( Impreso en castellano en Sobre la Meditacion (Dhyana Vahini) cap. 7 )
Las almas realizadas son como los faros que señalan el camino a las
naves atrapadas en la impenetrable oscuridad en medio del océano. Los
faros espirituales muestran el camino a aquéllos que se debaten
ciegamente en la espesa noche de la ignorancia.
Todos hemos nacido del seno del único Señor. De la misma manera que
múltiples variedades de peces, cangrejos y especies marinas circulan
dentro de una gran pecera, multitudes de seres humanos circulan en el
mar llamado el Señor. Esto es en verdad un espectáculo asombroso.
Algunos no están desarrollados, algunos son subdesarrollados; nadan de
aquí para allá, codiciosos y egoístas. Entre esa multitud de seres
ignorantes existen algunas cuantas almas altamente desarrolladas, los
seguidores del sendero del Conocimiento y los yoguis (hombres centrados
en Dios). Puesto que éstos se encuentran mezclados con la masa
ignorante, se hace difícil distinguir a los sabios de los demás. Es
imprescindible un microscopio para identificar los glóbulos rojos en la
sangre; de manera similar, necesitamos un microscopio especial para
averiguar quiénes son los seguidores del sendero del Conocimiento; ese
microscopio no es otra cosa que la meditación.
En verdad, la Creación y las maravillas que encierra son motivo de
asombro. Pero bajo las actuales circunstancias, son muy pocos los que
buscan la luz y son guiados por ella. Así que, en vez de seguir a esta
persona o a aquella otra, aventurándose en caminos dudosos,
extraviándose, es mejor poner nuestra fe entera en el Señor mismo y
depender de El como si fuese la única madre, padre, gurú y guía. Así,
jamás se alejarán del verdadero camino; El jamás los dirigirá por el
camino equivocado. Para poseer esa firmeza de fe y esa experiencia, uno
debe adoptar la meditación. He aquí el único y solo medio. Basta con que
se medite sobre el Nombre y la Forma del Señor con Amor y con Fe; como
he dicho, pueden elegir el Nombre y la Forma que más les agrade.
En aras de esta disciplina espiritual ustedes deben cultivar la cualidad
de estar siempre llenos de alegría, con la sonrisa en los labios. Esto
les conferirá distinción. Además, le caerán mejor a la gente y el Señor
también se regocijará viéndolos. Por lo tanto, observen a la meditación
con inocencia, pureza y humildad.
De esa manera no fracasarán en alcanzar cualquier cosa por la que
luchen. No dejen que ninguna situación les altere el ánimo, no pierdan
el valor ante ninguna contingencia. Respeten a toda persona, sea cual
sea su jerarquía. Así, la cualidad del Amor Universal se desarrollará en
ustedes y la meditación progresará sin perturbaciones.
La meditación (dhyana) es el único remedio que permite la curación de
enfermedades sin recurrir a medicamentos químicos. Incluso la capacidad
de discernir y analizar aumentará, y por ese medio, cualquier
enfermedad, sin importar su gravedad, podrá ser sanada.
Toda palabra pronunciada por el hombre posee dos tipos de significados:
el obvio y el innato, el natural y el cualitativo. Las Upanishads toman
el segundo; elaboran, clarifican y dan a conocer a Dios. Una cosa
importante que hay que recordar es que es posible y deseable emplear el
poder entero de las palabras, mediante la dulzura y la suavidad. Si uno
ansía ver a Dios en cada objeto, la dulzura de la palabra aportará una
ayuda inmensa. Señor, Maestro, en estas palabras yace el secreto de
mucho cariño y aprecio. Utilizando tales palabras, ¡cuán felices podemos
hacer a los otros y cuán ligeras se harán las mentes de ustedes,
gracias a la práctica de la suavidad en la expresión! Cuando la
meditación se lleva a cabo en esa atmósfera de felicidad, ¡cuán
rápidamente es posible alcanzar la concentración!
Si por el contrario, al hablar ustedes emplean palabras que culpan y
desprecian a los otros, se convierten a su vez en el blanco de
acusaciones y éstas perturban su mente; entonces el propósito de la
meditación no se realiza, puesto que la atmósfera se hace impura. Por lo
tanto, si verdaderamente desean ser felices a través de la meditación
deberán, como paso preliminar, entregarse ya sea a la conversación
gozosa o a los pensamientos y recuerdos felices. La conversación suave y
dulce ayuda enormemente a la meditación.
El hombre deberá cultivar un carácter de este tipo, pues el carácter
sobreviene al cuerpo. Las virtudes constituyen la fuerza y la gloria del
hombre. El carácter es poder. Por lo tanto, témplenlo y utilícenlo para
alcanzar la Visualización del Señor. Manténganse firmes en ese
propósito.
Deberán tener contento, sea cual fuere la ganancia, pérdida o estado en
que se encuentren. Esto es esencial; el contento otorga felicidad y la
incrementa. Para la mente contenta, la vida es un festival interminable.
La mente preocupada por el deseo no encontrará la paz; cuando el deseo
le acosa, se hace imposible la concentración. El deseo es el infierno
del cuerpo, lo reduce a cenizas. El contento es el remedio eficaz para
eliminarlo. Así como un baño en las frescas aguas de un manantial
refresca al viajero exhausto y abrumado por el calor quemante del sol,
el hombre que sufre a causa del abrasador fuego de la codicia será
refrescado por las diáfanas aguas del contento.
Uno deberá tener el solo deseo de alcanzar la senda de la realización.
Uno no debe dedicar su vida a satisfacer los bajos deseos mundanales.
Dedíquenle todo al Señor; he ahí el genuino contento. Tal es el
resultado de la adquisición de la Paz Mental, de la Felicidad y el
Discernimiento, y también entonces se hace posible la Visualización del
Señor.
La recordación del Nombre y la meditación son los únicos medios para
adquirirlos. Unicamente ellos pueden otorgarles tal poder. No lo
encontrarán en ninguna otra parte.
Y sobre todo, si ustedes poseen felicidad, los otros dos se añadirán por
sí mismos. Nada le ofrece más al hombre que el contento. Es un tesoro
que en riqueza supera a los tres mundos. La persona contenta es capaz de
experimentar la indescriptible Gloria Divina. Es más feliz que el
poseedor del Kalpataru (el árbol que satisface todos los deseos). Puede
sumergirse dentro de sí misma y descubrir en sí la Bienaventuranza. No
busquen los goces físicos descartando el goce más permanente de la calma
interior y el contento.
No tengan apego por este cuerpo perecedero; utilicen su cuerpo como un
instrumento, considérense a sí mismos como algo aparte de este cuerpo
corruptible, que ha sido creado de la conjunción de los cinco elementos.
Conózcanse a ustedes mismos como el Alma indestructible. Así como la
casa que habitan está separada de ustedes, asimismo el cuerpo que los
envuelve durante breve tiempo es algo separado. El cuerpo es la causa
básica de todo este dolor, de todas estas calamidades, de toda esta
esclavitud. Compréndanlo bien: hagan que el cuerpo obedezca su voluntad;
nunca se dobleguen ante él, ni sigan sus caprichos. Estén preparados
para arrojarlo lejos de ustedes, resuelvan manejarlo y mantenerlo bajo
estricto control. Tienen que tratar cuidadosamente al cuerpo, deben
educarlo con suma atención.
Aunque todo lo que he mencionado anteriormente se relaciona con el Alma,
ciertas actividades deben ser emprendidas por todo el mundo. ¿Cómo usar
el cuerpo como un instrumento, por ejemplo, como una balsa, para cruzar
el río de la vida? Hasta que la otra orilla es alcanzada, o en otras
palabras, hasta que la verdad última se alcance, deben tener cuidado
para ver que no está dañado o roto o con fugas. No permitan que el barco
se deshaga, detecten los signos de esto. Es decir: come moderadamente
comida pura (sátvica) y sean disciplinado en sus actividades físicas.
Esta actividad dirigida a lo espiritual es la disciplina necesaria para
la verdadera práctica espiritual. Esto es lo referido como meditación,
el recuerdo del nombre, la adoración (puja), y los cantos devocionales.
Mientras practican tal disciplina, así como después, , deben ser
alegres, no deprimidos. No deben olvidarlo, no se cansen ni intimiden.
Si se cansan, al finalizar la meditación del día pueden comer unos pocos
granos de maní o semillas de almendra empapadas en agua . Esto
refrescara su cuerpo y lo dotara de fuerza.
Así que todo hombre debe desarrollar la virtud del contento a través de
la práctica espiritual de la meditación. El contento es una cualidad
sátvica (equilibrada), no los convertirá en perezosos, no, ¡en absoluto!
Más bien permitirá a la mente viajar hacia el Señor; otorgará la paz.
También impedirá las actividades no esenciales cuyo propósito es la
ganancia egoísta. El hombre contento será enteramente sátvico (puro);
llevará una vida interior en comunión con el Alma. Tal hombre puede
realizar cualquier trabajo sin descanso y sin quejarse, las ondas
mentales que en él oscilan en muchas direcciones alcanzan una sola meta.
Los sabios, discípulos y yoguis del pasado alcanzaron la meta de la vida
gracias a la paz que les advino mediante el contento. Este otorga a
todos los aspirantes espirituales el entusiasmo y el vigor necesarios
para emprender el sendero que conduce a la autorrealización. Al estar
contento, el aspirante espiritual tiene la capacidad para ignorar los
peligros y las dificultades de ese camino; mira como veneno todas las
cosas impermanentes de esta vida, las rechaza como basura. Mediante el
contento se desarrollan el discernimiento, la renunciación, el espíritu
inquisitivo. El relato de Meera es un ejemplo de esto. Comprendan bien
las historias de Radha (consorte de Krishna), Jayadeva (gran poeta) y
Gauranga (devoto de Krishna). Les enseñarán la Verdad.
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