Feliz Hannukah
Hannukah (escrito también Jánuca) es una fiesta que celebra el pueblo judío coincidiendo con las fechas de la celebración de Navidad. Dura ocho días, y cada uno de esos días se va encendiendo una de las velas del menorah, que es el nombre que recibe el candelabro que ves dibujado arriba.
Empieza el día 24 del mes hebreo de Kislev, hasta la primera noche del mes de Teves. En nuestro calendario, comprende del 19 al 26 de diciembre, ambas noches incluidas. Durante estas noches, se van encendiendo las velas con la central, que estará colocada un nivel por encima o por debajo. Cada noche se encenderá una vela más, empezando por la derecha y siguiendo de una en una hacia a la izquierda; deberán estar encendidas media hora al menos por noche. Durante el tiempo que permanecen encendidas lo mejor es hacer actividades en las que la familia esté reunida, y rezar las oraciones correspondientes.
En los últimos tiempos, Hannukah se ha ido mezclando con otras tradiciones navideñas, así que también se entrega regalos y a los niños se les da el gelt o dinero de Hannukah, del que se supone que deben reservar una parte como donativos.
Hannukah (escrito también Jánuca) es una fiesta que celebra el pueblo judío coincidiendo con las fechas de la celebración de Navidad. Dura ocho días, y cada uno de esos días se va encendiendo una de las velas del menorah, que es el nombre que recibe el candelabro que ves dibujado arriba.
Empieza el día 24 del mes hebreo de Kislev, hasta la primera noche del mes de Teves. En nuestro calendario, comprende del 19 al 26 de diciembre, ambas noches incluidas. Durante estas noches, se van encendiendo las velas con la central, que estará colocada un nivel por encima o por debajo. Cada noche se encenderá una vela más, empezando por la derecha y siguiendo de una en una hacia a la izquierda; deberán estar encendidas media hora al menos por noche. Durante el tiempo que permanecen encendidas lo mejor es hacer actividades en las que la familia esté reunida, y rezar las oraciones correspondientes.
En los últimos tiempos, Hannukah se ha ido mezclando con otras tradiciones navideñas, así que también se entrega regalos y a los niños se les da el gelt o dinero de Hannukah, del que se supone que deben reservar una parte como donativos.
El Origen de Hannukah
La fiesta de Hannukah sirve para recordar algo que, según el Talmud (uno de los libros sagrados de los judíos, como lo es la Biblia para los cristianos o el Corán para los musulmanes) sucedió hace veintidós siglos, cuando el pueblo judío vivía en Israel, primero bajo el dominio de los persas y luego bajo el de Alejandro Magno. Cuentan que Alejandro fue un soberano justo que trató bien al pueblo judío, respetando su religión y hasta ofrendando en alguna ocasión animales en el Gran Templo.
Sin embargo, cuando cayó Alejandro, las cosas cambiaron mucho. Bajo el dominio griego se prohibieron las tradiciones judías, incluyendo el Shabbat o la circuncisión. En el Gran Templo colocaron una estatuilla de Zeus a la que los judíos debían adorar enfrentándose a la pena de muerte si no lo hacían. Antíoco, el nuevo emperador, estaba decidido a acabar con la cultura judía.
Hubo muchos problemas, el Templo fue profanado y saqueado repetidas veces y con la conversión de bastantes judíos a la nueva religión helenística, empezaron las escaramuzas entre el propio pueblo judío. Quedaban pocas esperanzas cuando llegó el primer rayo de luz desde una pequeña aldea, de la mano de Matitiahu, quien huyó a los montes con un grupo de leales, para desde allí preparar la ofensiva.
Increíblemente, a pesar de ser muchos menos que los invasores, consiguieron derrotarles, llegando al Gran Templo para reinstaurar de nuevo sus creencias y tradiciones.
Una parte de esas tradiciones diarias era el encendido del Gran Candelabro o menorah. Cuando buscaron el aceite especial con el que debían encenderse vieron que sólo quedaba para un día, y sabían que el proceso de purificación para hacer más aceite llevaba toda una semana... Aun así, con alegría encendieron todas las velas del candelabro, y cuál fue su asombro cuando, según narra la leyenda, esas luces aguantaron milagrosamente encendidas ocho jornadas completas en las que el aceite no se consumió.
Al año siguiente comenzó a celebrarse la fiesta de Hannukah, en la que se recuerda lo sucedido con el encendido de las velas de los menorahs durante ocho días, y se reza porque las persecuciones religiosas no se repitan.
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