiempo, pero era realmente necesario en nombre
de la Posteridad y también de todos nuestros oyentes en el presente. Creo que
éste va a ser un documento extraordinario en la historia del Avatar Sathya Sai,
en los años venideros, en las décadas venideras, en los siglos por venir. La
gente escuchará esto con reverencia, maravillados, y te estarán eternamente
agradecidos – no es que tú necesites este tipo de experiencia, no es que tú
quieras esa gratitud, pero así es como es el Destino...
Dr. S.
Nadie planearía este tipo de experiencia,
simplemente sucede.
Prof. G.V.
Así es como es el Destino, nunca sabes para
qué estás destinado, no sabes qué rol Dios ha destinado para ti. Ramakrishna se
expresó con mucha claridad acerca de esto, dijo que nadie puede interferir,
Dios hará lo que quiera cuando quiera. No tiene que haber razón alguna, algo
puede suceder aparentemente sin ton ni son. Solo El sabe la razón de las cosas
y si la hay.
Dr. S.
Si, ¡creo que yo tengo prueba de ello,
experiencia directa! Muchas gracias a ti, disfruté estar en este estudio de
grabación y compartir mis sentimientos con los oyentes…
SAIRAM
Cortesía de Radio
Sai Armonía Global
(paginas web: radiosai.org y h2hsai.org)
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Tuve un sueño con Baba sobre el dolor. El me decía que el dolor es mental, yo lo contradecía diciendo que era bien real. Si agarro con mis manos un pedazo de acero al rojo vivo voy a sentir tal dolor que me voy a desmayar gritando como un desaforado. El me dice que me podía demostrar que es sólo mental. Entonces se agacha hasta el suelo y toma entra sus dedos un poco de tierra, levanta sus manos y me tira esta “tierra” directamente a uno de mis ojos. El ardor que sentí fue impresionante, me doble del dolor, parecía que mi retina se estaba derritiendo. Por supuesto ante semejante acontecimiento me desperté, y con el despertar se fue todo lo que sentía. Entonces me di cuenta que todo era mental, producto de un sueño, que se había ido totalmente. La prueba era irrefutable, Swami tenía razón, me lo había demostrado, el dolor era mental.
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