Les presentamos ahora una conversación entre
el Sr. Mike Hollander, de New Jersey, Estados Unidos, y el Profesor G. Venkataraman.
Prof. G.V.
Sai Ram, y
bienvenido a nuestros estudios de grabación. Llegaste a Swami mucho antes que
muchos otros americanos, ¿cierto?
M.H.
Cierto.
Prof. G.V.
Tienes que
haber sido muy joven por aquel entonces. ¿Por qué no nos cuentas algo de ti
mismo, y como sucedió que viniste a Swami?
M.H.
La primera
vez que vine a la India fue en el verano del ´72. Acababa de cumplir 21 años, y
creo que estaba en un momento de mi vida en que realmente buscaba, aunque nunca
anticipé que iba a venir a la India.
Prof. G.V.
Eso era el
final de la época de la Guerra del Vietnam, ¿verdad? En aquel período de tiempo
había mucha frustración y angustia entre la gente joven de América…
M.H.
Si, cierto. Y era también una época en que hubieron muchos cambios, cambios en la
música, en la política, era un fenómeno cultural lo que tuvo lugar. El cambio
estaba en el aire. Fue un tiempo muy interesante a nivel histórico, y visto en
retrospectiva se ve con mucha claridad.
Prof. G.V.
Así que te
agarró el remolino y caíste aquí, en la India, en el año 1972...
M.H.
Bueno - no
´caí´. Yo sentí que fue Sai Baba quien me trajo.
Prof. G.V.
¿Cómo te
trajo?
M.H.
Por
supuesto, en aquel tiempo yo no sabía nada acerca de Sai Baba, ni tenía ningún
interés, en verdad, en venir a la India. Pero tuve una experiencia con El, y
después de eso, sentí con mucha certeza que debía venir.
Prof. G.V.
Cuando
dices experiencia, ¿de qué clase de experiencia hablas?
M.H.
Yo había
comenzado a meditar, y no estaba teniendo mucho éxito. Justo antes de estos
intentos de meditación, había tenido una experiencia con Jesucristo. Fue en Jamaica.
Yo me críe como judío, así que era algo muy poco usual el que tuviera una
experiencia con Cristo. Pero tuve una experiencia con El, me enseñó que Dios
existe, y que la Verdad existe. Lo que sucedió es lo siguiente. Yo estaba en la
cima de unas montañas, con unos amigos, y estábamos hablando acerca de Dios. Y
de repente sentí una Presencia muy fuerte, tanto que tuve la necesidad de irme
y estar solo. Así que regresé a nuestro pequeño bungalow, y allí estaba,
sintiendo esta Presencia, y entonces puse esta pregunta, en voz alta “¿A dónde
lleva todo esto ?”
Prof. G.V.
Dices que
era Jesús. ¿Viste alguna forma?
M.H.
Te
explicaré lo que sucedió - de repente, el cuarto se llenó de luz, y la
respuesta fue “Amor”, y tan pronto como oí la palabra amor, experimenté lo que
algunas personas han llamado una Conciencia Cósmica. De inmediato supe que toda
esta creación está basada en el Amor, y que la Verdad existe, y que hay una
Verdad absoluta, y que Dios es esta Verdad.
Prof. G.V.
¿Nunca
antes habías tenido este tipo de experiencia?
M.H.
Nunca. Y
fue increíblemente intensa.
Prof. G.V.
¿Cuanto
tiempo duró?
M.H.
Duró
varias horas…
Prof. G.V.
¡Varias
horas!
M.H.
Si. Y
recuerdo que en ese estado vi también como la Historia es este increíble
proceso de desarrollo que se va desplegando. Es, en verdad, simplemente una
lenta evolución. Porque vi la Historia completa, en un flash. Pero lo
principal, lo más importante, era que por primera vez pude ver que la Verdad
existe, y que es absoluta. Y que todo esta basado en el Amor. Porque
experimenté este increíble Amor Cósmico, y esta experiencia duró la mayor parte
de la noche. Y me acuerdo que a la mañana siguiente bajé a la orilla, vi el
amanecer, y sentí que había renacido. Y poco después, al cabo de unas pocas
horas, estaba hablando con alguien y me dieron una Biblia. Y leí las palabras
de Cristo, y pude ver que eran ciertas, porque yo mismo acababa de
experimentarlas. Pero habiendo crecido como judío, normalmente ni te acercas al
nombre de Cristo.
Prof. G.V.
Si, lo sé,
os detenéis en el Viejo Testamento.
M.H.
Nos
detenemos de manera muy abrupta. Y ni siquiera te preguntas porqué. Yo crecí
como hebreo. Simplemente se te educa así, nadie lo cuestiona, de alguna manera
es tabú. Pero yo podía ver que Jesús decía la Verdad, porque la acababa de
experimentar. Así que me sentí muy, muy conectado con El. Esta fue mi primera
experiencia, y me cambió drásticamente, y comencé a leer la Biblia. Me fui de
Jamaica y me puse de camino a California, en auto stop, En California hay un
ashram de Swami Kriyananda. Allí pasé algún tiempo, y allí es donde me
introdujeron a la meditación, y también al hecho de que hay otros nombres y
formas (de Dios) aparte de Jesús. Porque me estaba encerrando mucho en eso.
Prof. G.V.
En otras
palabras, estabas empezando a ver que hay Un Dios que tiene muchos nombres...
M.H.
Si. Pero
eso fue una vez que estuve en este ashram. Antes de ello, me estaba confinando
mucho en el nombre y la forma de Cristo, solamente.
Prof. G.V.
Bien, no
hay nada de malo en ello. Esa fue la puerta por la cual entraste...
M.H.
Si, es
cierto. Me quedé en este ashram durante algún tiempo, y cuando aprendí que Dios
tiene muchos nombres y muchas formas, sentí que era correcto. Y conocí a
alguien que había estado en la India. Me dieron una lista de diferentes ashrams
que podía visitar allí. Yo nunca pensé, honestamente, que iba a venir a la
India, no tenía deseo alguno de venir a la India. Pero ellos me dieron esta
lista. En ella estaban también el ashram de Aurobindo, y uno de Anandamayi Ma,
en el norte, y algunos más. El tercer nombre en la lista era Sai Baba de
Puttaparthi, y me enseñaron una pequeña foto, y me dijeron que podía
materializar objetos. Yo no lo creí. Puse esta lista en mi mochila, y en ningún
momento pensé que iba a ir a la India. Y regresé en auto stop a New Jersey,
a 3000 millas de ahí.
Prof. G.V.
Pero de
alguna manera, en unos pocos meses, subiste a un avión y viniste a la India.
¿Qué es lo que sucedió?
M.H.
Bien,
regresé a New Jersey, y allí traté de explicarles a mi familia algunas de estas
experiencias, lo cual no era fácil, porque ellos simplemente no son este tipo
de personas.
Prof. G.V.
Y además,
estabas hablando de Jesús, lo cual seguramente no sería bienvenido...
M.H.
Si,
exacto. Y yo trataba de entrar más bien dentro del aspecto Universal. Para
ellos estaba bien, era simplemente yo el que estaba pasando por un momento
difícil al tratar de asimilar todo esto y entenderlo. Porque la experiencia fue
muy profunda, no fue algo ordinario.
Prof. G.V.
Si, lo
entiendo. Algunas personas tienen estos destellos de Conciencia Cósmica.
Vivekananda por supuesto fue uno de ellos. Uno no sabe porqué exactamente lo
tienen, pero tiene que ver con nacimientos previos, y el estar preparado para
ello, etc. Es algo así como una llamada a despertar, supongo...
M.H.
Si.
Prof. G.V.
Así que
recibiste una llamada a despertar, y regresaste a New Jersey, y se lo
explicaste a tu familia. ¿Cómo sentiste el impulso de venir a la India?
M.H.
Bueno. Así
pues yo estaba pasando por un momento difícil, tratando de integrar todo esto
en mi vida. Pensé en cambiar la dirección de mis estudios y licenciarme en
Religión. Eso fue lo primero que se me ocurrió. Pero de alguna manera no me
parecía tener sentido. Así que un día estaba en mi cuarto, tratando de meditar,
era Agosto del 1972, y de repente apareció una forma como la de la fotografía
que me habían enseñado de Sai Baba. Apareció. Fue muy breve, pero fue puro Amor.
Prof. G.V.
¿Te
apareció? ¿Tenías los ojos cerrados o abiertos?
M.H.
Los tenía
abiertos.
Prof. G.V.
¿Viste la forma?
M.H.
Si, era
una figura casi imperceptible, una figura igual que la fotografía que me habían
enseñado de Sai Baba. Pero no era tanto lo que estaba viendo, era el
sentimiento. La vibración era de tanto amor que no tuve problemas con la
aparición.
Prof. G.V.
¿Era
comparable, de alguna manera, con la experiencia que tuviste en Jamaica?
M.H.
No, era
algo totalmente diferente. Era sólo Amor puro, tranquilo, y fue muy claro, “Ven
a verme de inmediato a la India”.
Prof. G.V.
¿Dijo eso?
M.H.
Si. Y yo
le dije, “No tengo la lista”. Porque yo había tirado la lista…
Prof. G.V.
¡Ahora sí
que siento curiosidad! ¿Qué clase de voz tenía, qué acento? ¿Tenía acento
americano? ¿O no te acuerdas?
M.H.
No. De alguna
manera Lo oí. Era muy dulce. Le dije, “Tiré la lista”, y El me dijo, “No, está
en el cajón de arriba del todo, y Yo soy el tercer nombre en la lista. Ven a la
India y ven a verme de inmediato”. Y yo fui a mirar en el cajón, y ahí estaba
la lista, de nuevo.
Prof. G.V.
¿La lista
que pensabas que habías tirado?
M.H.
Si, la
lista con los diferentes ashrams en la India.
Prof. G.V.
¡Y además
se identificó como el tercer nombre!
M.H.
Si. Y fue
una experiencia muy fuerte. Bien, el resto de mi vida no me daba sentido, y
tampoco estaba trabajando, definitivamente estaba muy confuso, tratando de
darle un sentido a todo esto. Así que fui y me compré un ticket de avión. Mi
familia tuvo gran dificultad al enfrentarse con algo así, tan de repente.
Porque no es como si yo me fuese a Florida, allí cerca, me iba a la India - en
1972. Y por aquel entonces no había una organización en la cual podías hablar
con otra gente. No tenía ni idea de cómo llegaría aquí.
Prof. G.V.
¿Tu
familia tenía miedo?
M.H.
Ellos
tenían miedo, y yo también tenía algo de miedo. Yo era casi un niño, tenía sólo
21 años. Pero bien, compré un boleto, me metí en el avión con mi pequeño trozo
de papel, y todo lo que sabía era, Sai Baba, Puttaparthi.
Prof. G.V.
¡Vaya una
guía de viaje! ¿Cómo llegaste, finalmente?
M.H.
Al comprar
un ticket para la India, me dijeron, “¿A dónde quieres ir?” Yo no lo sabía. Me
dijeron “¿Te lo damos para Bombay?”, y yo dije, “Bien”. Así que me dieron un
ticket para Bombay. Y cuando estaba a punto de salir del avión, recuerdo que le
mostré esta lista a una azafata. Ella me preguntó, “¿A dónde vas?”, y yo le
dije, “Aquí”. Entonces ella me explicó que tenía que ir de Bombay a Bangalore.
Yo no sabía ni siquiera eso.
Así que
aterricé en el aeropuerto y de inmediato tuve problemas mayores, porque en
aquellos días ni siquiera sabía que necesitaba un visado, así que aterricé sin
tener visado. En aquellos días era obligatorio vacunarse y llevar una
identificación de acuerdo a que estabas vacunado, y tampoco me había vacunado. Y tampoco llevaba
mucho equipaje. Así que cuando me pidieron mi visado, y yo no tenía ninguno,
hubo un verdadero problema con Seguridad, no me querían permitir la entrada en
el país. Y el aeropuerto de Bombay tampoco era fácil en aquellos días, llegar allí
viniendo de Nueva York era un verdadero choque cultural.
Así que no
me querían permitir la entrada en el país. Pero entonces entró este otro tipo
en el cuarto donde estábamos, y preguntó, “¿Adonde vas?” Le mostré la lista. Me
dijo, “No te preocupes”. Y al cabo de 20 minutos, el empleado de Seguridad
regresó y me dijo, “Te vamos a dar un permiso de aterrizaje de tres semanas”.
Prof. G.V.
¡Así que
ésa es la magia del nombre, Puttaparthi!
M.H.
¡Yo no sé
cómo sucedió! ¡Simplemente estoy explicando lo que sucedió!
Prof. G.V.
¡Así que
ese pequeño trozo de papel fue tu visado! Un pequeño pedazo de papel. ¡El
tercer nombre en ese papel...!
M.H.
Y además
escrito en muy mala letra. ¡Cómo leerlo…!
Prof. G.V.
¿Te lo
dieron en California?
M.H.
Si, en
aquel ashram. Porque me dijeron, si un día vas a la India, estos son los
lugares que debieras visitar. También estaban escritos otros lugares, la
Sociedad Teosófica, algunos lugares de interés en Madras, etc.
Prof. G.V.
¡Una
manera única de obtener un visado! Bien, ¿qué sucedió cuando llegaste a
Bangalore?
M.H.
Llegué a
Bangalore, pero el viaje ya me estaba resultando muy duro. No estaba preparado
para nada de todo esto,la comida picante, me enfermé...
Prof. G.V.
¿Te
sentías desanimado?
M.H.
Si,
realmente todo esto me estaba afectando mucho. El pasar toda la noche en el
aeropuerto de Bombay tal y como era en aquellos entonces – estaba listo para
regresar a los Estados Unidos de inmediato. Pensaba que ya no aguantaba más..
Prof. G.V.
¿Pensabas
que había sido un gran error el venir?
M.H.
Casi. De
alguna manera. Es que no sabía cómo manejar todas esas cosas…
Prof. G.V.
Si,
Sandweiss también describió ese sentimiento...
M.H.
Me sentía
incapaz de manejar la situación. Hoy día, sabes, vas a un centro y allí hay
todas esas actividades, puedes ver videos...
Prof. G.V.
Si, lo sé.
M.H.
¡Y yo no
sabía ni siquiera a dónde iba!
Prof. G.V.
Bueno -
había Alguien que lo sabía...
M.H.
Si. Pero
en ese momento yo no lo sabía. En aquellos días había en Bangalore un lugar
llamado Regents Guest House, y muchos occidentales se hospedaban allí. Alguien
me dio esta dirección y me alojé allí. Y entonces conocí a unos occidentales
que llegaron en un coche y pasaron la noche allí. Me dijeron que venían de
Puttaparthi y que volverían allí al día siguiente. Habían venido para comprar
ciertas cosas en un Supermercado de Bangalore, porque en aquel entonces muchas
cosas no se conseguían en Puttaparthi. Así que me ofrecieron que me fuera con
ellos a Puttaparthi, al día siguiente. Yo no quería ir, realmente, no creía que
pudiera asimilar más, era todo demasiado. Pero me insistieron, “No, no, ¡tienes
que venir!” Finalmente pensé, “Bien, habiendo llegado hasta aquí he de ir a ver
qué es todo esto”. Así que al día siguiente me fui con estas tres o cuatro
personas en un taxi a Puttaparthi. Tardamos unas cinco o seis horas en llegar.
Prof. G.V.
En
aquellos días tiene que haber sido todo muy diferente.
M.H:
Bien - yo
pensaba, “Tan pronto como llegué, buscaré un cuarto, me daré una ducha y descansaré”.
Me acuerdo muy bien de esto. Ellos me dijeron, “Te ayudaremos a instalarte”. Y
me llevaron a un cobertizo abierto. Me estaban enseñando este cobertizo, y yo
estaba pensando “¿Porqué me lo están enseñando a mí? ¿Dónde están los cuartos a
dónde vamos?”, cuando me dijeron, “Aquí es donde nos alojamos todos”.
Prof. G.V.
¿Te
asustaste mucho?
M.H.
Fue duro,
¡fue muy duro! Y luego los mosquitos, ésto y lo otro. Y Swami se había ido hacia varios días, no
estaba allá. Y dijeron que no se le esperaba hasta dentro de dos días. Y además
– de repente ves toda esta devoción en todas partes, y no estás acostumbrado.
En la cultura americana no hay ningún punto de referencia para este tipo de
devoción externa. No es parte de nuestra cultura.
Así que
todo esto me estaba resultando muy difícil. Y la manera cómo la gente hablaba
de Satya Sai Baba, yo no estaba acostumbrado a nada parecido. Sabes, es
simplemente una diferencia cultural. Nosotros no hemos crecido de esta manera.
En la India, la fibra básica es el Ramayana y el Gita y todo eso (épicos que
describen las vidas y enseñanzas de previas Encarnaciones de Dios en forma
humana). Y en América no es así. Te soy sincero, era un momento realmente
difícil, y yo pensé, “Pasaré aquí unos días, tal vez una semana, luego
regresaré a Bangalore, y de seguro que me voy de aquí dentro del período de
estas tres semanas. ¡De seguro! De ninguna manera me quedaré en la India.”
Así que
allí estaba, alojado en ese enorme cobertizo. Y de repente, dos días más tarde,
tuvo lugar toda esa confusión, una noche alguien dijo “¡Swami está aquí!¡El
coche de Swami está de regreso, eso significa que mañana hay Darshan!” Y por
todas partes comenzó toda esa actividad. Yo en aquel momento no sabía qué
significaba “Darshan”. Pero me dijeron que me arreglara. En aquellos días no
tenía nada de color blanco, era totalmente ajeno a la vida de ashram, ¡un
verdadero extranjero! Recuerdo cómo al día siguiente fui al templo. En aquellos
días al amanecer cantaban dando la vuelta al templo, y se paraban al llegar al
frente, y Swami salía y daba Darshan también al amanecer. Era realmente
hermoso.
Así que
fui al templo, con resentimiento, refunfuñando para mis adentros, “¿Qué es todo
esto? Yo me voy, ¡ésto no es para mí!”. Y así estaba, esperando sin ni siquiera
saber para que esperaba, y entonces Swami salió al balcón, y yo estaba sentado
justo debajo, y le miré. Y Le miré, y El me miró a mi. Y tan pronto como Le vi,
supe que no era de este mundo. Desde ese mismo momento supe que era algo único,
totalmente único y extraordinario. Y desde ese momento mi actitud cambió.
Prof. G.V.
¿Cómo si
le dieras a un interruptor?
M.H.
Si, es la
verdad. Es la verdad absoluta.
Prof. G.V.
Parece que
es algo que le sucede a mucha gente. Sandweiss también lo ha descrito en su
libro. El estaba en el ashram de Brindavan, harto, listo para irse, y entonces
Swami se le acercó y le dio un caramelo o algo así, y le dijo, “Dulces,
dulces”. Sólo dos palabras. Y el sentimiento de Sandweiss cambió por completo.
M.H.
Si. Y me
cambió a mi. Y entonces, mi actitud era ir rápidamente a cambiarme y regresar
para el Darshan de la mañana. Y desde entonces nunca he tenido problema alguno
con Su Divinidad absoluta. Es decir, para mi, desde ese momento hasta hoy día,
yo vi que es Dios.
Prof. G.V.
Dices que
nunca has tenido un problema con la Divinidad absoluta. A mucha gente le
gustaría saber, ¿qué es lo que crees que es lo Divino? ¿Y cómo te convenciste?
Te hago esta pregunta por la sencilla razón de que en esa época tu eras un
joven de 21 años, venías de una cultura muy diferente, literalmente, y llegaste
aquí lleno de desconfianza y recelos, y habiendo pasado por experiencias mas
bien irritantes y molestas...
M.H.
Si.
Prof. G.V.
Y entonces
le miras, y de repente dices, “¡Dios mío, es Dios!” La gente podría decir que
perdiste el juicio…
M.H.
Por
supuesto.
Prof. G.V.
¿Pero tu
no lo creíste así?
M.H.
No, yo no
tuve ningún problema con ello.
Prof. G.V.
Bien,
¡entonces deberás explicárnoslo un poco!¿Qué quieres decir cuando dijiste que
pensaste que habías visto a Dios? ¿Cuál es tu percepción de Dios?
M.H.
Recuerdo
mirar a Swami, simplemente la manera cómo se mueve…
Prof. G.V.
Hay algo
absolutamente encantador en Swami, algo que no es de este mundo, eso está
claro.
M.H.
No, no,
para mí era más que eso. Recuerdo observarlo y decir, “Nadie camina de esta
manera”. Simplemente el verlo moverse, la gracia pura. Yo supe que esto no era
un Santo, supe que ni siquiera era una persona que se había elevado al estado
de la Realización. Supe que era un Descenso, que esto era el Señor mismo que
había tomado nacimiento humano. Lo supe de inmediato y así lo sé hasta hoy día.
Prof. G.V.
Es pues
una de esas cosas que uno siente pero no puede explicar...
Por
cierto, lo que dices de Su manera de moverse es muy cierto. No observamos. Como
dice Sherlock Holmes, miramos y vemos, pero no observamos. Así que si
observamos, vemos todas las firmas de la Divinidad, absolutamente.
M.H.
Absolutamente.
Es Perfección. Si, eso es. Y yo lo vi, y dije, no hay nadie que sea así. Y
entonces me dio esta experiencia. Lo que sucedió es que yo estaba comenzando a
adaptarme, y salí a comprarme alguna ropa blanca, como la que se lleva en el
ashram. Porque vi que esto era increíble, y yo sentía que, quería...
Prof. G.V.
¿Querías
aprovechar al máximo tu estancia?
M.H.
Si, eso
es. Me acuerdo de una conversación que tuve con Kasturi (el traductor de Swami
en aquel entonces). Un día me estaba quejando, y él me dijo, “Mira, cuando
estés en Roma, haz como los romanos”. Y esto es algo que entendí. Y me dije a
mi mismo, “Mike, simplemente calla, participa en el programa y quédate
tranquilo”. Kasturi era un hombre muy agradable, y fue realmente muy amable con
muchos de nosotros. Y bien, al cabo de una semana comencé a hacer planes para
marchar. Había pasado unos días en Bangalore, luego al llegar al ashram durante
unos días Swami no estaba, y ahora faltaban pocos días para que finalizase mi
permiso de tres semanas. Pero ahora me quería quedar. Había cambiado de
actitud. Y entonces, un día Swami salió y me habló. Me dijo, “¿Qué pasa con tu
visado?”
Prof. G.V.
¿Quieres
decir que te preguntó, así?
M.H.
Si. Y yo
me quedé mudo. Hoy día tal vez fuera diferente, pues vengo hace muchos años,
pero en aquellos momentos – bien, El me preguntó, pero yo no pude responder. Lo
intenté – pero no podía hablar, literalmente, no podía hablar. Y entonces El
sonrió, y yo estaba a punto de decirle - sabes, cuando llegué a Bangalore, al
principio, estas personas del hotel me llevaron a la comisaría para ver si
podía obtener una extensión, pero no nos la dieron. Me dijeron, “No tienes
visado, en tres semanas te queremos fuera del país” - Así que estaba a punto de
decir, “Pero ya lo intenté, no me lo van a dar”. Swami solamente me miró,
sonrió y dijo, “Ve a Bangalore”. Y continuó caminando. Normalmente no habría
vuelto a ir, porque ya lo había intentado, así que ¿porqué habría de ir otra
vez e intentarlo cuando ya me habían dicho que no? ¿Y quien querría hacer ese viaje de cuatro horas en taxi luego otra
vez? Pero los otros occidentales me dijeron, “No, no, no, ¡Tienes que ir!” Esto
fue una experiencia totalmente nueva, este tipo de entrega. Si Swami te dice
que vayas y lo hagas, simplemente vas y lo haces. Eso era algo nuevo,
totalmente nuevo. La mayoría de occidentales no están acostumbrados a ello.
G.V.
¡La
mayoría de gente, no tienes que decir occidentales!
M.H.
Yo no
estaba acostumbrado a eso. Los demás me decían, “Tienes que ir a Bangalore, El
se ocupará de ello”. Y yo les decía, “Miren, es imposible”. Así que de alguna
manera lo ignoré. Al día siguiente, en el Darshan, Swami me miró. No dijo nada,
pero me miró como diciendo, ¿Porqué estas aquí sentado todavía? Yo me di
cuenta, pero no hice caso, lo ignoré otra vez. Y entonces, en el Darshan de la tarde,
se me acercó y me dio una mirada muy severa, estaba bien claro. Era como si me
hubiera dicho, Haz lo que quieras, pero no regreses a este Darshan si no
intentas Bangalore. Bueno, ese fue mi sentimiento... Así que de inmediato hice
mi pequeña bolsa y me fui a Bangalore. Al mismo lugar donde diez días atrás me
habían rechazado. Y el tipo ahora me vio y dijo, “Acércate, acércate, ¿En qué
te puedo ayudar?”. Su actitud había cambiado totalmente. Y yo estaba ahí
sentado y pensaba, “Esto simplemente no es real”. Y le dije, “Bien, he estado
en Puttaparthi y me gustaría quedarme más tiempo, estoy comenzando a disfrutar
del país y entender su cultura”, y cosas así. Y me dijo, “Bien, claro, te
daremos cuatro meses”. Me dio cuatro meses. Así, sin más.
Prof. G.V.
Un día
debieras hablar con John Behner, ¿lo conoces? Es del Salvador. Swami le dijo
que se quedara aquí y le siguiera. Perdió su trabajo, su ticket de vuelo
caducó, y todo lo que podía ir mal fue mal. Y luego todo le regresó. Tenemos
grabada una entrevista con el. Es fantástica. ¡A veces Swami hace estas cosas!
Bien, te dieron pues tus cuatro meses de estancia en la India…
M.H.
Si, y regresé a Puttaparthi. Esto de alguna
manera fue una experiencia de la Divinidad de Swami, sabes. Y yo estaba muy
agradecido. Estaba realmente agradecido.
Prof. G.V.
¿Sentiste algún tipo de paz interna? Dijiste
que antes de venir, en los Estados Unidos, pasaste por mucha agitación interna.
M.H.
Si, definitivamente. Todo daba sentido, y
entonces comencé a estudiar las enseñanzas de Swami, y comencé a ver la
relación entre El y Jesús. Si, y comencé a sentir mucha paz. Y fue la Navidad
de ese año, 1972, cuando Swami hizo la declaración de que Jesús no dijo que
regresaría. Jesús dijo “Aquel que Me envió vendrá” Y Swami declaró que El era
quien había enviado a Cristo, que El era el Padre Celestial.
Y esto lo entendí, y entonces realmente
comencé a ver esta Divinidad de Sai, y la magnitud de esta Encarnación y cosas
así. Y El habló del Libro de Revelación. Eso fue cuando explicó que la frase
“llevará una vestimenta roja como la sangre”, se refería a Su túnica. “Su
nombre es Verdad”, dijo, y añadió “Mi nombre es Sathya (Sathya significa Verdad en sánscrito). Y
cosas así. Todo esto me dio mucho más entendimiento, también acerca de la
profundidad, y sabes, la santidad de esta Encarnación.
Prof. G.V.
¿Has tenido alguna otra experiencia desde
entonces?
M.H.
¿Con
Swami? Si, muchas.
Prof. G.V.
¿Qué tal si nos cuentas una o dos?
M.H.
Una de estas experiencias es bastante única.
Cuando llegué aquí por primera vez, me resultaba muy difícil, como extranjero,
el participar en los cantos devocionales
(bhajans). Estamos acostumbrados a un tipo de música muy diferente. No
es que uno sea mejor que el otro …
Prof. G.V.
¿En la comunidad Judía no tenéis el
equivalente de los villancicos de Navidad o del canto de coro?
M.H.
Si. Pero seguro que no es de la misma
naturaleza que los cantos devocionales indios.
Prof. G.V.
Si, por supuesto, aquí tenemos a alguien que
lidera la canción y el resto le seguimos...
M.H.
Es simplemente el lenguaje. Hay una gran
diferencia en el lenguaje de los cantos. Es muy difícil, cuando acabas de
llegar por primera vez, el acostumbrarse a los bhajans. Yo lo intenté, pero no
pude. Pero veía su belleza, realmente veía la devoción. Pero por aquel
entonces, yo nunca atendía a los bhajans. Era cuando vivía en el cobertizo. Un
día, sobre las cinco y media de la tarde, me había echado a descansar y se ve
que me dormí. Swami apareció en mi sueño y me dijo, “Busca tu libro de
bhajans”, porque yo tenía uno, y estaba tratando de aprender. Me dijo, “Ven y
siéntate justo al lado de la puerta. No dejes que nadie te lo impida. Aún no he
salido. Saldré, y tomaré tu libro de bhajans, y lo firmaré, ´Con Amor y
Bendiciones, Sri Sathya Sai´. Y escribiré la palabra Amor muy grande, para ti”.
Me desperté, y les conté este sueño a varias personas a mi alrededor, en el
cobertizo. Y algunos me decían, “Es sólo imaginación tuya”. Y dos personas me
dijeron, “¡No, no, no! ¡Cuando Swami viene a tu sueño es real!” Pero yo les
dije, “Los bhajans están a punto de empezar, yo no puedo simplemente ir y
sentarme ahí”. Me dijeron, “Hazlo y no te preocupes. ¡Simplemente ve e
inténtalo!” Por aquel entonces yo tenía un sentido muy fuerte de la disciplina de
Swami, por eso no estaba muy dispuesto a ir. Sabía que aquí se observa mucho la
disciplina, y que uno no viene y va en contra de ello. Uno lo respeta.
Prof. G.V.
Eso es cierto. Pero aún así, habías tenido
este sueño...
M.H.
Exacto. Así que estaba en un dilema. Me puse mi camisa blanca, y recuerdo,
llevaba mi libro de bhajans, llevaba mi bolígrafo, y simplemente sentí que era
lo correcto. Los bhajans ya habían comenzado. Recuerdo que fui a la veranda y
caminé justo hasta Su puerta. ¡Por supuesto, esto hoy día sería imposible!
Y Kasturi estaba allí. Y me dijo, “¿Porqué
estás aquí?” Y yo sólo le dije, “No, no, simplemente pensé que me sentaría
aquí”, y él no dijo nada. ¡Y me senté al lado de la puerta de Swami! El todavía
no había salido. Por supuesto, una vez allí sentado, comencé a sudar. Ahora
realmente me estaba poniendo nervioso. Comencé a pensar “Esto ha sido un
error...”.
Prof. G.V.
Pero fuera como fuera, te habías sentado
allí. ¡Ahora no podías levantarte e irte!
M.H.
Si, cierto, cierto.
Prof. G.V.
Habría sido demasiado embarazoso...
M.H.
Si, lo has expresado con la palabra
correcta. De repente, Swami abrió la puerta, me miró, me dio una sonrisa, tomó
mi libro de bhajans y lo firmó, “Con Amor y Bendiciones, Sri Sathya Sai”, y
escribió la palabra Amor muy grande...
Prof. G.V.
¿Tienes el libro todavía?
M.H.
Si, por supuesto, lo tengo enmarcado, en mi
casa. Y lo que Swami hizo, es que de alguna manera abrió mi corazón. Porque
recuerdo que comencé a llorar. Era como si hubiera Alguien al que realmente le
importara si vivo o si muero en este mundo. Fue una de esas experiencias
increíbles. Y entonces, de repente, comencé a cantar bhajans. De repente
entendí, es simplemente cantar los diferentes nombres de Dios. Si te aprendes
algunos, es solo una repetición constante. Y tuve un cambio muy grande de cara
a los bhajans, y comencé a amarlos, y hasta hoy día amo los cantos
devocionales. Y realmente los disfruto de corazón.
Pero fue Su Amor lo que en ese momento hizo
algo y me permitió ver algo más de el Amor de Sai. Pero te digo una cosa, vengo
desde hace más de 31 años, y todavía no Lo entiendo. Ni pretendo entenderlo.
Prof. G.V.
Swami dice una cosa que mucha gente no sabe,
tal vez, El dice, “No trates de entenderme, experiméntame”.
M.H.
Si. Y yo no Le entiendo. Eso lo dejo muy
claro.
Prof. G.V.
¡Además
es una pérdida de tiempo intentarlo! Pero lo importante es que el
entendimiento pertenece al ámbito de la cabeza. La experiencia pertenece al
ámbito del corazón. Si tratas de entenderle, puedes tratarlo hasta el final de
los tiempos, no lo vas a conseguir. Como mucho habrá dudas. El corazón, sin
embargo, es diferente.
M.H.
Si, es
cierto. Pero en aquellos tiempos yo todo esto no lo sabía.
Prof. G.V.
Lo sabías de manera intuitiva, por eso respondiste
en Jamaica. Por eso respondiste cuando Le viste por primera vez y El te miró
por primera vez. Así que, realmente, la manera de relacionarse con Dios es
mediante la experiencia. Mediante el corazón.
M.H.
Si,
cierto. Y El como Maestro realmente me ayudó en ello...
Prof. G.V.
¿Qué tal si nos cuentas una experiencia más?
¡Ahora que nos has abierto el apetito!
M.H.
Bien, me acuerdo de cuando estaban tratando
de cavar un pozo en el lecho del río Chitravathi, en Puttaparthi…
Prof. G.V.
¿Qué
pozo?
M.H.
Fue cuando estaban construyendo el gran
tanque de agua arriba, en la colina. Para proveer al ashram de agua.
Prof. G.V.
Para el beneficio de nuestros oyentes
debiera mencionar que detrás del Instituto tenemos una pequeña colina, y que el
tanque que se contruyó en su cima proveyó al ashram de agua durante muchos
años. Y la fuente
original del agua era el río Chitravathi. Pero ahora, si
entras un poco en el pueblo, cerca de donde estaba el viejo ashram, hay un
tanque de agua enorme, y el agua para ese tanque proviene de 140 km al noreste,
y es parte del enorme proyecto de agua potable de Swami (que ha proveído de
agua potable y libre de coste a miles de
aldeas). Pero tú estas hablando de los viejos tiempos…
M.H.
Si, es sólo una pequeña experiencia. Había
tanto sucediendo en torno a El. Recuerdo que lo que sucedió es que estaban
excavando este pozo. Ahí estaban los ingenieros, haciendo todos esos agujeros,
y no encontraban agua. Y Swami parecía que bromeaba acerca de ello, decía
“Están excavando, ¡pero no saben dónde cavar!”. Y todos se asombraban, “¿Porqué
no simplemente preguntan a Swami?” Supongo que el ingeniero no era devoto. Eso
es lo que oí. Y Swami dijo, “No me han preguntado, así que ¿qué puedo hacer?”
Pero ellos continuaban haciendo agujeros allí en lecho del río. Finalmente a
uno de ellos se le ocurrió la brillante idea de preguntarle a Swami dónde
cavar. Y Swami dijo,”Bien”, y subió al coche una mañana y se fue al río,
estábamos todos ahí, y El vio todos esos agujeros e hizo un comentario tipo “Mira
lo que están haciendo aquí...”. Y caminó hasta cierto punto y dijo, “Excaven
aquí”. Tan pronto como empezaron a cavar, a las tres horas dieron con agua.
Sólo una palabra, sabes...
Prof. G.V.
¿Cuándo sucedió todo esto?
M.H.
Fue en el año 1972, era ese mismo año en que
vine, fue en el verano en que construyeron el tanque. Nosotros a veces subíamos
a la colina y nos sentábamos ahí a meditar. Así que vimos cómo todo esto
sucedía. En si fue un suceso menor. Swami explicó que a veces El no interfiere,
tiene que suceder de manera natural, y es así como finalmente los ingenieros
acudieron a El para pedirle Su ayuda.
Y lo mismo sucedió con la construcción del
auditorio Purnachandra. Yo estaba ahí cuando trajeron las vigas de metal. Fue
una ocasión en la cual me nació dentro un respeto muy grande por los
voluntarios Indios. Alzaron esas enormes vigas de metal simplemente recitando
el Nombre de Dios, me acuerdo que nosotros un día lo intentamos, y no las
podíamos ni mover. Pero ellos tenían tal devoción, cantaban Sai Ram. Realmente
aprendí a respetarlos mucho.
Prof. G.V.
¿Que sucedió exactamente? Los viste alzar
esas vigas cantando Sai Ram...
M.H.
Si, y yo y algunos otros occidentales lo
intentamos. Y éramos mucho más grandes físicamente que el hombre indio en
promedio, y no las pudimos mover. Pero su devoción, y el unísono en el cual se
movían - era casi como un milagro ver como se construyó el Purnachandra.
Prof. G.V.
Por cierto, eso no es algo nuevo por aquí.
Kasturi narra en su libro acerca de la construcción de este templo presente, en
1950. Eso fue una gran experiencia. Porque en esa época no había carretera. Y
habían llegado unas vigas maestras a la estación de tren de Penukonda, a unos
30 km más o menos de aquí. Esa era la estación de tren más cercana. ¿Y cómo
traerlas de allá aquí? No había ninguna grúa mobil, y aunque la hubiéramos
tenido, habría tenido que pasar por toda clase de aldeas y calles estrechas, y
finalmente habría tenido que cruzar este río Chitravathi, que es medio arena y
un poquito de agua por aquí y por allá. Y Kasturi dice que una grúa que venía
de una construcción de un embalse, un poco más al noroeste, se quedó estancada
en la ciudad de Anantapur. Un ingeniero lo vió y vino corriendo, y dijo,
“Swami, hay una grúa ahí, pero no es capaz de ponerse en marcha, se ha quedado
estancada”. Así que Swami creó algo de vibhuti (ceniza sagrada). El ingeniero
se lo llevó y lo roció sobre la grúa. Y Kasturi dice que con una especie de
gruñido quejumbroso el motor se puso en marcha. Habían hecho un trato, que si
el motor se ponía en marcha la grúa iría a la estación de Penukonda y traería
esas vigas maestras. Y vinieron, con mucha dificultad. No podían cruzar el río,
y Swami fue allá y dijo algo, y la grúa cruzó. Entonces, cuando se descargaron
las vigas, no tenían forma de alzarlas, así que otra vez estaban paralizados.
Swami dijo, “No sabéis cómo hacerlo. Id y traed a algunos trabajadores”, y
ellos lo levantaron cantando Sai Ram. ¡Exactamente así! Así que lo que viste
fue una replica de algo que sucedió en 1950.
Bien. Has venido aquí de vez en cuando, ¿unas 40 veces, dices?
M.H.
Como
mínimo, si.
Prof. G.V.
Eso es un promedio de más de una vez al año.
¿Y tu apetito no ha menguado?
M.H.
No. En absoluto.
Prof. G.V.
La cuestión que se plantea es que ahora, por
supuesto, estás muy cómodo con la Divinidad de Swami. Experimentamos felicidad
y amor. Su Amor. Pero ha habido muchos cambios en 31 años.
M.H.
Si. Exceptuando a Swami. Swami no ha
cambiado. El es el Mismo. Es increíble.
Prof. G.V.
Por supuesto, Swami no cambia. El es Eterno.
Dice, “El ser humano viene y va, pero Yo estoy aquí siempre”. ¡En Su caso esto
es una verdad literal! ¿Qué piensas acerca de América? ¿Crees que América hoy
día esta lista para recibir a Swami en alguna medida u otra? Porque el hambre o
la angustia, la inquietud que tú como individuo sentiste tantos años atrás,
parece ser que es común a la nación entera hoy día, si leo las señales
correctamente...
M.H.
Es
correcto.
Prof. G.V.
Así que al igual que tú como individuo
fuiste transformado, ¿crees que eso le podría suceder a tu país como tal, hoy
día?
M.H.
Bien, por un lado, hay ciertas personas en
América que son buscadores sinceros, buscadores espirituales, ellos ciertamente
pueden trascender las limitaciones de ya sea el Judaísmo o el Cristianismo. Y
para esas personas, a menudo deseo que Swami fuera allá, porque a la hora de
ponerte en el camino es tan gran Maestro...
Prof. G.V.
Si. Pero hay ciertos aspectos prácticos.
Podría ser entendido como un gurú trotamundos,
y ciertamente no lo es.
M.H.
No, no es nada parecido a eso, no.
Prof. G.V.
Y El descarta esas cosas diciendo que el
azúcar no va en busca de las hormigas, son las hormigas las que van en busca
del azúcar. Lo cual realmente es cierto. Así que, tal vez lo que estoy tratando
de decir es que ahora que se ha formado una cadena de centros, una
organización, y la gente viene a veces en grandes grupos, ¡a veces incluso
aviones enteros! ¿Tal vez hay alguna manera en que Su mensaje básico pueda
llegarle a toda esa gente? No hace falta en absoluto hablar de la Divinidad de
Swami, y de todas esas experiencias de orden superior que tal vez sólo unos
pocos privilegiados pueden obtener. Pero hay este otro aspecto de Swami, Su
mensaje de Amor, que se puede aplicar a todos, Su mensaje de servicio, Su
mensaje de sacrificio. Todo lo cual, si es seguido en la práctica, haría de
este mundo un lugar mucho mejor en el que vivir. Y América tal vez tiene
riqueza económica, pero está hambrienta de otra cosa que no tiene y que necesita
desesperadamente.
M.H.
Cierto.
Prof. G.V.
En breve, te estoy poniendo una pregunta que
le hago a cada persona que viene de allí. ¿De que manera, piensas, puede el
mensaje de Swami llegarle a América, y cuando crees que puede suceder?
M.H.
Pienso que sucederá de la manera en que está
sucediendo, que es muy lentamente, a través de personas que vienen aquí, tienen
experiencias, regresan e implementan lo que han aprendido, se involucran en la
organización, en educación, en el programa de educación en valores humanos,
comienzan a enseñarlo en escuelas…
Prof. G.V.
Hablo más bien del americano corriente, no
de la diáspora India.
M.H.
No creo que eso pueda suceder sin una
intervención directa de Sathya Sai Baba. Esa es mi opinión, por lo menos...
Prof. G.V.
¿Alguna vez le has hablado a gente de allí
acerca de la labor de Swami, y de cosas así?
M.H.
Si.
Prof. G.V.
¿Y cual fue la reacción?
M.H.
Es algo muy difícil de creer. He dado muchas
charlas, y lo principal acerca de lo cual hablas es de Su enseñanza. Hablas de
Sus enseñanzas, y luego, claro, de la universidad, los hospitales, que todo
ello es libre de coste, acerca de la disciplina, y es todo muy difícil de
imaginar, literalmente difícil de comprehender.
Prof. G.V.
¿Pero cual es la reacción de la gente?
M.H.
Normalmente, a no ser que ellos mismos hayan
tenido o tengan una experiencia directa con Sathya Sai Baba, es muy difícil que
den el próximo paso, que para ellos sería, tal vez, tomar un libro y comenzar a
leer…
Prof. G.V.
Si vieran algunas de estas cosas que están
sucediendo de forma visual, tal vez…
M.H.
Yo creo
que si. Y eso realmente no está sucediendo mucho en
términos de televisión, las noticias, o publicaciones. Pero pienso que si
sucediera, causaría un gran impacto. Pero todavía no está sucediendo.
Básicamente, para la mayoría de Americanos Swami es bastante desconocido. Y yo
he estado pensando, sabes, que tal vez es como El quiere que sea. Pero pienso
- no pienso, lo sé, que sería lo más
grande que pudiera suceder en la historia de América, y una bendición para
nuestra nación, si Swami permitiese que la gente supiese de El. Ahora, si se
dejará conocer o no, esto no lo sé.
Prof. G.V.
Hay algo que dice Swami, que es que para
cada cosa hay un tiempo y una circunstancia. Así que cuando el tiempo esté
maduro, estoy seguro que sucederá.
M.H.
Pero El ha cambiado muchas, muchas vidas en
América, y yo soy una de ellas.
Prof. G.V.
¿Porqué solo en América? ¡En el mundo
entero!
M.H.
¡En el
mundo entero! Y ha hecho cambios muy, muy profundos hacia
lo positivo en muchas vidas.
Prof. G.V.
Lo sé. En gente como Sinclair, Sandweiss, y tantos otros. Y yo siempre me
acuerdo de cómo Robert Bozzani, cada tanto en tanto, dice – y lo cito ante mis
estudiantes: “No nos damos cuenta de los afortunados que somos de ver todo
esto. Es una increible, notable y fantástica buena fortuna !”
M.H.
Si. Yo vengo a la India para tener el
Darshan de Swami. Verle directamente es algo muy grande...
Prof. G.V.
Si, hay un gran hambre de ello.
M.H.
Pensando acerca de América – hay necesidad,
definitivamente hay necesidad de ello. Y espero que más y más, en el futuro, el
mensaje de Swami vaya haciendo su camino en la sociedad.
Prof. G.V.
Esperemos que eso suceda pronto. Y déjame
que te agradezca el que hayas compartido tus experiencias con nosotros. ¡Y
esperamos que vengas en alguna otra ocasión y nos cuentes más de ellas! Gracias
y Sai Ram.
SAIRAM
Cortesía de Radio
Sai Armonía Global
(paginas web: radiosai.org y h2hsai.org)
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